Anoche vi Rocky 8. Rocky 6, perdón. Siempre tengo la sensación de que llevan 8 ya. No recuerdo haberme reído tanto en una película desde "Mission Imposible: 2" («Estos españoles están locos. Queman a sus santos». Sí, majete, y porque no has estado en los sanfermines de Valencia, que allí le prenden fuego a los toros antes de ponerlos a correr también, mientras todo el desfile de dolçainers va por la calle y la gente está haciendo castellets).
En fin... como en aquella ocasión, no podía estar en mejor compañía, y los chistes y las caras de "No. No es posible que acabe de decir lo que he escuchado que acaba de decir" eran casi constantes, hasta el punto de doblegarse en ocasiones sin poder contener la carcajada. En serio, me he podido imaginar sin problemas al guionista de esta entrega retorciéndose de risa por el suelo mientras pensaba "ahora le voy a poner que diga esto cuando ella le diga que va a buscar piso porque vive en una casa en ruinas". Y llega el Stallone, y con la voz más jodidamente autoparódica que he oído nunca (sólo es más divertido aún en los momentos en los que habla con su viejo entrenador, que parece Colombo), suelta tan campante: "Los pisos están bien". Y luego habla acerca de que esos edificios llevan un siglo en pie, y que uno también estaría hecho polvo si llevara un siglo de vida, y se acerca a acariciar el piso, y le dice algo como "Tranquilo, piso, tranquilo", o "Yo te comprendo", o yo qué sé, porque cada frase suya era más kafkiana que la anterior.
Me pregunto cómo hubiera sido el combate final si el negro cachas no se hubiera fracturado la mano al chocarla contra la cadera de Rocky. O contra el implante de titanio de la cadera de Rocky, mejor dicho...
En fin, no os la perdáis. Es la última vez que podréis ver a Rocky en la pantalla grande. Al menos, hasta Rocky 7: El Boxeador Cadáver. Un stop motion en proyecto entre Jan Svankmajer y Tim Burton.
P.D.: El Universo sigue conspirando contra mí (ayer me robó una estrella fugaz). Pero si no te gustan los números, los borras y ya no están. ¡Gracias, jeune!
En fin... como en aquella ocasión, no podía estar en mejor compañía, y los chistes y las caras de "No. No es posible que acabe de decir lo que he escuchado que acaba de decir" eran casi constantes, hasta el punto de doblegarse en ocasiones sin poder contener la carcajada. En serio, me he podido imaginar sin problemas al guionista de esta entrega retorciéndose de risa por el suelo mientras pensaba "ahora le voy a poner que diga esto cuando ella le diga que va a buscar piso porque vive en una casa en ruinas". Y llega el Stallone, y con la voz más jodidamente autoparódica que he oído nunca (sólo es más divertido aún en los momentos en los que habla con su viejo entrenador, que parece Colombo), suelta tan campante: "Los pisos están bien". Y luego habla acerca de que esos edificios llevan un siglo en pie, y que uno también estaría hecho polvo si llevara un siglo de vida, y se acerca a acariciar el piso, y le dice algo como "Tranquilo, piso, tranquilo", o "Yo te comprendo", o yo qué sé, porque cada frase suya era más kafkiana que la anterior.
Me pregunto cómo hubiera sido el combate final si el negro cachas no se hubiera fracturado la mano al chocarla contra la cadera de Rocky. O contra el implante de titanio de la cadera de Rocky, mejor dicho...
En fin, no os la perdáis. Es la última vez que podréis ver a Rocky en la pantalla grande. Al menos, hasta Rocky 7: El Boxeador Cadáver. Un stop motion en proyecto entre Jan Svankmajer y Tim Burton.
P.D.: El Universo sigue conspirando contra mí (ayer me robó una estrella fugaz). Pero si no te gustan los números, los borras y ya no están. ¡Gracias, jeune!
4 comentarios:
Me dejas desolada. Yo que estaba toda emocionada con ese bonito subtítulo: "Nada termina hasta que tú sientes que termina"...
Sin duda, Rocky es la clase de hombre que necesito... La clase de tío que lleva bombillas de 120 W en los bolsillos, por si acaso. La clase de tío capaz de acariciar una pared susurrando "Tranquilo, edificio, tranquilo". Ais. Creo que me acabo de enamorar de un sexagenario! Pero ¿quién puede resistirse a alguien llamado El Potro Italiano? Un beso.
Oh, por favor, Servidora, nada más lejos de la realidad. La película en sí está muy bien, sobre todo si la imaginas como una película de animación con canguros en vez de personas. Bueno, el perro (punchy...) puede seguir siendo un perro. Que no es que no haga nada, es que no hace movimientos innecesarios.
Desde luego, yo también me he enamorado de Stallone (por cierto, Yoshiki, si lees esto: adivina quién hace de hijo de Stallone. Pista: bocatorta). De mayor también quiero tener músculos hasta en las hemorroides.
Es una peli entrañable, ya poniéndome en un plan más serio. De hecho, es apta para menores de 7 años, si no recuerdo mal. Happy Feet es más dura. También lo digo en serio.
Mira pues, esta mañana que iba corriendo por el parque y he desoido a las ganas que me han entrado de subir corriendo las escaleras de la antigua estación por culpa de tus críticas... No tienes corazón, diantres :-P
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