15.7.19

Meteorito

Nueva entrada de bitácora.

De la interpretación de los registros (geológicos y documentales fósiles de los homínidos antiguos) hemos podido concluir el origen del evento de extinción masiva ocurrido hace diez millones de años. Las fechas concretas se pueden encontrar en el anexo.

Del estudio geológico se desprende un suceso similar al funcionamiento de algunos de los primitivos juguetes de esos antiguos humanos que se han recuperado; unas cajas que contenían un mecanismo que permitía darle cuerda a un muelle, sin que aparentemente ocurriera nada hasta que, pasado un punto, se liberaba toda esa energía contenida para mostrar algún tipo de representación grotesca (suponemos que con ánimo de espantar a otros de sus especímenes).

En el caso geológico, llegado a un punto de sobresaturación de compuestos de efecto invernadero en tierra y mar sin aparentes efectos hasta un momento dado, su liberación retroalimentada disparó el deshielo a escala global, elevando el nivel del agua como principal efecto catastrófico para la entonces especie predominante, seguido por el incremento de los eventos climáticos extremos.

Las condiciones de hacinamiento en algunos puntos, debido a las migraciones masivas de las zonas costeras, y la expulsión a la atmósfera de reservorios mcrobiológicos patógenos que permanecían en criogenia en el permafrost supuso la puntilla a un estado ya lamentable por el sustancial decremento de la producción agrícola y ganadera.

La toma de muestras de documentos ha sido más complicada, debido a que estaban en zonas de difícil acceso para las que hemos necesitado de dispositivos de respiración y protección en general que nos permitieran subsistir durante al menos un corto periodo de tiempo fuera de los ambientes habitables.

Del análisis documental, interpretando los textos obtenidos (a pesar de que se necesitarán posteriores estudios para descifrar el material encontrado en sus denominados "ordenadores"), se desprende que también tenían conocimiento amplio sobre la existencia de extinciones masivas previas en general, y en particular de la que sufrieron. Pero, al igual que no llegaron a desarrollar sistema alguno de prevención contra choques de asteroides (a diferencia de nuestra cultura), tampoco se tomaron en serio la amenaza de su intensa modificación del clima.

No deja de ser irónico que aquella especie mamífera que tuvo su oportunidad de evolucionar hasta autodenominarse "Homo sapiens sapiens" gracias a la extinción de los dinosaurios haya sido su propio meteorito y, por ello, ahora pueda ser nuestro turno. Pero de "sapiens" parece que solo tenían la palabra en su propia nomenclatura científica. Ellos nos hubieran llamado "Octopus sapiens sapiens".


Este microrrelato participa en la iniciativa de Café Hypatia.

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