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17.10.16

En otra vida (Esta mañana me he levantado y pasaron cosas)

Parece que fue hace otra vida cuando dejé de escribir en el blog. Parece que fue hace tres vidas cuando empecé a escribir en él. Desde entonces, "he visto cosas que vosotros no creeríais", No voy a hacer el resumen de todo este tiempo porque para eso Dios inventó Facebook y Twitter, y porque me dejaría demasiadas cosas importantes por mi mala memoria. Y porque no las creeríais, así que para qué malgastar bytes. Así que lo voy a resumir en "qué ingenuo era" y "espero verme igual de ingenuo en el futuro".

De hecho, sólo (aún me costará un rato acostumbrarme a "solo") reabro el blog, probablemente de forma precaria y temporal, para sumarme a una iniciativa de publicación de microrrelatos para los "carnavales" de Divagacionistas. Pero quizá haya tiempo para algún extra. Quién sabe.

Por cierto, si todo va bien en marzo seré el padre de una individua. Menuda nos espera.

24.2.11

Socialmente (no) aceptado 2 (A veces pasan cosas)

Te roban la cartera, y te la devuelven en comisaría. Eso sí, sin un duro de los cien o trescientos que llevabas (que también es mala suerte que justo ese día fueras a comprar los cartuchos de tinta). O llegas al coche y te encuentras el retrovisor descolgado por algún gracioso.

Vas a comisaría con el retrovisor en la mano, o a por esa cartera, con la lejana sensación de que parte de su trabajo consiste en revisar alguna de las ochocientas mil cámaras de vigilancia que "velan por nuestra seguridad", y lo que recibes por respuesta (de ellos y del resto del planeta) es "si no te han hecho nada más, tienes suerte".

Tienes suerte de que no tengas que renovar todo el papeleo (aunque nadie te evita el tener que cancelar tarjetas de crédito y pedir otras nuevas). Tienes suerte de que no te hayan roto de paso la luna delantera, ya que la denuncia del retrovisor sólo te va a servir "por si te cubre el seguro". Que no hay nada que se pueda hacer.

Sales de allí pensando en que si esa pasividad se extendería si, de pasada al lado del coche patrulla, te diera por descolgar tu peso de SU retrovisor, o si fuera SU tarjeta de crédito la que han dejado atrancada en un cajero tras tres intentos infructuosos de sacarles la pasta, además de los billetes que le han levantado.

¿Quizá ahí sí "perdieran" unos minutos revisando la grabación del cajero, que quizá esté para este tipo de cosas? Supongo que, siendo un delito menor, tampoco querrán molestarse en hacer algo que no va a tener consecuencia alguna, pero personalmente preferiría saber quién ha sido el que ahora sabe cómo me llamo, dónde vivo, o a quién volverle a levantar la cartera o romperle el retrovisor porque "no pasa nada". Aunque sólo sea por cambiar de acera si lo veo acercarse.

Así que repetid todos conmigo: Si me roban la cartera y se llevan mi dinero, o si me descuelgan el retrovisor, por mucho que me devuelvan los papeles o no me rompan el parabrisas respectivamente, no tengo que darles las gracias: esos tipos siguen siendo delincuentes.

(Esta entrada también se puede titular "Vila-real, ciudad sin ley").

9.1.11

Antiprocesos (A veces pasan cosas)

Yo insistía en que Starman, el personaje alienígena de una antigua serie de televisión, usaba sus poderes telequinéticos tras extender la palma de su mano con tres pequeñas canicas plateadas en ella. Marta decía que no, que sólo usaba una. Pero yo cerraba los ojos y podía jurar que veía la imagen del primer plano de la mano con tres bolas girando en ella. Hicimos una pequeña apuesta, consultamos en Youtube...
...y, a pesar de tener esa imagen mental tan clara, ese recuerdo perfecto de las tres bolas de Starman, eso nunca ocurrió.

Éste fue un debate más bien leve y tonto, sin mayor repercusión que la de reafirmarme en la facilidad con la que nuestros recuerdos son maleables y vienen filtrados una y otra vez por nuestras vivencias posteriores, nuestra predisposición anterior, y una mezcla de combinaciones aleatorias con otros recuerdos, fantasías, ilusiones, etc. Bueno, eso y que perdí la apuesta.

Pero, ¿y si se hubiera tratado de una discusión más seria, donde dos (o más) personas discuten sobre un dato relevante que puede modificar seriamente el curso de una relación interpersonal?

El terreno de los debates/discusiones viene tratándose desde hace milenios (Sócrates, Aristóteles, Platón y toda esa plaga no tenían nada mejor que hacer que filosofar al respecto, al no existir aún los programas del corazón en la televisión), así que no cabe duda de que el recurso de la dialéctica, de aprender a hablar bien aportando argumentos convincentes, es y ha sido siempre importante (sobre todo en aquellas funciones donde se habla mucho y se hace poco, como en política o en un bar). Seguramente habréis visto por multitud de lugares cursillos sobre "cómo hablar en público".

Sin embargo, lo que no está tan tratado es el aprendizaje de escuchar los argumentos. ¿Alguien ha visto acaso algún cursillo sobre "cómo esuchar al público"? Y eso que parece obvio que saber escuchar es igual de importante que saber hablar, ya que sin lo primero, para lo segundo valdría con soltarle peroratas a una pared autista. Quizá fuera Zenón, un amiguete de los filósofos anteriores, el que dijo algo como "tenemos dos oídos y una boca, precisamente para escuchar más y hablar menos".

Cuando hay algún tipo de conflicto interpersonal, hay personas que optan por callarse los problemas y aguantar hasta que estallan, y otras que están dispuestas a hablar en cuanto se produce el conflicto. Personalmente, estoy más cerca de los del segundo tipo, aunque cabría añadir "y escuchar". La resolución de conflictos interpersonales se basa en el derecho que todo el mundo tiene a dar y pedir explicaciones sobre los actos de la vida cotidiana que les han herido o que pueden haber herido a otros. Como en el deporte, se trata de un "músculo mental" que sólo se mejora a base de usarlo una y otra vez, intentando pulirlo aunque salga mal, sin tirar la toalla. y aprendiendo de los errores. De nuevo, si alguien te pide explicaciones y no quiere escucharlas (o si te las da y tú estás demasiado irritado/enfadado/descontento/desengañado/pon_aquí_cualquier_razón como para ignorar lo que quiera que te vayan a decir), no hay lugar a un proceso de entendimiento.

Precisamente, esta actitud es la que se conoce como "antiproceso". Cuando, incluso antes de escuchar a alguien, ya "tienes claro" que lo que va a decir no va a modificar tu forma de pensar. Por un lado, porque el ser humano es increíblemente reticente al cambio en general (lo cual es bastante lógico, ya que requiere un esfuerzo que no requiere el "quedarse como uno está"). Por otro, porque nuestro sistema de valores, nuestras vivencias, recuerdos, etc., suponen un filtro (como mencionaba anteriormente) de lo que vamos a recibir; si estamos peleados con otra persona, ese filtro puede llegar a ser completamente opaco o, lo que es aún peor, un filtro distorsionador del mensaje para que se adapte (y reafirme de paso) a nuestra concepción de que esa otra persona está mintiéndonos, o contra nosotros, que "no se entera", "no atiende a razones", o simplemente que es idiota hasta el tuétano.

