14.12.09

Dooooooooonde caben dooooooooooos caben treeeeeeeees (Esta mañana me he levantado...)

Además de la novia más guapa del mundo, también tengo al gato más guapo del mundo. ¡Bienvenido a casa, panterita Yin!


9.12.09

Dos asuntos de rabiosa actualidad (Esta mañana me he levantado...)

El primero, sobre las descargas. Ver a los burócratas decidiendo sobre Internet me da el mismo repelús que ver a este pobre pakistaní delante de una puerta automática:



No saben eso de "si no lo entiendes, no lo toques". En fin... me adhiero a la Carta por la Innovación, la Creatividad y el Acceso al Conocimiento

Y en otro orden de cosas, volvemos a los crucifijos en las aulas... mira que le cuesta a la gente llegar a consensos. Que propongan a ésta (que además es ecologista) en vez de tener a un tío muerto y verán cómo consiguen mayoría absoluta:

8.12.09

ChaChaChaChaChaaaaaaaangeeeeeeeees (A veces pasan cosas)

Dicen que la única forma de permanecer en el mismo sitio es cambiar constantemente. Hay algo de todo eso en los últimos meses (o el último año, más bien), una sensación de haber recorrido miles de kilómetros sólo para poder quedarme donde estaba: termino de trabajar en un sitio, me intento centrar en terminar el máster, y acabando de levantarme un día descubro que tengo una compañía de videojuegos "a tercias" con dos socios, y toda una nueva aventura por delante.

Si me dicen hace cinco años que estaría trabajando de programador, me hubiera reído. Si me dicen hace dos que tendría una novia estupenda y trabajaría en el equipo de desarrollo de videojuegos más divertido del mundo en una compañía puntera española, me habría reído más. Si me dicen hace uno que tendría mi propia empresa con monos en recepción y colgados del techo, también me habría hecho gracia.

Y allá vamos. Con nuestro primer juego en el mercado. Con ganas de ir pasito a pasito e intentar hacerlo bien (y pasarlo mejor) mientras el dinero nos lo permita. Aprendiendo desde cero todo lo referente a un mundo nuevo, sintiéndonos alienígenas en un mundo hiperburocratizado. Con tres o cuatro buenas ideas en la recámara, y alguna más muy buena. Naves y nubes, ecología, educación y divertimento, mundos extraños por explorar sin estar seguros de que estemos hechos de la pasta necesaria para sobrevivir. Pero supongo que no se trata de sobrevivir. Nadie vive para siempre, al fin y al cabo. Se trata de seguir haciendo de este mundo un extraño lugar que merezca la pena ser colonizado por hordas alienígenas en algún futuro no demasiado lejano.

Seguiremos trabajando en ello. So say we all.

12.8.09

12A Guan Mor Taim (A veces pasan cosas)

Volvemos al Día de los Sueños Rotos, donde esos sueños rotos caen a la Tierra en forma de lluvia de estrellas. Con un poco de suerte, el tiempo acompañará y tendremos un pico de estrellas fugaces de las siete a las diez y media de la noche. Buena ocasión para dar un paseo por la playa bajo una luna menguante que oscurecerá (irónicamente, por su potente luz) la visualización de la lluvia.

Si creéis en los deseos, pedidlos; si creéis en vosotros, llevadlos a cabo.

7.8.09

123456789 (Esta mañana me he levantado...)

Dentro de un rato asistiremos a las 12:34:56 del 7/8/9. Felicidades a todos los que asistan a tan numérico acontecimiento siendo conscientes de él.

21.6.09

Robots e Imperio (A veces pasan cosas)

Llevo unos días escuchando noticias acerca de nuevos artefactos robotizados pensados para misiones militares: helicópteros teledirigidos con ametralladoras incorporadas, "perros robot" a los que quieren incorporar ametralladoras, pequeñas tanquetas con ametralladoras incorporadas, serpientes espía (a las que de momento no les han encontrado dónde incorporarles una ametralladora...).

Hay por los youtubes un vídeo en el que sale aún bastante animación 3D de lo que se pretende con esos bichos, y algún prototipo real que ya está en funcionamiento (si no sabéis cómo distinguirlos, los de 3D disparan ochocientas balas por minuto, sin sufrir el retroceso del disparo; los reales pegan un tiro cada tres segundos, cuando se han logrado recuperar de la sacudida del anterior).

