29.1.07

Cada animal tiene un mundo (Esta mañana me he levantado...)

Aunque uno lo intente, no está hecho a prueba de errores. Aún no sé muy bien por qué (inspiro confianza, dicen), a veces la gente me cuenta cosas y espera de mí un consejo como si fuera algo así como el venerable y sabio anciano de la tribu.

Y un carajo. No hace falta buscar mucho para darse cuenta de que, si tuviera todas las respuestas, yo no estaría como estoy. Estaría en el 50x15, supongo. Pero no, no tengo ni mis propias respuestas y, por supuesto, es muy difícil pronunciarse en algún sentido u otro sobre un tema en concreto si, de paso, no se cuenta con toda la información. Bueno, más que ser muy difícil pronunciarse, lo complicado es hacerlo teniendo una mínima garantía de aciertos.

Luego, pasa lo que pasa. Aquí y allá hay lagunas de información o información equivocada (a esto mejor llamarle desinformación) y, como dice Murphy: «Si dados los datos incorrectos sigues una lógica perfecta, llegarás a una solución necesariamente falsa; por contra, si dados los datos incorrectos sigues una lógica equivocada, tienes una cierta probabilidad al azar de acertar.»

No se pueden hacer resúmenes breves y exactos de informaciones complejas. Con esto aparece el mismo problema que con la compresión de imágenes. Puedes comprimir hasta un cierto límite sin perder calidad pero, a partir de ahí, si quieres comprimir más tendrás que sacrificar información de la imagen. Y la representación que tengas puede llegar a ser muy distinta de la original, según la bondad del algoritmo de compresión.

Cada animal tiene un mundo, y es imposible resumir ese complejo mundo a alguien que no lo está viviendo. Últimamente estoy teniendo muchos fallos en mi sentido crustáceo (que es lo que me servía para rellenar esas carencias de información), o no lo he sabido interpretar correctamente. Y estoy fallando más que una escopeta de feria. Aviso, como siempre he avisado: mis consejos están para ignorarlos completamente y hacer lo que a uno le diga el corazón que haga.

También me está resultando muy difícil resumir mi propio mundo a otras personas. Me faltan las palabras... y eso me acojona. Más que fallar, más que la sensación de perder el control (un control aparente, por supuesto) sobre lo que te rodea. Aunque si me faltan las palabras, siempre puedo inventarme alguna nueva. Como estrógalo.

Muchos estrógalos para todos.

27.1.07

Sin ple y con ciso (Esta mañana me he levantado...)

Hace unos días me llegó a casa la carta de una multa que me pusieron hace unos meses. Ahora mismo no recuerdo haber escrito sobre ello. Me pusieron esa multa por, supuestamente, aparcar indebidamente obstaculizando un carril de circulación. La recurrí porque, pragmáticamente, la zona en la que aparqué aquel domingo (Calle Trullols, si no recuerdo mal) estaba siendo reconvertida en zona azul (a falta del letrero que lo indicara), y una grandísima y bonita señal de dirección prohibida en sentido contrario provocaba que no hubiera tal carril de circulación que obstaculizar. Así se lo expresé al lubasito que me había dejado el autógrafo, cuya única frase fue "no sé qué hace esa señal ahí".

Le dije que, obviamente, si él no lo sabía yo menos, pero que según mi libro de autoescuela las señales más restrictivas tenían prioridad en caso de conflicto y que, por lo tanto, mi coche no obstaculizaba carril alguno. Que me quitara la multa. "No puedo hacer eso", fue la respuesta. "Tiene que ir al Ayuntamiento y recurrirla".

Así que tuve que perder una mañana en hacer trámites (ya me avisaron de que la carta de la multa me llegaría igual a casa, que no me asustara), afrontar una multa de 50€ y que el Estado gastara su (nuestro) dinero y tiempo por... aparcar bien y que la policía no sea capaz de (o no tenga mecanismos para) reconocer y corregir sus propios errores en el momento, sin tener que MOLESTAR a los ciudadanos.

Odio la burocracia. Odio conducir. Odio los coches. Siento cierta aversión por Castellón. Y, de paso, mi pueblecito sigue un poco nevado y ha sido un gustazo corretear un poco por sus calles (como cuando era peque) sintiendo el frío (que también lo odio, pero hoy no) golpearme en la cara. Lo que no entiendo muy bien aún es por qué la gente tiene esa rara costumbre de poner nieve sobre el capó o parabrisas de su coche (aparte de para dejar la carretera llena de témpanos aquí y allá, y convertirla en un lugar mucho más inseguro que de costumbre).