Ejemplos típicos son los debates de taurinos/antitaurinos, ateos/creyentes, windowseros/maqueros/linuxeros o yogur_de_melocotón/yogur_de_coco. Como se puede ver, a veces la cosa va sobre gustos y el debate puede ser tan simple como "razones por las que me gustan/no me gustan", para que otros entiendan por qué te gustan o no, o tú entiendas (aunque no compartas!) las razones que les motivan a apoyar su causa. O las irrazones, que en muchos casos son igualmente válidas, sólo que las disfrazamos con razones pensadas a posteriori para tratar de darle un sentido que posiblemente sólo se explica con un "porque me hace sentir mejor" o "porque estoy acostumbrado a esto", y las razones que las envuelven acaban siendo en ocasiones débiles y "fácilmente atacables" o manipulables.

El asunto es muy complicado y profundo (intervienen factores culturales y sociales, familiares, etc., como el típico caso de "pues en mi casa jugamos así"), demasiado complicado como para que en disputas serias se tienda a ningunearlo con un "Es muy fácil, A es lo que B tendría que hacer, que es lo normal". No olvidemos que:
-B puede no haber sabido bien qué era lo que quería (o había que) hacer.
-B puede no haber sido capaz de hacer lo que quería (o creía que quería) hacer.
-B puede no haber sido capaz de explicar bien lo que quería hacer.
-Lo que B ha explicado a C puede haberse distorsionado por el medio en el que lo ha comunicado (con un entorno de ruido u otras personas hablando, por ejemplo).
-C puede haber escuchado mal el mensaje que le ha llegado de B.
-C puede haber malinterpretado el mensaje que ha escuchado.
-A puede no ser lo normal en absoluto para el resto del mundo, o al menos no para B.

Y todo esto sin que medie ningún tipo de mala fe, y únicamente sutiles variaciones de los sentimientos originales. Lo siguiente es parte de un chiste, pero seguramente todos habremos asistido a ejemplos similares:
-Señoría, mi hijo me preguntó "Papá, ¿qué hora es?", pero yo le entendí "Papá, machácame la cabeza con un martillo neumático".

Además, estamos hablando de un caso puntual teóricamente aislado. En el mundo real, cada caso puntual suele ser el último de toda una serie anterior de casos puntuales (es decir, de una montaña de confusiones). A todo el problema anterior, se le suma la llamada "lista de agravios": no se puede llegar a un acuerdo en un punto en concreto porque siempre hay 800 más que puedes sacar a colación y que reafirman que B es un canalla/mentiroso/ladrón/lo_que_sea. Cada elemento de la lista lleva a otros, dejando el primero sin cerrar, y la conversación termina siendo un bucle de recriminaciones que acaba cuando alguno de los interlocutores pierde la paciencia, la resistencia, o tiene algo más interesante que hacer, como contarse las pelotillas de los dedos de los pies.

Me gustaría extender esta parte con ejemplos prácticos reales, pero como cada cual tiene los suyos, dejémoslo en que C le dice a D: "Ayer B se fue del bar sin pagar su parte de la cena, qué miserable es". D le explica "Es que se había olvidado la cartera, así que se la pagué yo y esta mañana me devolvió el dinero". C insiste: "Siempre hace lo mismo, una vez se quedó sin fuego y se llevó un mechero de mi casa. Hay que ser miserable."

Supongo que os sonará el tema. Para C, B va a ser un miserable aunque vengan Jesucristo, Allah y Buda en persona y le expliquen que, aunque en conjunto parezca que B es un miserable, sólo han sido actos independientes en momentos concretos que tenían una explicación (plausible para B, al menos) y que, además, por lo general se arreglaron en su momento.

Algo curioso de la lista de agravios es la disparidad de la "gravedad" de los mismos; el que se haya llevado un mechero de tu casa puede salir como argumento reafirmatorio aunque el tema de lo que se discute es acerca de una herencia sustanciosa (ah, las herencias, ese gran invento para los abogados y notarios del mundo). O qué decir de una ruptura de pareja. La lista de agravios se fabrica sola, pero cuesta muchísimo esfuerzo desmontarla (por no decir que es imposible).

Nuestro cerebro se resiste a creer que cada cosa de la lista puede ser un malentendido o incluso no tener la más mínima importancia; y, aunque se lo crea, muchas veces ni se molesta en recordar que ya se lo ha creído, y vuelve a insistir a la mínima de cambio en esa herida sin una buena cicatriz. Por no comentar que, aunque la lista contenga cien elementos, basta que haya uno de ellos (por estúpido que sea visto en perspectiva) que no tenga una "Perfecta Razón De Haber Pasado Que Me Convenza A Mí Y Que También Me Haya Pasado Alguna Vez Y Sea Capaz De Recordarlo Y Asumir Que Yo También Daría Mala Imagen A Otras Personas Aunque No Me Considere Un Canalla", decía que basta con uno solo de esos elementos sin explicación megasatisfactoria para que toda la lista se contamine de nuevo del tufo de la incredulidad y vuelva a ser usada como munición, arsenal y trinchera.

Con todo lo que llevamos hasta ahora, y teniendo en cuenta que las relaciones humanas no son de uno a uno, sino de muchos a muchos, y que en ocasiones sí interviene la mala fe, ¿no os asombra que, a veces, hasta consigamos llevarnos bien?

Sólo como ejemplo de antiprocesos que se me ocurrirían para esta propia entrada:
-Uf, esto es un tostón y paso de leerlo.
-Esto es psicología de parada de autobús, así que lo que dice no tiene fundamento.
-No hay más que leer las tonterías que ha dicho este tío otras veces, no se le puede tomar en serio.
-Con lo desastre que es, seguro que lo ha entendido todo mal.
-Es un bicho raro, no se le puede tomar en serio.
-Eso lo dice por fastidiarme.
-No me he enterado de nada de lo que dice.
-Eso lo dice porque D le ha dicho que lo diga.
-Éste siempre está haciendo de abogado del diablo.
-Ponga su razón aquí (o en los comentarios, vaya).

En definitiva, escuchar de verdad requiere de un enorme esfuerzo y de gran valentía para asumir que, después de todo, no somos infalibles, todos nos equivocamos y la otra persona llevaba razón (o, al menos, que su postura es tan válida como la mía y no hay motivo de conflicto): Starman usaba sólo una bola, donde vi un 3 ponía un 1, olvidé haber dicho X (o esa persona nunca dijo X aunque juraría haberlo escuchado), el coco también le gusta a mucha gente -o si no, no venderían cosas con coco- y eructar tras comer es lo más normal en algunos lugares (e incluso es irrespetuoso no hacerlo allí).

Así que, antes de comenzar una discusión/debate haríamos bien en preguntarnos: ¿algo de lo que me diga la otra persona me haría cambiar de parecer? ¿Soy capaz de asumir que me equivoco? ¿Soy capaz de asumir que la otra persona tiene razón? ¿Puedo entender una postura distinta a la mía o considero que sólo mi forma de hacer las cosas es la correcta/sensata/lógica/normal para todo el mundo? O, quizá la más importante: ¿quiero llegar a un entendimiento?

Si la respuesta a cualquiera de esas preguntas es "No" (y sed sinceros con vosotros mismos, basta con que hagáis memoria de qué os ha pasado en situaciones anteriores), tal vez no merezca la pena hacer perder el tiempo a nadie hasta que no hayáis meditado en profundidad si sabéis escuchar, y os predispongáis para entenderos cuando llegue el momento.

