30.9.19

A. Pérez

Exactamente veintisiete mil doscientas treinta y dos líneas de código le llevó escribir la rutina. Bastante menos le llevó cambiar las persianas para que pudieran ajustarse al extravagante mecanismo de la pared. Las magulladuras en las manos por su poca habilidad con las nuevas herramientas que compró para la ocasión no tardaron en curar.

En total, aproximadamente dos meses de no ver la luz, en un sentido casi literal la mayor parte del tiempo. Y no solo por estar pegado al monitor de su portátil durante horas interminables leyendo pantallas y pantallas de líneas pulcramente indentadas escritas en C++. Una vez compilado el código, enlazado contra la librería de control del chip, y ejecutado en el sistema que había construido desde cero a propósito, el pequeño pero potente motor sería capaz de subir y bajar las persianas de su habitación con solo dar palmas: tres palmadas para abrir, cuatro seguidas para cerrar.

Solo quedaba probarlo. Dio tres palmadas, y se hizo la luz. Dio cuatro palmadas, y la oscuridad volvió. Sonrió para sus adentros.

Desde ese momento, por fin podría ahorrarse la pereza que le daba tener que estirar el brazo para bajarlas cada vez que le molestaba el sol.

Este microrrelato participa en la iniciativa Divagacionistas.

15.9.19

Aguafiestas

Repasó el estante junto a las sales milenarias del Himalaya que estaban a punto de caducar. Todos los tarros estaban impecablemente en fila, ordenados por tamaño (una estética armónica era fundamental en su negocio), con todas sus etiquetas mirando al frente en una formación digna del más disciplinado ejército.

Se le escapó una sonrisa de orgullo: tenía la mejor colección de aguas de todas las tiendas naturópatas que conocía: agua de mineralización fuerte, agua de mineralización débil, agua de mar, agua imantada, agua hidrogenada, agua con oxígeno, agua cuántica,  agua para vegetarianos, agua hexagonal, agua 0%, agua impregnada de información homeopática (perfecta para mantener un óptimo estado del sistema inmunitario), agua osmotizada directamente, agua osmotizada inversamente, agua cruda, agua alcalina, agua ionizada, agua energizante sin calorías, agua sin gluten, agua equilibrada... Todas las aguas que uno podía beber.

Y por eso se quedó lívido cuando entró el primer cliente de la tarde y preguntó por un bote de agua oxigenada.

Este microrrelato participa en la iniciativa Café Hypatia.