Si queréis saber en qué industria es buena idea invertir vuestros ahorros, no lo dudéis: buscad una que esté haciendo I+D en pulsos electromagnéticos portátiles (y, a poder ser, robotizados). Y comprad un par cuando estén hechos, que antes o después parece que los vamos a necesitar...

Cuánta violencia suelta por ahí, qué asco...

27.5.09

Ilusiones (A veces pasan cosas)

Parte de no escribir nada últimamente se debe a que tenía 404 entradas y cada vez que iba a escribir algo me decía a mí mismo "404: Blog not found". Los internautas avanzados entenderán el chiste.

Hace un tiempo leí en algún lugar que el castellano es el único idioma en el que la palabra "ilusión" tiene una connotación positiva. En el resto, "ilusión" es sólo sinónimo de engaño, de impostura, de truco para hacer creer lo que no es. En este sentido, que es el de su primera acepción en castellano, entendemos asuntos como la ilusión de magia o la ilusión de los niños por el Ratoncito Pérez o los Reyes Magos.

Pero además, en castellano también puede significar un sentimiento de esperanza por algo (que puede verse cumplido o terminar siendo sólo un engaño como en la primera acepción). Y, sobre todo, es un sentimiento de vivacidad en general por algo o alguien, independientemente de cómo resulte. Una energía que se desprende basándose en la actualidad de tus vivencias reales. Mientras escribo esto, noto cómo me cuesta definir este tipo de ilusión sin que se le pueda criticar que incluso esas vivencias reales pueden ser una malinterpretación o un engaño de lo que en la realidad objetiva (o en otra realidad subjetiva) está ocurriendo.

En el caso de las parejas o trabajos, a veces se escucha que alguien ha perdido la ilusión. Cabe preguntarse si lo que ha sucedido realmente es que esa ilusión se ha convertido en el sentido usual de ilusión, y se ha encontrado con un desengaño o con una esperanza inclumplida. ¿Una desilusión entonces debería implicar tristeza por el engaño descubierto o alegría por encontrarse con la realidad, por inconfortable que sea ésta? Quizá un poco de cada.

El otro día me encontré un par de mariposas revoloteando en lo más alto castillo de Santa Bárbara de Alicante. Una de ellas se paró a un metro de mí, y se dejó fotografiar a menos de diez centímetros. Al terminar la foto, se marchó, presumida ella. Me hizo ilusión acordarme de Natxo y de sus "señales" con Glo. En cualquiera de las acepciones de la palabra ilusión. Y todavía me hizo más ilusión compartir el viaje con una persona tan excepcional como Marta. Hay gente que es pura ilusión, en el buen sentido de la palabra. Ella no sólo la tiene, sino que es capaz de generarla a su alrededor.

14.4.09

La voz de los muertos



Mi Reina Republicana merece una despedida con honores, a falta de un drakkar vikingo al que lanzarle flechas ardientes y ver desaparecer en el horizonte de una de sus amadas rías.

Tengo de nuevo la sensación de que hubiera un guionista loco que lía y deslía los avatares de la vida y la muerte según cábalas que ni siquiera él tiene del todo claras. Son muchas las cosas que quiero decir, sin ningún orden en particular, y otras muchísimas más las que olvidaré decir, aunque probablemente sean tan o más importantes que las que diré.

Los que conocieron de verdad a Gloria saben que detrás de esta gran mujer, por su corazón y su estatura, se escondía una gran inseguridad que a su vez trataba de ocultar con grandes risotadas, gritos rotundos o incluso carreras por las calles para huir del mundo.

Fueron muchas las ocasiones en las que se subestimaba, en las que se quejaba de que espantaba a la gente por su forma de ser tan "desmanotada" y que nadie quería saber nada de ella, que había perdido poco a poco a todas sus amistades por falta de trato. Fueron muchas las ocasiones en las que se sintió sola, desamparada, con una niña pequeña interior llorando por un poco de cariño en un cuerpo de mujer adulta que, en teoría, "no debía permitirse esos desmanes".

Pero los que la conocieron saben que los protocolos no iban mucho con ella. Saben que no tenía reparos en decir lo que pensaba (a veces con todo el cariño y otras con toda la maldad del mundo), en salir corriendo, quizá en responder con un grito si alguien la sorprendía llorando en el despacho en alguna de sus infinitas tardes desoladas en la Universidad.