Como rúbrica (o contrapunto, como queráis entenderlo) a esta entrada, una frase que leí hace tiempo:
-Nunca des explicaciones: tus amigos no las necesitan y tus enemigos no van a creerte de todas formas.

¡Feliz Año Nuevo lleno de entendimiento para todos! ¡Por las 3 bolas de Starman!

12.4.10

Política interesante (A veces pasan cosas)

Sería interesante que para ser político (de cualquier país) se necesitara tener, como mínimo, una carrera de ciencias y otra de letras, y dominar al menos tres idiomas. Que no cobrara absolutamente nada, y sólo se tuviera pagados los gastos de alojamiento (en un piso normal), comida (con una tripa normal) , y educación y sanidad (ambos públicos).

Que tuviera que tener un hijo con una enfermedad rara, y a otro en primera fila de combate del ejército. Y un perro, o un gato. Que su piso normal estuviera cerca de un vertedero, en una ciudad con sequía y sin un solo árbol. Que tuviera que pasar una semana al mes en lugares similares de otras ciudades del planeta. Que tuviera que hacer todos los papeleos por Internet, y conseguir cualquier obra cultural por ese medio. Y que cuando terminara su cargo, tuviera que vivir al menos un año de los donativos de la gente a la que ha estado representando.

Mi wishlist sería un poco más larga, pero con eso me conformaría. Igual con algo así, hasta empezaba a haber confianza en la clase política.

8.12.09

ChaChaChaChaChaaaaaaaangeeeeeeeees (A veces pasan cosas)

Dicen que la única forma de permanecer en el mismo sitio es cambiar constantemente. Hay algo de todo eso en los últimos meses (o el último año, más bien), una sensación de haber recorrido miles de kilómetros sólo para poder quedarme donde estaba: termino de trabajar en un sitio, me intento centrar en terminar el máster, y acabando de levantarme un día descubro que tengo una compañía de videojuegos "a tercias" con dos socios, y toda una nueva aventura por delante.

Si me dicen hace cinco años que estaría trabajando de programador, me hubiera reído. Si me dicen hace dos que tendría una novia estupenda y trabajaría en el equipo de desarrollo de videojuegos más divertido del mundo en una compañía puntera española, me habría reído más. Si me dicen hace uno que tendría mi propia empresa con monos en recepción y colgados del techo, también me habría hecho gracia.

Y allá vamos. Con nuestro primer juego en el mercado. Con ganas de ir pasito a pasito e intentar hacerlo bien (y pasarlo mejor) mientras el dinero nos lo permita. Aprendiendo desde cero todo lo referente a un mundo nuevo, sintiéndonos alienígenas en un mundo hiperburocratizado. Con tres o cuatro buenas ideas en la recámara, y alguna más muy buena. Naves y nubes, ecología, educación y divertimento, mundos extraños por explorar sin estar seguros de que estemos hechos de la pasta necesaria para sobrevivir. Pero supongo que no se trata de sobrevivir. Nadie vive para siempre, al fin y al cabo. Se trata de seguir haciendo de este mundo un extraño lugar que merezca la pena ser colonizado por hordas alienígenas en algún futuro no demasiado lejano.

Seguiremos trabajando en ello. So say we all.

12.8.09

12A Guan Mor Taim (A veces pasan cosas)

Volvemos al Día de los Sueños Rotos, donde esos sueños rotos caen a la Tierra en forma de lluvia de estrellas. Con un poco de suerte, el tiempo acompañará y tendremos un pico de estrellas fugaces de las siete a las diez y media de la noche. Buena ocasión para dar un paseo por la playa bajo una luna menguante que oscurecerá (irónicamente, por su potente luz) la visualización de la lluvia.

Si creéis en los deseos, pedidlos; si creéis en vosotros, llevadlos a cabo.

21.6.09

Robots e Imperio (A veces pasan cosas)

Llevo unos días escuchando noticias acerca de nuevos artefactos robotizados pensados para misiones militares: helicópteros teledirigidos con ametralladoras incorporadas, "perros robot" a los que quieren incorporar ametralladoras, pequeñas tanquetas con ametralladoras incorporadas, serpientes espía (a las que de momento no les han encontrado dónde incorporarles una ametralladora...).

Hay por los youtubes un vídeo en el que sale aún bastante animación 3D de lo que se pretende con esos bichos, y algún prototipo real que ya está en funcionamiento (si no sabéis cómo distinguirlos, los de 3D disparan ochocientas balas por minuto, sin sufrir el retroceso del disparo; los reales pegan un tiro cada tres segundos, cuando se han logrado recuperar de la sacudida del anterior).

Si queréis saber en qué industria es buena idea invertir vuestros ahorros, no lo dudéis: buscad una que esté haciendo I+D en pulsos electromagnéticos portátiles (y, a poder ser, robotizados). Y comprad un par cuando estén hechos, que antes o después parece que los vamos a necesitar...

Cuánta violencia suelta por ahí, qué asco...

27.5.09

Ilusiones (A veces pasan cosas)

Parte de no escribir nada últimamente se debe a que tenía 404 entradas y cada vez que iba a escribir algo me decía a mí mismo "404: Blog not found". Los internautas avanzados entenderán el chiste.

Hace un tiempo leí en algún lugar que el castellano es el único idioma en el que la palabra "ilusión" tiene una connotación positiva. En el resto, "ilusión" es sólo sinónimo de engaño, de impostura, de truco para hacer creer lo que no es. En este sentido, que es el de su primera acepción en castellano, entendemos asuntos como la ilusión de magia o la ilusión de los niños por el Ratoncito Pérez o los Reyes Magos.

Pero además, en castellano también puede significar un sentimiento de esperanza por algo (que puede verse cumplido o terminar siendo sólo un engaño como en la primera acepción). Y, sobre todo, es un sentimiento de vivacidad en general por algo o alguien, independientemente de cómo resulte. Una energía que se desprende basándose en la actualidad de tus vivencias reales. Mientras escribo esto, noto cómo me cuesta definir este tipo de ilusión sin que se le pueda criticar que incluso esas vivencias reales pueden ser una malinterpretación o un engaño de lo que en la realidad objetiva (o en otra realidad subjetiva) está ocurriendo.

En el caso de las parejas o trabajos, a veces se escucha que alguien ha perdido la ilusión. Cabe preguntarse si lo que ha sucedido realmente es que esa ilusión se ha convertido en el sentido usual de ilusión, y se ha encontrado con un desengaño o con una esperanza inclumplida. ¿Una desilusión entonces debería implicar tristeza por el engaño descubierto o alegría por encontrarse con la realidad, por inconfortable que sea ésta? Quizá un poco de cada.

El otro día me encontré un par de mariposas revoloteando en lo más alto castillo de Santa Bárbara de Alicante. Una de ellas se paró a un metro de mí, y se dejó fotografiar a menos de diez centímetros. Al terminar la foto, se marchó, presumida ella. Me hizo ilusión acordarme de Natxo y de sus "señales" con Glo. En cualquiera de las acepciones de la palabra ilusión. Y todavía me hizo más ilusión compartir el viaje con una persona tan excepcional como Marta. Hay gente que es pura ilusión, en el buen sentido de la palabra. Ella no sólo la tiene, sino que es capaz de generarla a su alrededor.

8.3.09

Darwinismo social (A veces pasan cosas)

Hace poco escuché en la radio alguien que afirmaba que, en estos tiempos de crisis, se imponía (o se quería imponer) un darwinismo social en el que sólo los más fuertes sobreviven.

