A veces pasan cosas. Otras veces pasan muchas cosas.
Sin embargo, de normal, no nos solemos dar cuenta de ello. Tal vez sólo cuando alguien nos llama la atención sobre algo que ha cambiado (o algo que permanece igual) es cuando reparamos sobre ese cambio, pero sin demasiada emoción.
Ha quedado un poco abstracto. Vayamos a algo más concreto.
A los 23 años, no son pocos los conocidos o amigos que piensan que dentro de uno, dos, cinco, diez años seguirán de copas con los mismos colegas, saliendo los fines de semana y pasándoselo bien. Que creen que seguirán con pareja, o que seguirán solteros. Parece que no estamos diseñados para pensar en 4D (y por eso frenamos el coche cuando en un paso de cebra distante está pasando alguien que seguro que ya habría terminado de pasar cuando llegáramos a esa altura, incluso si aceleráramos).
Todo está cambiando constantemente. No es nada nuevo. Como decía alguien probablemente muy ocioso, nada permanece excepto el cambio. Gente con la que hoy te codeas, mañana puede estar sacándote las tripas. Gente que hoy te saca las tripas, puede ser tu mejor aliado.
Aún sabiendo estas cosas, hay gente que sigue pensando que siempre va a tener a sus amigos (es curioso, siempre lo piensan de los actuales) al lado para ir a tomar algo. Habría que pararse a pensar en la proporción de gente de la escuela que se encontró en el instituto, de gente del instituto que se encontró en la carrera, de gente de la carrera que se encontrará en el trabajo, de gente del trabajo que se encontrará en la vida.
Llega un momento (o varios) en la vida de la gente en la que se conecta el "instinto golondrina" de comenzar a hacer un nido con la pareja, separándose de la bandada con la que ha viajado hasta entonces para encontrar el mejor lugar donde continuar con el ciclo de la vida. Sólo el azar determinará si la ventana o el tejado donde se resguarda queda cerca de la de las compañeras de viaje.
Mucha gente también piensa "aún soy joven, no hay prisa, voy a seguir disfrutando de los amigos". Puede que no tengan presente que a sus amigos, tarde o temprano les va a entrar también el "instinto golondrina" e irán poco a poco derivando más parte de su tiempo a las cosas relacionadas con su pareja. Puede que no tengan presente tampoco que las ventanas y los tejados se van cubriendo poco a poco de nidos. Puede que no vean que la bandada se dispersa, porque pasa poco a poco.
Y sólo cuando alguien les diga, tal vez algún tiempo después "¿Te has fijado en que sólo quedamos nosotros tres del grupo?", se dé realmente cuenta de algo que ha estado cambiando todo el tiempo, poquito a poquito, subrepticiamente.
Tal vez ya no seas tan joven. Tal vez te entre entonces el "instinto golondrina" y no tengas con quién.
Pero sólo tal vez. Lo bueno es que, aunque pase, normalmente será tan lento que siempre percibirás ese estado como "lo normal".
O no.
Sin embargo, de normal, no nos solemos dar cuenta de ello. Tal vez sólo cuando alguien nos llama la atención sobre algo que ha cambiado (o algo que permanece igual) es cuando reparamos sobre ese cambio, pero sin demasiada emoción.
Ha quedado un poco abstracto. Vayamos a algo más concreto.
A los 23 años, no son pocos los conocidos o amigos que piensan que dentro de uno, dos, cinco, diez años seguirán de copas con los mismos colegas, saliendo los fines de semana y pasándoselo bien. Que creen que seguirán con pareja, o que seguirán solteros. Parece que no estamos diseñados para pensar en 4D (y por eso frenamos el coche cuando en un paso de cebra distante está pasando alguien que seguro que ya habría terminado de pasar cuando llegáramos a esa altura, incluso si aceleráramos).
Todo está cambiando constantemente. No es nada nuevo. Como decía alguien probablemente muy ocioso, nada permanece excepto el cambio. Gente con la que hoy te codeas, mañana puede estar sacándote las tripas. Gente que hoy te saca las tripas, puede ser tu mejor aliado.
Aún sabiendo estas cosas, hay gente que sigue pensando que siempre va a tener a sus amigos (es curioso, siempre lo piensan de los actuales) al lado para ir a tomar algo. Habría que pararse a pensar en la proporción de gente de la escuela que se encontró en el instituto, de gente del instituto que se encontró en la carrera, de gente de la carrera que se encontrará en el trabajo, de gente del trabajo que se encontrará en la vida.
Llega un momento (o varios) en la vida de la gente en la que se conecta el "instinto golondrina" de comenzar a hacer un nido con la pareja, separándose de la bandada con la que ha viajado hasta entonces para encontrar el mejor lugar donde continuar con el ciclo de la vida. Sólo el azar determinará si la ventana o el tejado donde se resguarda queda cerca de la de las compañeras de viaje.
Mucha gente también piensa "aún soy joven, no hay prisa, voy a seguir disfrutando de los amigos". Puede que no tengan presente que a sus amigos, tarde o temprano les va a entrar también el "instinto golondrina" e irán poco a poco derivando más parte de su tiempo a las cosas relacionadas con su pareja. Puede que no tengan presente tampoco que las ventanas y los tejados se van cubriendo poco a poco de nidos. Puede que no vean que la bandada se dispersa, porque pasa poco a poco.
Y sólo cuando alguien les diga, tal vez algún tiempo después "¿Te has fijado en que sólo quedamos nosotros tres del grupo?", se dé realmente cuenta de algo que ha estado cambiando todo el tiempo, poquito a poquito, subrepticiamente.
Tal vez ya no seas tan joven. Tal vez te entre entonces el "instinto golondrina" y no tengas con quién.
Pero sólo tal vez. Lo bueno es que, aunque pase, normalmente será tan lento que siempre percibirás ese estado como "lo normal".
O no.
2 comentarios:
Me has hecho pensar para variar (¿y quién no?), me he planteado ese "instinto" que dices y la existencia en nuestro(s) universo(s) de otros muchos...ahí van los "instintos" que he encontrado:
- Buitre: agazapado espera ese instinto que nos hace buscar nuestra pareja en los restos de otras.
- Buho: ese instinto observador nocturno, no habla, no escucha, no baila, sólo observa y tiene los ojos más abiertos cuando todo está oscuro.
- Águila: acechador, está a la que cae, paloma que no vuela a la cazuela, culo que veo culo que quiero.
- Marmota: vago, más que vago, que se muevan ellas, no tiene problemas, no tiene mujeres, no tiene citas, no tiene nada.
Qué poco se moja la gente por aquí. Luego, "in the real world" me crujen por los pasillos diciéndome que no se puede generalizar, que cuanto mayor eres, mejor eliges a tus amigos y más difícil es, por tanto, perder el contacto con ellos.
Bien, y tienen razón.
Por otra parte, otros me dicen que no sólo es lo que suele pasar, sino que es lo que pasa.
Y creo que también tienen razón :D
Aquí no se moja nadie, igual dentro de 10 años...
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