Durante los últimos años conseguí abrirme paso entre muchas de sus corazas, y voto a bríos que me costó más de una carrera llegar hasta ella en plena huida y forzar un acercamiento más racional y calmado a sus problemas.

Ella fue mi "mamá pato" en la Universidad ("mamá pato" es el síndrome provocado por el primer profesor que te da clase en la Universidad); en el caso de Glo, al ser tan humanamente abierta a sus asustados alumnos, provocaba ipso facto un sentimiento de seguridad al consultarle cualquier tipo de dudas relacionadas con la Universidad, y que más tarde se traducía en un sentimiento generalizado de cercanía en otros tantos ámbitos de la vida. Era, más que profesora, la amiga a la que se invita a bodas y bautizos, a quien se recurre ante cierto tipo de dilemas; fue una auténtica mentora en todos los aspectos, sabia como era a la hora de dar consejo, abrazos o simplemente, escuchar.

Así que, como mentora, profesora y amiga, traté de corresponderle haciéndole ver lo ya contado: que había logrado que muchísima gente mejorara en su vida e incluso alcanzara sus sueños, que había muchas personas que la admiraban (¡yo el primero!) por sus muchísimas cualidades, que quizá no tuviera mucho contacto con cierta gente, pero que probablemente porque ella no había pedido ese contacto, y que en caso de pedirlo se daría cuenta de cuántos estarían allí.

En esta simbiosis Gloria fue cambiando poco a poco de actitud. Se dio cuenta de que, aunque muchas de las cosas que le decía fueran incorrectas, algunas de las preguntas eran adecuadas. Y lo que es más, el hecho de hacerse preguntas de las que no sabía la respuesta la ayudaba a investigarse y comprenderse mejor.

Hace cuatro meses, irónicamente justo antes del comienzo de la hecatombe, me escribía un correo desde Galicia contándome que el retiro espiritual le había sentado perfectamente, que se sentía llena y sin nada de lo que quejarse; en particular, se sentía contenta por tener un trabajo que le entusiasmaba y en el que podía tratar con gente interesante, y se sentía muy afortunada por tener una hija que estaba criándose tan bien que a veces pensaba que de dónde sacaría tan buena templanza (a diferencia de sus propias historias de cuando era niña y los dolores de cabeza que probablemente daría a su madre). Le gustaba la idea de "enfrentarse" al reto de ver crecer a su hija, de tener los sufrimientos de madre y disfrutar de cuando empezaran a gustarle los chicos. De cuando pudieran hablar de sus cosas. Además también quería hacerlo bien para que su propia madre estuviera lo más orgullosa posible.

En los aciagos días venideros me dejó varias veces entrever que tenía miedo de haberlo hecho mal con su hija y de haber decepcionado a su madre; el tema de haber empezado a fumar casi por llevar la contraria, a sabiendas de lo que le sucedió a su padre y del disgusto que le daría a ella si le pasara algo. Y de cómo, aunque lo terminó dejando hace unos años, seguía teniendo la sensación de que un buen día, cuando todo en su vida estuviera bien, llegaría un mal tumor dándole la sorpresa.

Desgraciadamente, acertó en esta última parte. Pero no así en la visión que su madre tenía de ella; en sus últimos días no le faltaron ocasiones en las que se sorprendió de que la imagen que su madre tenía de ella fuera inmensamente mejor de la que ella creía. Y su hija le demostró a base de bien que estaba preparada para hacerle frente a las adversidades, por asuntos de mayores que pudieran ser. Si hubo una madre orgullosa de su hija, ésa era Glo. Y si una hija debe enorgullecerse de su madre, ésa es María.

Una de sus preocupaciones recientes fue que María aprendiera la lección de alejarse del tabaco y de las autodestrucciones en general. No querría bajo ningún concepto que hubiera cometido la estupidez que ella cometió a sus veintimuchos. Este mensaje también lo haría extensible a Antonio, porque era consciente de que, si le pasaba algo, necesitaría que él tuviera toda la entereza y sensatez posible para seguir adelante con la labor que tan gustosamente habría querido compartir de criar y ver crecer a su hija.