Darwin nunca postuló tal cosa. La hipótesis de Darwin fue que son los que mejor se adaptan a los cambios quienes tienen mayores posibilidades. No siempre son los más fuertes quienes mejor se adaptan.

15.2.09

Comunicación (A veces pasan cosas)

¿Podría un lenguaje universal lograr romper todas las barreras de la comunicación humana? En un mundo ideal, todos los habitantes del planeta podrían entender qué está diciendo otra persona, sin importar el lugar en el que hubiera nacido.

La lengua es la expresión de la realidad que rodea a los habitantes de un determinado lugar. Difícilmente en el idioma nativo de un nómada del desierto existirá palabra alguna para designar al hielo poco oxigenado, de la misma forma que un esquimal no tendrá significados verbales para los tipos de dunas de arena que se pueden formar. Obviamente, cada uno de ellos podría inventarse al vuelo una palabra para designar esas realidades tan alejadas de las suyas, pero no lo conseguirían sin perder la historia que seguramente subyace debajo de esa palabra, su etimología.

Pienso, por ejemplo, en la palabra "animador". Hoy por hoy, designa tanto a aquél que ameniza reuniones socioculturales como al especialista en mover seres virtuales en la pantalla. En ambos casos, una cultura aburrida o sin ordenadores podría inventarse una palabra para un viajero recién llegado cuyo trabajo fuera éste, pero por el camino se perdería seguramente el concepto de transmitirle alma (o ánima) a un objeto carente de ella, o a una persona con el espíritu bajo de ánimos. Un animador, casi por etimología, tiene que ser empático (y hasta simpático): debe ser capaz de aprehender (em) la psicología de la otra persona (su psique, donde "psi" vuelve a ser la palabra griega para "alma") para recorrer con él (sim) su "pathos", el sendero por el que discurren sus emociones ("emotio" está muy ligado al movimiento, a lo que nos hace movernos, adquirir un alma y usarla).

Desde mi punto de vista, sería imposible que toda la gente del planeta se entendiera efectivamente usando una única lengua, porque los pequeños matices de cada palabra pueden significar todo un mundo para la persona que los pronuncia, y para la persona que los recibe (ahora mismo estoy pensando en el propio título "Lost in translation"). Si incluso compartiendo idioma a niveles profundos de conocimiento, dos personas pueden encontrarse con que no son capaces de entenderse...

¿Que al menos podrían comunicarse a un nivel bastante rudo y de supervivencia? Seguro, pero para eso tampoco es necesaria una lengua única, sino sólo un poco de voluntad de comprensión. Por regla general, compartimos los suficientes referentes humanos como para entendernos en lo básico señalando y gruñendo, cambiando nuestras expresiones anímicas. Para el resto, y a título personal, antes que una lengua única artificialmente expandida, preferiría aprender los rudimentos de las lenguas en las que tuviera que sumergirme, para (de esa forma) intentar entender realmente el espíritu, la psicología, de los moradores de ese hábitat, su alma.

P.D.: Me pregunto cuántas parejas habrán roto ayer por una mala comunicación. Si alguien encuentra alguna estadística, me haga el favor de hacérmela llegar.

7.12.08

Para la hija de Fernando (A veces pasan cosas)

Quería comenzar diciéndote que aunque esto sea un meme, de todas formas ya me había planteado decir algo sobre el tema. Luego he pensado que quizá no sepas qué es un meme, y quizá sea un buen momento para explicarte, en parte, por qué te están lloviendo golpes sin saber muy bien qué has hecho o qué ha hecho tu padre para recibirlos.

Hay teorías que hablan de que existe un tipo de vida más allá de la puramente física. Y no, no se refieren a un espíritu santo ni ninguna mitología de las que os traen de cabeza estos días. Estas teorías (más bien "hipótesis") sugieren que ciertas "formas de pensar", ciertos "temas de pensamiento", tienen una especie de vida propia; quizá te quede más claro si te hablo, por ejemplo, de las modas o de un determinado juego que se impone por épocas en el patio del colegio. Nadie sabe muy bien por qué surgen, ni cómo se van moviendo de colegio en colegio, pero el hecho es que nacen, crecen, se reproducen y mueren como haría un ser vivo.

Uno de estos memes clásicos es el de la religión (entendido como la necesidad del hombre para tranquilizarse antes las potentísimas fuerzas de la naturaleza ajenas a su control). Probablemente surgió desde la primera vez que un humano autoconsciente vio el sol ocultarse en el horizonte y tuvo miedo de que no volviera a salir nunca más, y todo quedara permanentemente en tinieblas (y por eso empezó a idolatrarlo como un ser poderoso que da calor y luz, que da la vida). También tuvo miedo cuando vio que sus seres queridos morían, y se descomponían hasta convertirse en nada, que él mismo moriría y se convertiría en nada. El miedo hacia lo que no tenemos control, el miedo de la ignorancia de no entender por qué ocurren las cosas, y la autocomplacencia de creer que siguiendo ciertos rituales conseguimos un cierto control sobre esas cosas (por ejemplo, sacrificar animales al Dios Sol para que resurja al amanecer sería un ritual religioso de esa época) hicieron surgir los primeros movimientos religiosos.

Con el tiempo, las religiones han ido mutando y convirtiéndose en más complejas; siempre de la mano de alguien que cree estar más cerca de la divinidad y que tiene más control que los demás (y por tanto, la potestad para decidir por ellos) surgieron formas cada vez más elaboradas y complicadas de rituales y relaciones divinas: los solsticios, que indicaban los cambios más acusados de estaciones y que estaban relacionados con la época de las cosechas, las épocas de inundaciones y sequías, los cada vez más variopintos dioses que se encargaban de las cada vez más numerosas facetas que los humanos dominaban (la agricultura, la pesca, la ganadería, la fabricación de armas, la guerra, la construcción, y un largo etcétera).

Para que la gente que dominaba esas religiones (chamanes, sumos sacerdotes, lo que fuera) se asegurara de que sus seguidores permanecían fieles a los ritos (y ten en cuenta que esa gente era siempre muy simple e iletrada, con el mayor miedo a lo desconocido), procuraban inventar y difundir historias para acrecentar ese miedo, donde los dioses vengativos castigaban a todos los que osaban no genuflexionarse a su voluntad. Curiosamente, esa voluntad sólo la podían saber esos sumos sacerdotes o chamanes. Supongo que ya me sigues.

Por supuesto, si había alguien a quien era necesario meterle miedo para no destruir todo el sistema creado (y la posible pérdida de poder de la casta religiosa) era a aquellos que se tomaban esas historias como lo que eran, cuentos para meter miedo y controlar a otra gente. A esta gente no se le podía meter miedo, así que la alternativa para callarles la boca era obvia: había que matarles. Y así surgieron los "infieles", los que no se movían por una fe ciega hacia un culto o un líder, y que eran los enemigos de los fieles porque eran ellos quienes provocaban las iras de los dioses, y por ello sus venganzas. Bueno, o eso decían los sacerdotes, a quienes no les faltaban seguidores con ganas de hacer daño a otras personas (la sed de sangre, otro meme innato a la especie humana, muy amiga de la religión).

Imagina que hace unos dos mil años, de entre las religiones imperantes de una zona del planeta (el politeismo de Grecia y Roma, con unas historias enrevesadas que eran la "telenovela" del momento, y el judaismo, seguidor desde tiempos remotos de un dios único muy estricto), surge un movimiento que, a grandes rasgos, viene a quejarse de tanto derramamiento de sangre por distinciones de creencias o de sexo o de razas, de tanta hipocresía al decir que se tiene fe en algo y luego se actúa de forma completamente opuesta. Ese movimiento tiene la osadía de decir, ni más ni menos, que todos deberíamos dejar de lado esas pequeñas diferencias y querernos por igual.

