29.7.19

Desconectada

Lo primero fue ir desconectando de sus amigos tal y como sus padres iban mudándose de ciudad y hasta de país. Apenas tuvo conciencia de las primeras veces en la escuela, en contraste con lo dramático de las del instituto. Luego vino desconectar de sus padres cuando se emancipó. En parte, resentida por las depresiones que le granjeó, a su parecer, una infancia tan inestable. Después, a duras penas, desconectar de las jornadas de un trabajo que la esclavizaba. Algo que no hizo sino profundizar en sus tendencias depresivas forzándola a viajar de punta a punta del mundo con mil hoteles como hogar. Más tarde fue desconectando de sus pocas amistades y menos seres queridos cuando se introdujo en un grupo que le prometía una elevación espiritual y un trabajo mejor. Por fin parecía encontrar un remanso de paz en esa gente que no la juzgaba y apenas pedía una mínima implicación en el grupo, implicación que fue creciendo a costa de un trabajo que nunca acababa de llegar. A la postre, por accidente según las investigaciones del siniestro, se le desconecto el cable del líquido de frenos del coche precisamente cuando por fin amagó con desconectar de ese grupo. Un coche que consistía en el total de sus pertenencias en ese momento. Pasó unos días en muerte cerebral sin nadie que se preocupara por ella hasta que, finalmente, la desconectaron.

Este relato participa en la iniciativa Divagacionistas.

15.7.19

Meteorito

Nueva entrada de bitácora.

De la interpretación de los registros (geológicos y documentales fósiles de los homínidos antiguos) hemos podido concluir el origen del evento de extinción masiva ocurrido hace diez millones de años. Las fechas concretas se pueden encontrar en el anexo.

Del estudio geológico se desprende un suceso similar al funcionamiento de algunos de los primitivos juguetes de esos antiguos humanos que se han recuperado; unas cajas que contenían un mecanismo que permitía darle cuerda a un muelle, sin que aparentemente ocurriera nada hasta que, pasado un punto, se liberaba toda esa energía contenida para mostrar algún tipo de representación grotesca (suponemos que con ánimo de espantar a otros de sus especímenes).

En el caso geológico, llegado a un punto de sobresaturación de compuestos de efecto invernadero en tierra y mar sin aparentes efectos hasta un momento dado, su liberación retroalimentada disparó el deshielo a escala global, elevando el nivel del agua como principal efecto catastrófico para la entonces especie predominante, seguido por el incremento de los eventos climáticos extremos.

Las condiciones de hacinamiento en algunos puntos, debido a las migraciones masivas de las zonas costeras, y la expulsión a la atmósfera de reservorios mcrobiológicos patógenos que permanecían en criogenia en el permafrost supuso la puntilla a un estado ya lamentable por el sustancial decremento de la producción agrícola y ganadera.

La toma de muestras de documentos ha sido más complicada, debido a que estaban en zonas de difícil acceso para las que hemos necesitado de dispositivos de respiración y protección en general que nos permitieran subsistir durante al menos un corto periodo de tiempo fuera de los ambientes habitables.

Del análisis documental, interpretando los textos obtenidos (a pesar de que se necesitarán posteriores estudios para descifrar el material encontrado en sus denominados "ordenadores"), se desprende que también tenían conocimiento amplio sobre la existencia de extinciones masivas previas en general, y en particular de la que sufrieron. Pero, al igual que no llegaron a desarrollar sistema alguno de prevención contra choques de asteroides (a diferencia de nuestra cultura), tampoco se tomaron en serio la amenaza de su intensa modificación del clima.

No deja de ser irónico que aquella especie mamífera que tuvo su oportunidad de evolucionar hasta autodenominarse "Homo sapiens sapiens" gracias a la extinción de los dinosaurios haya sido su propio meteorito y, por ello, ahora pueda ser nuestro turno. Pero de "sapiens" parece que solo tenían la palabra en su propia nomenclatura científica. Ellos nos hubieran llamado "Octopus sapiens sapiens".


Este microrrelato participa en la iniciativa de Café Hypatia.