De las aficiones de Glo se ha hablado mucho: adoraba nadar (se sentía agradablemente identificada con los hipopótamos de las viñetas de El País "Hipo, Popo, Pota y Tamo", le habría encantado la de ayer), estaba aprendiendo a patinar (o a conseguir un culo duro a base de callos), y adoraba la música. Sentía una gran admiración por la gente capaz de leer partituras y tocar algún instrumento, gente que entendía el lenguaje de la música (y como profesora especializada en lenguajes, a su vez ella tenía una comprensión de sus implicaciones que muchos músicos seguramente no tengan). Se le caía la babita viendo "crecer" a sus polluelos, asistiendo a sus progresos, yendo a sus lecturas de proyecto o recibiendo visitas de sus antiguos alumnos, contándoles cómo les fue en la vida, e invitándola a bodas y bautizos. Echaré de menos no poder invitarla a la mía propia.

La admiración formaba parte de su sistema de vida. Hay tanta gente a la que admiraba, tantos que no saben ni sabrán nunca que gente como ella le profesaba tanto afecto: compañeros del JENUI, el gran Forges, J.A. Millán, J.J. Millás (o al revés, ella siempre los confundía y yo no voy a ser menos), viñetistas varios, Kiri Te Kanawa (doy gracias por poder haber asistido contigo a ese concierto), los incombustibles Doctor Divago (que se quedan huérfanos de su fan número uno), y sobre todo mujeres escritoras como su incondicional Marujita Torres, mujeres científicas, mujeres emprendedoras que, como ella, habían dejado atrás el "eso es cosa de hombres" y demostraron sobradamente su valía.

Porque si algo había contra lo que ella luchaba era contra la vejación a las mujeres (que como reza la cabecera de su blog, siempre recordó como estandarte a abatir), la opresión a los débiles, la hipocresía de los políticos y sus compinches (la SGAE puede felicitarse por la tremenda detractora menos que tiene), todas las cosas que le llevaron a comulgar con Amnistía Internacional en su intento de hacer del mundo un lugar mejor.

Un lugar mejor... un lugar donde poder poner a Doctor Divago o cualquier otra canción de su enorme lista de reproducción en el despacho o en casa a todo volumen, y marcarse un bailoteo desenfadado con amigos y familia. Un lugar donde tener sus ansiadas rutinitas (acabo de caer en la cuenta del juego de palabras que supone que tu profesora de programación aprecie las rutinas), como leer todos esos sitios enlazados desde su blog, echarle un vistazo a las noticias de meneame, a los vídeos de llamamelola, a los "no puedo creer que lo hayan inventado", a los millones de curiosidades, en definitiva, con los que nos obsequiaba de vez en cuando en el correo. Y cada enlace cuidadosamente filtrado para cada persona, nada de esos odiados mensajes de SPAM indiscriminado.

Su labor como docente... bueno, qué voy a decir. Espero que los alumnos a los que también deja huérfanos se expriman al máximo en su recuerdo. Ella admiraba a la gente capaz de dar aún un poco más de sí, por muchas trabas que pudieran tener. Ernest Breva o Natxo sabían mucho de esto.
Estaba orgullosa de cómo había llevado el tema de su tesis doctoral, compatibilizándolo con su vida familiar. Sus "sistólicos" y sus historias de doctorado (mezcladas con varias del Tito Domingo y otra mucha gente cuyos nombres desgraciadamente olvidé) eran frecuentes en sus momentos "batallita de la abuela cebolleta", donde sacaba su mejor sonrisa nostálgica y sus risas sin complejos. Para pocos complejos, la decoración atípica de su despacho, plagada de recortes y con la eterna promesa de hacer limpieza algún día, con la pizarra llena de garabatos artísticos de su hija (y a los que prohibía expresamente borrar) y su sempiterno ordenador-tupperware de la manzanita haciendo sonar a todo trapo música en el escritorio.

Las risas que inundaban la planta baja del edificio de despachos ya no se volverán a escuchar. Su voz preciosa, cálida, aterciopelada (siempre me recordó de alguna forma a la de Lydia Bosch, pero a ella la comparación no le parecía en absoluto adecuada; ni le gustaba su voz, ni Lydia Bosch) no volverá a enseñar sobre la tarima los misterios de los autómatas, de los lenguajes, de los números "estúpidos", "estupendos", "alborotadores", o cualquiera de esos grupos que siempre le chinchaba diciendo que eso no existía y que se inventaba los nombres sobre la marcha.