Es precioso, ¿verdad? Oh, pero somos humanos. Además del meme de la religión y el meme de la sed de sangre, sigue estando el meme de la necesidad de poder, la otra gran fuerza amiga de las anteriores y con las que se ha combinado durante toda la Historia. La gente que dominaba el mundo y el pensamiento de tantas personas no podía admitir que, en caso de que hubiera un dios, éste tratara a toda la gente por igual y todos pudieran acceder a él sin necesidad de "personas especiales" intermediarias. Así que, como ocurre con el teléfono loco (¿alguna vez has jugado? Es muy divertido) empezaron a pasar el mensaje una y otra vez, distorsionándolo a propósito cada vez un poquito más, hasta que al final el mensaje decía "Tenéis que hacer lo que se proponga desde las altas esferas de la Iglesia, que son los que tienen el mayor contacto con Dios y los únicos capaces de decidir en estos aspectos, ya que si no lo hacéis estaréis enfadando a Dios e iréis al Infierno a sufrir eternamente; por el contrario, si hacéis lo que os proponemos, cuando os muráis tendréis un lugar privilegiado en el Cielo, donde seréis siempre felices".

Si eres tan inteligente como lo es tu padre, habrás visto enseguida que el mensaje original y el que nos ha llegado es "sutilmente" distinto. Así que, hoy por hoy, existe hordas de gente que cree que está siguiendo a quien dijo "queréos todos mucho" odiándoos y tratando de haceros la vida imposible, sólo por pretender que en las escuelas deje de haber un innecesario símbolo de sufrimiento de una religión construida a base de fagocitar otros símbolos que ya existían en el momento de su creación.

Hazme un favor, pequeña: intenta aprender religión. Pero no "Iglesia Católica Apostólica Romana", que es lo que se da hoy en día. Aprende Historia (y Prehistoria) de las religiones. Lo necesitarás para entender hasta qué punto los que se meten con tu padre, los que se meten contigo, son gente insensata e insensible que creen que están haciendo lo correcto. Lo necesitarás para saber por qué es tan importante que exista gente como tu padre que defienda la sensatez de una vida simplemente normal, sin vivir bajo el yugo de supersticiones ni mitologías. Y si te dicen que si no quieres religión, entonces también se cargan las Navidades... tráelos a hablar conmigo, y les explicaré de mil amores cómo su religión ROBÓ la festividad anterior que existía en esas fechas (la del solsticio de invierno que comentábamos antes, ¿recuerdas?), consistente en la celebración del inicio de la temporada en el que los días empiezan a ser más largos y existe más luz, cuando "llega la luz al mundo". Les explicaré cómo ellos pretendieron que esa fiesta significara lo que ellos quisieran para atraer más gente a "su fiesta". Es como si te metieras en la fiesta de cumpleaños de un amigo y pretendieras haberla montado tú. Es muy rastrero, ¿verdad? Pues así de rastrera es la gente que ahora se mete con vosotros. También se mete con nosotros, indirectamente. Y por eso escribo esto, por eso quiero dejar este escrito de constancia de que "estamos aquí, estamos con vosotros".

El solsticio de invierno marca el momento del año en el que los días empiezan a ser cada vez más largos y luminosos, recuérdalo. Cada vez habrá más luz, cada vez florecerán más y más las plantas, hará más calor. Es necesario que lo recuerdes, porque tu padre está intentando, en nombre de otra mucha gente, luchar contra la oscuridad que nubla los cerebros de esa otra gente, contra la oscuridad que tiene miedo y necesita que los demás teman con ella.

Ayúdale a difundir la luz, y dale un abrazo de mi parte. No está solo, ni tú tampoco. No estamos solos. Feliz solsticio de invierno para todos.

1.11.08

De película (A veces pasan cosas)

Si dijera que el mundo del cine es una cuna de ilusiones, estaría siendo más obvio que de costumbre. La gente ve cine para evadirse hacia un mundo donde "pasan cosas chulas", y fuera de ahí se monta sus propias películas sobre asuntos de lo más cotidiano. ¿Por qué somos tan propensos a imaginar cosas que sabemos que seguramente no van a suceder?

Pongamos que en la vida real tienes un viaje previsto, con un colega. Por algún motivo se descuelga la compañía, y decides invitar a una chica que te gusta pero con la que apenas has hablado (y a quien probablemente le parecerás un acosador en el mejor de los casos). Aunque sepas a priori que te va a mandar a hacer gárgaras, no puedes evitar pensar en que, al final y en el último minuto, llegará corriendo tras el autobús justo cuando se pone en marcha, gritando llorosa "No te marches sin mí, Joe".

Pensándolo bien, si no funciona no pierdes nada, pero... ¿y si funciona? Ése sería un gran comienzo para una historia.

Algo así debió pensar el tipet que modificó el videojuego "Chrono Trigger" para pedirle matrimonio a su novia, añadiéndole un nivel nuevo en el que relataba la historia de su relación. Nota mental...

29.10.08

Pervertidos (A veces pasan cosas)

masoquismo.

(De L. von Sacher-Masoch, 1836-1895, novelista austriaco).

1. m. Perversión sexual de quien goza con verse humillado o maltratado por otra persona.

2. m. Cualquier otra complacencia en sentirse maltratado o humillado.



Subrayo términos interesantes: perversión, gozar, complacencia, maltratado, humillado.

Ahora veamos ésta:

religión.

(Del lat. religĭo, -ōnis).

1. f. Conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual y social y de prácticas rituales, principalmente la oración y el sacrificio para darle culto.

2. f. Virtud que mueve a dar a Dios el culto debido.



Subrayo términos interesantes: dogma, deber, culto, veneración, temor, sacrificio.

Ahora comparo y reflexiono: la única diferencia entre un creyente y un masoquista es que, al menos, el masoquista goza al pasarlo mal.

Richard Dawkins, un ferviente defensor del evolucionismo (y punta de lanza contra la peligrosa tendencia del "diseño inteligente") se cansó hace poco de ver en Inglaterra publicidad relacionada con la condenación eterna de los no creyentes y otros mensajes con la misma filosofía. A raíz de esto, ha decidido promover un cambio de look y filosofía al entorno, mediante una campaña de publicidad en autobuses en los que se pudiera leer "Probablemente, Dios no existe. Así que deja de preocuparte, y disfruta de tu vida."

El éxito en las donaciones (de las 5.500 libras esperadas ya se superan las 113.000) ha hecho que tenga que replantearse qué otras acciones publicitarias emprender a partir de ahora. No estaría nada mal que un mensaje tan simple y positivo trate de hacer pensar un poco a la gente que vive bajo el yugo de cientos de restricciones artificiales inventadas.

¿Llegaremos a ver esa campaña por aquí?

5.10.08

Singularidad (A veces pasan cosas)

Parte Uno: Cómo somos.

La especie humana tiene una tendencia desmesurada a copar todos los recursos naturales que le son disponibles, aún si no los necesita. Tiende a reproducirse muchísimo más de lo que la explotación (palabra muy adecuada) del lugar es capaz de tolerar, y sólo es capaz de reaccionar hacia comportamientos más apropiados cuando los recursos disponibles tienden a cero. Se me ocurren dos casos prácticos de la vida cotidiana que todos hemos visto y vivido, para representar cómo cambian nuestras rutinas de consumo. Por ejemplo, durante un corte de agua en nuestro edificio o barriada durante unos días, o cuando se está terminando el papel higiénico y no tenemos recambios a mano.

Mientras todo va bien, no nos importa pasarnos unos minutos extra bajo la ducha, o dejar el grifo abierto mientras nos lavamos los dientes, o tirar cien veces de la cadena. Pero... ay, cuando hace falta reutilizar el agua de lavar los platos para hacer las veces de cisterna en el baño, o cuando la ducha se tiene que efectuar a base de cubos de agua calentada. Ahí sí que empezamos a volvernos extremadamente eficientes.

Lo mismo ocurre con el papel higiénico. Mientras está en su máximo esplendor, no nos duele arrancar tiras y tiras para limpiarnos los mocos o secarnos las gafas (y tirar esos papeles al baño y tirar de la cadena, para mayor desidia), aparte por supuesto de tirar cada tira arrancada a poco que se haya ensuciado de otro tipo de residuos biológicos. Pero en cuanto intuimos que al rollo menguante apenas le quedan un par de vueltas, cambian las tornas. Cada tira es utilizada y reutilizada (secas las gafas, te limpias los mocos apurando cada pequeño borde y, si el papel aún no se ha desintegrado, aún puede hacer faena limpiándote el culo unas cinco o seis pasadas).

Está claro que sabemos ahorrar, que podemos ahorrar, y que no hay forma de hacerlo a menos que no nos quede otro remedio. ¿Quizá por eso el problema del petróleo, de la contaminación, etc., sólo se solucionará cuando no nos quede otra? Es probable que dejemos de talar árboles cuando simplemente nos hayamos cargado todos los bosques milenarios, que dejemos de cazar ballenas cuando estén todas muertas, que dejemos de pescar cuando esté todo esquilmado y los mares muertos por la basura que le tiramos.

Más o menos, cuando llegue ese día, será cuando paradójicamente aprenderemos a vivir a base de los mínimos que realmente necesitemos (algo similar -o incluso inferior- a una vuelta a la edad de las cavernas, donde al menos el número de humanos era aún sostenible). Digo paradójicamente porque viviremos terriblemente mal en un mundo desolado, cuando podríamos haber vivido considerablemente bien en un mundo maravilloso. Más de seis mil millones de humanos (de langostas) es, a todas luces, excesivo.

Hacen falta nuevas generaciones reeducadas (pero no nos engañemos: no se puede educar a alguien para hacer algo que nosotros mismos no estamos dispuestos a hacer) para que sepan poner límites a sus consumos. Hay que reducir el número de humanos existentes en el planeta, y no es que sugiera que haya que matar a nadie, para eso ya se las apañan las guerras, los terroristas, los lugares donde el hambre se junta con las ganas de comer; basta con que cada pareja tenga sólo un hijo para reducir a la mitad la población en una sola generación, y que empiecen a tener dos para mantener el número cuando se alcance un nivel de población suficientemente alto para mantener los avances de una sociedad moderna sin que la gente tenga que depender demasiado del día a día.

Parte Dos: Cuánto podemos saber.

La cultura humana se empezó transmitiendo por la oralidad de los relatos de generación en generación. Tras el surgimiento de los registros escritos, la memoria de la gente se vio liberada para mantener en los libros el saber, y usar sus capacidades para otras cosas.

Desde un punto de vista mutágeno, la tradición oral es más fácilmente distorsionable que la escrita, aunque la escrita también contendrá (aparte de los errores iniciales) réplicas inexactas tras reescrituras o traducciones.

Cuanto menos se sabe, es más fácil realizar nuevos hallazgos. Si pensamos en los primeros tiempos de la Humanidad como tal, resulta obvio ver que estaba todo por descubrir y que, desde el control del fuego hasta la colisión de hadrones, hay un enorme terreno de lagunas del saber por rellenar.

Para avanzar sobre algún tema en particular, sobre todo cuanto más se ha sabido de ese tema, más necesario es tener los conocimientos anteriores en ese ámbito. Por ejemplo, en los tiempos de Pitágoras, el "estado del arte" de las matemáticas, la cuestión más avanzada para mentes privilegiadas, residía en la explicación del hallazgo de números "extraños" resultantes del cálculo de hipotenusas. Hoy en día, esos conocimientos son asimilados por niños de seis o siete años sin despeinarse.

Partiendo de estas bases, se plantea un problema (que puede que ya se esté dando en muchos ámbitos). Cuando todo lo que se conoce sobre un tema es poco, se puede conocer y transmitir a otra persona, quien a su vez podría realizar un nuevo hallazgo que añadir a lo que se puede conocer y transmitir a otra persona. Pero, ¿qué ocurre cuando todo lo que se puede saber es demasiado (en volumen) para lo que un humano puede procesar? Es decir, ¿qué pasaría si necesitara de, pongamos, noventa y ocho años para que un humano conozca todo lo que se puede saber sobre las computadoras (por ejemplo), de forma que este humano pueda realizar algún avance en este aspecto?

Obviamente, la respuesta es que las ramas de conocimiento, a medida que ocurre este problema, se dividen y especializan, de forma que la base de conocimiento de cada rama se vuelve asequible para su estudio. Esto, por una parte, implica que se pierde la visión de conjunto (yo, como ingeniero informático, no sabría construir un ordenador, cosa que sí hubieran sabido los ingenieros de hace, pongamos, cuarenta años).

Por otra parte, sólo retrasa el problema: ¿y qué ocurriría cuando incluso cada pequeña escisión tuviera un volumen de información mayor del que se puede transmitir -ya incluso no hablo de procesar- en una vida humana? Quizá, de acuerdo, ocurrieran pequeños avances, bien por casualidad, pero incluso llegaría un punto en el que estaríamos repitiendo, sin saberlo, resultados que ya eran conocidos.

A donde quiero llegar es que, si existe un máximo del volumen de lo que se puede saber en el Universo, está seguramente fuera de todo lugar para la Humanidad (y no digamos ya para el cerebro de una sola persona).

Los que sepan algo de ciencia ficción, habrán deducido por el título de qué trata la siguiente parte.

Parte Tres: Cómo seremos.

La evolución de nuestros conocimientos sobre el mundo nos está llevando a alargar nuestra esperanza de vida. Una población que envejece más (pero mejor), pero que a la vez parece estar retornando a una especie de Edad Media, un medievalismo tecnológico donde se le da tanta o más presencia a "teorías" creacionistas que a las misiones de la NASA, y donde puedes consultar tu horóscopo a través del iPhone.

Ante este panorama de oscurantismo (Asimov, ¿dónde estás?), las expectativas no son nada halagüeñas. El resurgir de sentimientos integristas religiosos, nacionalistas y xenófobos, los rearmes aquí y allá, parecen presagiar una serie de pasos hacia la Tercera, con los agravantes de la capacidad actual que tenemos para hacer daño (Sagan, ¿dónde estás? Debería ser obligatorio recordar, al menos una vez al día, tus enseñanzas sobre nuestro Punto Azul Pálido).



Si salimos de ésta, lo cual ya es mucho presuponer, deberíamos aprovechar las ventajas de la pancomunicación y la integración cada vez más biónica con los aparatos que nos rodean, hasta el punto de ser un poco más "Solarianos" con nuestro planeta. Y, finalmente, en la medida de lo posible, dejarle el camino evolutivo abierto al que debería ser el último y final eslabón de la cadena de la inteligencia terrestre: las máquinas.