No habrá más paseos por la playa de Castellón, quejándose de que aquí no tenemos ni puta idea de qué es una ola, pero que a cambio tenemos unos colores de cielo preciosos. No nos contará más historias de cuando era la más grande de la clase o cuando un grandullón de la carrera la levantó a peso. Todas las historias que me contó de su vida y que mi memoria no logró retener con detalles, historias que espero que alguien recuerde y pueda contar algún día a su hija, porque son divertidas y muestran a la verdadera Glo, a la que tan pronto se picaba con su profesor de TALF como terminaba medio borracha en una fiesta sentenciando que sí, que vale, que su culo era gordo y peludo pero era suyo y le gustaba.

La Glo que jugaba con los números y las letras, que adoraba a Sagan y sus series y sus libros, la amante de los primos y los irracionales (ahora se reiría, diciendo que esa frase queda ambigua), el hueco que deja en muchos de nosotros es tan grande que apenas se podrá rellenar con recuerdos.

Hay gente que no le dijo lo que pensaba de ella, y gente a la que ella no le llegó a decir lo que opinaba de ellos. Al menos, yo le pude decir todo esto en su momento, en sus momentos en los que a veces perdía el rumbo, sólo para recuperarlo poco después y disculparse por esos momentos de flaqueza. Esos momentos en los que recordaba la frase de Alfred en Batman Begins: "¿Por qué nos caemos? Para aprender a levantarnos". Y aprendía a levantarse. Y se caía de nuevo. Y se volvía a levantar, y esta vez aguantaba un poco más en pie, y hacía callo al volver a caer. Y de nuevo para arriba.

En toda esta vida de relato, en la que ella por fin había decidido que quería estar y que escribió en sus propias páginas, llegó un guionista loco que sentenció que su personaje estaba por fin completo, y que era el momento de darle final a su obra.

Tal día como hoy de hace casi cien años se hundió el Titanic, también de madrugada. El barco insumergible.
Hoy se fue una mujer titánica, y el mundo es un poquito más feo y más triste, sin su risa... sobre todo, su risa.

Si hay alguien por quien merece la pena llorar, es por nuestra Randy Pausch particular. Si ella estuviera aquí, recordaría el gesto de los dunedianos de recoger con el dedo sus lágrimas para beberlas (en Dune, el agua no sobra y le impactó mucho esa escena). Como ella ya no está aquí, o mejor dicho, está diseminada en las miles de personas que la conocieron, las cientos a las que cambió el rumbo, las decenas que la conocían de cerca y el puñado que la quisieron con locura, deberemos recordar por ella.

Haced el mundo un poco mejor. No importa cómo ni cuándo, sólo hacedlo. Y no por ella. Hacedlo por los que nos quedamos, y hacedlo por los que vendrán. Y sonreíd en cuanto podáis enjuagaros las lágrimas, porque es lo que ella siempre hubiera defendido.

Ojalá que nos volvamos a ver. Gracias, Glo, y hasta siempre.

Hasta luego, y gracias por el pescado

Te echaré de menos, Glo... ahora ya eres una con la Fuerza.

8.3.09

Darwinismo social (A veces pasan cosas)

Hace poco escuché en la radio alguien que afirmaba que, en estos tiempos de crisis, se imponía (o se quería imponer) un darwinismo social en el que sólo los más fuertes sobreviven.

Darwin nunca postuló tal cosa. La hipótesis de Darwin fue que son los que mejor se adaptan a los cambios quienes tienen mayores posibilidades. No siempre son los más fuertes quienes mejor se adaptan.

4.3.09

Persona desaparecida

Me llega este aviso del abuelo de una amiga. Os ruego lo difundáis por la gente de los alrededores de Castellón:



MANUEL ARANEGA FORTES


VARON 1.60m, 78 AÑOS, PELO CORTO BLANCO, OJOS MARRONES Y CORPULENCIA GRUESA.

LLEVABA PANTALÓN DE PANA AZUL, CHAQUETA AZUL OSCURO Y GORRA AMARILLA.

LLEVA MANO VENDADA Y OJO MORADO.



POR FAVOR, SI ALGUIEN LO VE, PONERSE EN CONTACTO EN EL 964240963 O CON LA POLICÍA.