No apostaría exactamente si como seres simbiotizados con nosotros (nuestra mente pensante y creativa ayudada por todos los datos humanos accesibles a la vez y a la velocidad de la luz), como una única máquina inteligente (el desarrollo de la primera IA dura, pongamos un Multivac o un Skynet más amable), como una población de robots no androides (Matrix) o tal vez algo más antropomorfo (Yo, Robot).

En cualquier caso, como semiconclusión, como especie estamos abocados al fracaso, y sólo un cambio de conciencia global (que me temo que sólo es posible a corto o medio plazo con una guerra global, y el largo plazo es justo lo que no tenemos) podría conseguir que siguiéramos adelante como humanos y, de paso, no nos cargáramos lo que queda del planeta en nuestro empeño. Yo firmaría la hibridación con las máquinas por un futuro sostenible.

Si lo consiguiéramos, entonces todavía quedaría la segunda parte del problema pendiente, e incluso en este estadio los cyborgs/máquinas terminarían teniendo sus limitaciones (de capacidad de almacenamiento y procesado) para averiguar más cosas. Probablemente, en este estadio aún estaríamos en el comienzo del camino...

12.9.08

Sólo un mandamiento (A veces pasan cosas)

Desde cierto punto de vista, una religión sólo es la expresión del extrañísimo impulso hiperburócrata que engendra el ser humano desde tiempos ancestrales. Si la gente se dedicara, simplemente, a no hacerle (o dejar de hacerle) a otras personas lo que no quisiera que le hicieran (o lo que quisiera que le hicieran), no haría falta absolutamente ninguna complicación añadida.

¿De verdad hace falta que esté escrito en algún sitio que no hay que matar? ¿De verdad, sólo porque esté escrito en algún sitio la gente va a hacerle más caso?

En tal caso, ¡solicito ritmo!



12.8.08

12A++ (A veces pasan cosas)

Otra vuelta al sol y, en concreto, a los restos de la cola del cometa (o asteroide, o lo que fuera o fuese) que provoca una de las lluvias de estrellas más famosa y bonita del año. Mi día de los Sueños Rotos.

Es un día curioso. Bien mirado, ni en las fechas señaladas para la sociedad (navidades y demás) ni en las "sociales propias" (cumpleaños) he conseguido tener conciencia de cómo han evolucionado las cosas año tras año, y dónde estoy yo entre esas cosas. Pero en el día de los Sueños Rotos es distinto. Los otros veranos me resultan especialmente nítidos, y puedo comparar qué hacía entonces, qué pensaba entonces, con lo que hago y pienso ahora. Quizá todo el mundo debería buscarse una fecha que llegara sin sobresaltos, sin esperarla, una fecha en la que simplemente dijeras "vaya, ya es mi día de los Sueños Rotos".

Dejar en el blog las impresiones de cada uno de esos días ayuda, además, a que la memoria no trate de mentirte con falsos recuerdos o expectativas. Un gran invento, la cosa ésta.

El reporte de daños de este aniversario tiene más que ver con el del año anterior que con el primero: aún echo de menos a menudo a Natxo (a veces lo imagino tal y como "lo dejé", otras como si siguiera creciendo, otras mimetizando su recuerdo con el del actor éste de Transformers), sigo con un nivel de actividad que sobrepasa lo que buenamente debería estar sobrellevando, sigo sin decidirme a echar el freno cuando aparecen nuevas e interesantes propuestas... y sigo con la idea de que no hay nada mejor que ver tus sueños rotos de vez en cuando. Destrozados, en pedazos. Una vez al año, quizá. Sólo así uno puede descubrir si es capaz de recomponerlos, de dejar de esperar que las estrellas fugaces te cumplan los deseos y ponerte tú mismo manos a la obra.

Feliz día/noche de los Sueños Rotos. A pesar de lo dicho, no dejéis de mirar a las estrellas...

19.6.08

Et ceteris paribus (A veces pasan cosas)

Es complicado pensar en 4D. A la gente se le (nos) atragantan, y mucho, sus proyecciones hacia el pasado y hacia el futuro. El ejemplo práctico lo comenté en la entrada anterior, y seguro que todos conocen muchos más: el miedo a cómo te conseguirás desenvolver si te mudaras a tal sitio, las obsesiones sobre que "nadie te querrá, nunca te ha salido nada bien" y cosas por el estilo.

Los "y si" de los futuros alternativos pecan de lo mismo que los "y si" de los pasados alternativos ("¿y si (no) le hubiera tirado los trastos a ésta?", "¿y si hubiera estudiado esto o esto otro?"); siempre -o la mayoría de veces- nos anclamos a un análisis erróneo al utilizar involuntariamente un enfoque "et ceteris paribus".

Primero, las presentaciones formales. Lo del "et ceteris..." (que a muchos les sonará del "etcétera") significa algo así como "las otras [variables] permanecen igual". Dicho de otro modo, modificando una variable del sistema y manteniendo las restantes igual, podemos analizar cuál es la contribución de esa variable al sistema. Como última aproximación: todos hemos hecho alguna vez (ante un aparato desconocido) eso de pulsar un botón, ver que no hace lo que esperábamos, dejar el botón como estaba antes, y probar lo mismo con otros, hasta dar con el que buscábamos y aprender de paso qué hacen esos botones; apretando aleatoriamente conjuntos de ellos difícilmente podríamos llegar a sacar algo en claro.

Así pues, el problema a la hora de proyectarse hacia el pasado o el futuro, reside en que pretendemos mantener todas las demás variables estáticas, restándole la complejidad real que tiene un sistema caótico como es el de las relaciones humanas. Un ejemplo clásico sería el de la persona que ama en silencio a otra persona y cierto día descubre que esa otra persona le era recíproca pero tampoco le llegó a decir nada. Enseguida pensará "si le hubiera dicho algo, todo hubiera sido fantástico". Obviamente, no tiene en cuenta que, en el momento en el que le hubiera dicho algo, todo el sistema se retroalimentaría con esta nueva situación, y puede que dos días después se hubiera hartado de verle comer chicle con la boca abierta.

Lo más interesante de todo esto es, quizá, preguntarse si existen situaciones de "realidades alternativas" donde realmente, hicieras lo que hicieras, no hubieras tenido nunca la posibilidad de ganar (o viceversa, situaciones en las que tus actos, fueran los que fuesen, siempre desembocaran en un resultado satisfactorio). Volviendo al ejemplo de antes, cuando la otra persona se diera cuenta de que todo se ha ido al garete por mascar chicle con la boca abierta, se proyectará a un pasado paralelo en el que no mascaba chicle con la boca abierta y todos eran felices. Y quizá en esta nueva versión del pasado, si se pudiera poner en práctica, resultaría que al primer individuo... yo qué sé, le huelen los pies o es tremendamente xenófobo. O que, realmente, son tal para cual pero los aplasta un piano de cola caído misteriosamente del cielo, tanto da.