22.2.09

Monstruos (Esta mañana me he levantado...)

Sucedió la semana pasada, pero no he tenido tiempo de comentarlo hasta ahora. He aquí el relato de lo que le ocurrió a un conocido, que demuestra que en este mundo tampoco faltan monstruos:

Quiero compartir con vosotros algo que me ocurrió en RENFE, el cercanías Valencia-Castellon de las 11:30 de la mañana del 14 febrero 2009. En realidad es una situación muy típica en el cercanías a Castellón. Había un hombre mayor, con cierto sobrepeso. Iba con una gorra de quinceañero, gafas de sol, zapatos, chandal y un gran abrigo. Portaba una vieja maleta y unas grandes bolsas. No iba especialmente sucio y tenía una gran barba blanca que delataba su edad. Llamaba la atención por la curiosidad de su pinta. El hombre estaba en silencio, sin molestar a nadie, en uno de esos asientos a lado de las puertas del vagón, tranquilo en el traqueteo del tren. Pasó el interventor justo cuando el tren estaba parado en una estación desierta. El pueblo se veía a lo lejos. El revisor era un hombre delgado, joven, con cara de pocos amigos. Le pidió el billete. El señor se puso a buscarlo entre su grande chaquetón. De manera inmediata el revisor accionó una palanca situada arriba de la puerta, se abrió la puerta y se oyó un pitido de alarma. Al minuto llegaron dos orangutanes. Dos guardias jurado. Uno de ellos negro (probablemente en un intento empresarial de demostrar que los guardias jurado no es un colectivo racista). "Lleva diez minutos buscando su billete" les dijo el interventor. Era mentira. Acababa de pedírselo, pero era una situación propicia ya que el tren estaba parado en una estación. El señor mayor no decía palabra. Lo mismo no les entendía. Entre los tres tiraron su maleta del tren y las bolsas. Después ayudaron a bajar peldaño a peldaño, las escaleras del tren. Estaba claro que el señor tenía problemas de movilidad, probablemente debido a su edad. No dijo nada. El tren arrancó dejando al viejo en aquella abandonada parada, con un sol de justicia. Tuve una sensación extraña, de compasión , de tristeza de empatía y frustración viendo aquello. Es esa sensación que tienes cuando abstraes un poco y piensas, menuda mierda de mundo. Menuda gentuza y menuda mierda de democracia.
El revisor siguió pidiendo billetes. Y llegó a mi. "El billete" me dijo. Se lo enseñé. " 'Mu' bien" me confirmó. "Muy bien, no." le dije "No me parece bien como has tirado a esa persona del tren". "Las vías del tren, la catenaria y los trenes los compra el estado y todos deberíamos tener el derecho a viajar, a trasladarnos. Me importa un pepino si el hombre tenía billete o no". "Si no lo tiene lo llevas a Castellón y allí estudiáis que ha ocurrido, pero no es normal que lo echéis así del tren, a un pobre viejo indefenso que apenas se podía mover". "Métete en lo que te importa" me contestó. " Es que esto me importa y hay una cosa llamada humanidad". Justo paró en tren en la siguiente estación. Accionó nuevamente la palanca: "Pues ahora te bajas tú". "Yo no me voy a bajar, he comprado mi billete a Castellón y pienso llegar a Castellón". Al minuto estaban los dos orangutanes. "Tenia los pies encima del asiento" Dijo el interventor. Era mentira. "Bájate del tren", me dijo uno de ellos. Yo no pensaba hacerlo. Todo pasó muy rápido. De repente un señor empezó a gritar:"El muchacho tiene razón, dejadlo en paz". "Dejadme en paz" insistí, sólo he dicho que hay que tener un poco de humanidad y parece que este interventor está pasando un mal día". El revisor empezó a a notar como la gente decía cosas. Presionado por aquellas voces accionó nuevamente la palanca y el tren arranco, continuando su camino. Uno de los orangutanes me pidió el DNI. Pero yo tampoco se lo tenia porque dar. No te lo voy a dar. Inmediatamente coge el móvil y llama el guardia jurado a la guardia civil de Nules" hay aquí un señor que no me enseña el DNI, así que en la parada de Nules os esperamos, se apea del tren y vosotros os encargáis de él". De repente me había convertido en un peligroso delincuente. La intención no era que les enseñara el DNI, la intención era echarme del tren con algún motivo. Al final les enseñe el DNI, y apuntaron los datos. No tenia ganas de quedarme tirado en Nules. 'Vas de listo y te va a llegar una sanción" me dijo el interventor. Llevo 14 años cogiendo el tren Valencia-Castellón y nunca me había pasado nada igual. 'Yo pagaré la sanción, pero bastante desgracia tienes de tener un trabajo donde echáis a gente indefensa que no hace mal a nadie, del tren. Hay una cosa llamada humanidad. Menudos valientes estáis hechos."
Estaba pensando que al final no me echaron del tren, ni me pegaron, ni nada. Sólo que pagué una injusta sanción. Pero simplemente porque dije, con educación, lo que pensaba. Porque al fin y al cabo y afortunadamente, yo me defiendo.

VampyS

15.2.09

Comunicación (A veces pasan cosas)

¿Podría un lenguaje universal lograr romper todas las barreras de la comunicación humana? En un mundo ideal, todos los habitantes del planeta podrían entender qué está diciendo otra persona, sin importar el lugar en el que hubiera nacido.

La lengua es la expresión de la realidad que rodea a los habitantes de un determinado lugar. Difícilmente en el idioma nativo de un nómada del desierto existirá palabra alguna para designar al hielo poco oxigenado, de la misma forma que un esquimal no tendrá significados verbales para los tipos de dunas de arena que se pueden formar. Obviamente, cada uno de ellos podría inventarse al vuelo una palabra para designar esas realidades tan alejadas de las suyas, pero no lo conseguirían sin perder la historia que seguramente subyace debajo de esa palabra, su etimología.

Pienso, por ejemplo, en la palabra "animador". Hoy por hoy, designa tanto a aquél que ameniza reuniones socioculturales como al especialista en mover seres virtuales en la pantalla. En ambos casos, una cultura aburrida o sin ordenadores podría inventarse una palabra para un viajero recién llegado cuyo trabajo fuera éste, pero por el camino se perdería seguramente el concepto de transmitirle alma (o ánima) a un objeto carente de ella, o a una persona con el espíritu bajo de ánimos. Un animador, casi por etimología, tiene que ser empático (y hasta simpático): debe ser capaz de aprehender (em) la psicología de la otra persona (su psique, donde "psi" vuelve a ser la palabra griega para "alma") para recorrer con él (sim) su "pathos", el sendero por el que discurren sus emociones ("emotio" está muy ligado al movimiento, a lo que nos hace movernos, adquirir un alma y usarla).

Desde mi punto de vista, sería imposible que toda la gente del planeta se entendiera efectivamente usando una única lengua, porque los pequeños matices de cada palabra pueden significar todo un mundo para la persona que los pronuncia, y para la persona que los recibe (ahora mismo estoy pensando en el propio título "Lost in translation"). Si incluso compartiendo idioma a niveles profundos de conocimiento, dos personas pueden encontrarse con que no son capaces de entenderse...

¿Que al menos podrían comunicarse a un nivel bastante rudo y de supervivencia? Seguro, pero para eso tampoco es necesaria una lengua única, sino sólo un poco de voluntad de comprensión. Por regla general, compartimos los suficientes referentes humanos como para entendernos en lo básico señalando y gruñendo, cambiando nuestras expresiones anímicas. Para el resto, y a título personal, antes que una lengua única artificialmente expandida, preferiría aprender los rudimentos de las lenguas en las que tuviera que sumergirme, para (de esa forma) intentar entender realmente el espíritu, la psicología, de los moradores de ese hábitat, su alma.

P.D.: Me pregunto cuántas parejas habrán roto ayer por una mala comunicación. Si alguien encuentra alguna estadística, me haga el favor de hacérmela llegar.

11.1.09

Con ustedes, noticias breves (Esta mañana me he levantado...)

La buena: Papá Noel me ha traído (de importación de Londres) a la asturiana majísima que le pedí como novia.

La mala: servidora está malita. Desde aquí vayan mis mejores deseos para que todo sea un susto y esté pronto dando caña.

La fea (por rellenar el cupo): Un oso panda muerde a un visitante de un zoo. Y es que la gente se olvida de que un panda es, después de todo, un oso.