En el terreno literario (o cinematográfico), o textual o narrativo para ser más genérico, los personajes que imagina el creador actúan de una forma u otra llevados por sus actitudes ante un determinado contexto. Personaje <- problema/circunstancias <- actuación ante circunstancias seleccionada en base a su personalidad en esos momentos. Para que incluso los argumentos más extraños resulten veraces a ojos u oídos del espectador, se requiere que la respuesta del personaje resulte, ya no sólo lógica dadas sus circunstancias, sino muchas veces (las mejores) inevitables. Una metáfora apropiada sería ver estos actos como un jaque del ajedrez, cuando no te queda otra opción que mover el rey, a veces hacia la única casilla libre, aún a sabiendas que a ese movimiento le precederá otro que terminará la partida con el jaque mate. Ahora mismo estoy recordando el que probablemente sea el ejemplo más bonito que he leído jamás, en un libro que me hicieron leer en el instituto llamado "El Príncep de la Boira" ("El Príncipe de la Niebla", un título que, por cierto, se ha vuelto a poner de actualidad). O, a nivel cinematográfico, un ejemplo representativo sería el del final de "Seven". En fin, hay muchos, muchos ejemplos, y cada persona lleva dentro infinidad de ellos, de todas esas veces que ha hecho algo porque no tenía otra alternativa (o puede que sí la tuviera pero no la viera). Concluyendo esta disertación, la realidad es harto compleja, y puede que mañana nos lamentemos de algo que no hicimos ayer, o puede que aunque lo hubiéramos hecho ayer no hubiera servido para nada. A veces no hay con qué quitarse el mal gusto de la boca del no haberse lanzado, a veces ocurre. Por supuesto, uno siempre se puede conformar con esta idea de que es posible que el resultado no hubiera sido mejor de haberlo hecho. Supongo que es lo que hace de esta vida un lugar interesante, ¿no?

18.4.08

Los Juegos Olímpicos ya no son ni juegos, ni olímpicos (A veces pasan cosas)

Hace milenios, los pueblos griegos (incluso los más enzarzados en guerras a muerte) dejaban de lado sus diferencias y se unían para ofrendar sus competiciones deportivas a los dioses durante la Tregua Olímpica.

Hoy en día seguimos socialmente más retrasados que entonces en muchos aspectos.

3.4.08

La mía bien hecha, gracias (A veces pasan cosas)

Voy a proponer un pequeño ejercicio de imaginación. Viajemos por un momento a una realidad alternativa donde la receta de la tortilla de patatas es un alto secreto en posesión de una privilegiada compañía alimenticia. En este mundo, el común de los mortales desconoce cómo se prepara una tortilla de patatas. Es más: cuando piden una en un restaurante de lujo (únicos lugares donde se permite su venta), lo único que los afortunados comensales pueden extrapolar de la tortilla se basa en lo que sus sentidos pudieran inferir de ella.

Pero de poco les valen dichos sentidos a la gente de este mundo, ya que otra de sus extrañas características radica en su acusado atrofio: son casi ciegos, y apenas pueden reconocer sustancias basándose en su aroma o sabor. Excepto por un reducido grupo de gente experta con algunas habilidades adicionales (jefes de cocina, prestigiosos catadores y personalidades homólogas a nuestro Ferrán Adriá), la mayor parte de la gente sólo puede decidir si le ha gustado o no.

Por si fuera poco, sólo existen dos variedades de tortilla de patata en este mundo imaginario: con cebolla o sin cebolla. Todas las demás variables que en nuestro mundo sí reconocemos (por ejemplo, el número y cantidad de los ingredientes, el tiempo de preparación, el uso de especias, o la presentación en plato) no existen para ellos; la empresa que ostenta la fórmula secreta no tiene ni la necesidad, ni el interés, ni quizá la creatividad necesaria para variar su composición.

De hecho, sólo muy de vez en cuando, la empresa decide cambiar sutilmente algún aspecto de esta receta, y suele hacerlo deprisa y corriendo para cumplir con los tiempos de producción que los departamentos económicos les imponen. Es de todos conocido en nuestro mundo imaginario que algunas remesas de tortillas provocaron epidemias por usar ingredientes en mal estado. En el mejor de los casos, el mayor problema del consumidor era que el camarero tardaba (por alguna razón inexplicable) más de hora y media en traerle la tortilla que había pedido y la tortilla estaba cruda. Por lo general, “sólo” tardaba tres cuartos de hora y se servía casi carbonizada.

En ocasiones, en la prensa de este mundo paralelo aparecen noticias referentes a altas personalidades que han visto truncadas sus carreras por indisposiciones (supuestamente) provocadas por el consumo de tortillas adulteradas por cocineros de grupos opositores. Incluso hubo un caso de asesinato provocado por una tortilla rellena de cianuro. El infeliz comensal nunca llegó a notar nada distinto en el aspecto general de su tortilla.

Al contrario de lo que pudiera parecer, aunque el conocimiento de la creación de una tortilla de patatas esté en manos de una minoría, la gente de ese mundo ha terminado de alguna forma necesitando consumirla en algún momento de su vida. Incluso hay gente en ese mundo cuya vida cotidiana -y hasta su realidad social- depende a menudo del ciclo de vida de las tortillas de patatas, sin saberlo.

Por supuesto, mucha gente emprendedora ha intentado en ese mundo desarrollar su propia versión de la tortilla, investigando aquí y allá, cogiendo ideas de intentos parecidos de otra gente o de pistas inferidas de los restos encontrados en la basura de los restaurantes. Algunos lo hacen para tratar de encontrar una fórmula mejor y desbancar a la competencia con su producto. Otros, simplemente, porque intuyen que hay otras variedades posibles que se adaptarían mejor a sus gustos y creen que la gente debería probarlas por propia iniciativa y sin ningún tipo de compromiso ni rechazo contra la de los restaurantes (si es que no les importan sus problemas conocidos, claro). Pero esta gente es muy poco conocida y se ve obligada a trabajar desde la sombra, ya que la compañía de marras presionó lo suficiente a los políticos de varias partes del planeta para que la receta de la tortilla estuviera protegida contra su réplica o, incluso, contra la creación de recetas que tuvieran algún ingrediente en común.

Podemos volver ya a nuestra realidad, quedáis invitados. A este lado de la frontera de la imaginación, cualquiera conoce la receta de una tortilla de patatas. Y no sólo eso: puede adaptarla a sus gustos (fría, tibia, caliente, con mucha sal, con poca sal, con patatas cortadas en tiras, en rodajas, picadas, con un huevo o varios, con levadura, poco hecha, muy hecha, y un largo etcétera). Puede deleitar a sus invitados con sus tortillas (aunque estos insistan en que las mejores son las de sus respectivas tías). Puede probar ingredientes nuevos. Puede saber qué se supone que está comiendo cuando la pide en cualquier local (y los expertos culinarios o sanitarios pueden inspeccionar el producto). Puede dedicarle tanto tiempo como quiera para desarrollar la mejor receta de tortillas de patatas del mundo y, por supuesto, puede comer tantas como quiera, en el tiempo que quiera, con la gente que quiera. Puede publicar la receta, venderla, regalarla. En pocas palabras: es LIBRE para usar la receta como quiera.

Un pequeño apunte informático, antes de que se me olvide: los programas de ordenador que usamos cada día (el llamado “software”, desde el sistema operativo hasta cada aplicación) se “cocinan” a partir de una serie de instrucciones de texto, una “receta”. Todo aquél interesado en saber cómo continúa la historia (tanto la real como la imaginaria) tiene un sitio en el encuentro de aficionados al Software Libre desde el 27 al 30 de este mes en la Universitat Jaume I. Toda la información se encuentra en la web del evento: http://iparty.aditel.org.

Artículo publicado en el periódico "Mediterráneo" el 23/03/2008.