Una noche más (Esta mañana me he levantado...)

La página en blanco. Las ganas de escribir, aunque no sepas qué. Esa sensación nauseabunda de querer vomitar algo y no poder.

En realidad sí hay cosas que escribir. En cuanto deje esto, cogeré mi lápiz favorito y las escribiré en analógico. Con una letra de tamaño minúsculo, y muy rápido, emborronando cualquier fallo que cometa y siguiendo adelante. Antes iba a decir "con una letra minúscula", pero era una frase inherentemente ambigua.

Por mi cabeza pasan frases flotando casi al azar: "adelantemos acontecimientos", "cambiar el Dragon Khan por la Casa del Terror", "defragmentación", "la realización no se aprende, se sufre", "siempre me ha resultado atractiva la hipnosis porque es como configurar la BIOS de nuestros cuerpos", "tanto gilipollas suelto y tan pocas balas", "el breve no es un buen método para viajar"...

Entre muchas otras. A estas horas, mi coco está en modo promiscuo y no acepto ningún filtro para que las frases vengan o vayan. Es lo que suelo llamar "estado preonírico", y en él ocurren divagaciones extremas bastante interesantes, que por lo general no sirven para nada, pero que en ocasiones generan buenas ideas. "No me apetece apuntarlo ahora; mañana me seguiré acordando", me digo tantas veces. Y no, mañana nunca te acuerdas.

Es una noche más. Hace frío (odio el frío), estoy agotado (más que de costumbre), me siento... aún no lo he decidido, pero no demasiado bien (sigo con la náusea de querer decir algo que no sé qué es, y se está convirtiendo en una náusea física). Quizá sea sólo que mi cuerpo quiere disociarse de mi cerebro e irse ya a la cama. O quizá... da igual.

Mi pelo está grasoso y sucio. Además, apesta a tabaco del local de ensayos. Mi cara también es un generador de grasa, sobre todo a altas horas de la noche. Normalmente, basta con lavármela de vez en cuando. Pero, si no puedo hacerlo, puede ocurrir que la grasa se me meta en los ojos, y entonces escuece de verdad. Se me ponen muy rojos, y más vale que no me pille conduciendo o en algún lugar donde no haya algún grifo cerca, porque es muy desagradable no poder abrir apenas los párpados por el escozor.

De vez en cuando pienso en raparme el pelo al cero. Dicen que me quedaría fatal. Puede ser. Ahora hace demasiado frío para probarlo. Quizá en verano. Quizá deje de encontrarle entonces el gustito a rascarme la cabeza y hacerme agujeros considerables. Igual vendría bien un hipnólogo que me desactivara el tema a nivel de BIOS, pero siempre es peligroso tocar la BIOS. ¿Qué pasaría si necesitara realmente rascarme la cabeza y no pudiera?

En fin, probablemente mi calva blancota quedaría ridícula. Aunque haría juego con el resto de mi blancote cuerpo. Cuando sea mayor, quiero ser como Ed Harris. Esto no tenía nada que ver con todo lo anterior, pero por una parte, me parecía un buen final y, por otra, éste es mi blog. Y ya sabéis lo que hago con mi blog.

24.1.07

Día de peros (Esta mañana me he levantado...)

No, no es una errata. Hoy ha sido en toda regla un día de peros.

Quería grabar una película que tengo que entregar para un trabajo, pero no sé por qué, la borré tras imprimir el trabajo.

Quería salir pronto de casa para prepararme unas cosillas del cursillo de Gimp, pero no sé por qué, el tiempo se contrajo y he llegado cinco minutos tarde (eso en mí es muy inusual, ya sabéis).

Quería comer a gusto, pero la sprite llevaba caducada un mes y medio, y me he dado cuenta del regusto metálico cuando ya sólo quedaba un dedo en la botella. Y con ésta, van n las veces que consumo material caducado en las cantinas, a saber: una natilla de chocolate, un yougurt de fresa, un yougurt de limón y, ahora, la bebida.

Quería subrayar los apuntes que estaba estudiando, pero no tenía subrayador fosforescente. Mi querida Sofia me ha dejado uno, pero se me ha acabado a los dos minutos de empezar a usarlo.

Quería ir a la charla de Ramonet con una amiga, pero no la he encontrado. Quería haber llegado a tiempo a la charla, pero no había forma de aparcar. De nuevo, diez minutos tarde. Quería haber estado en la charla, pero el lugar estaba a tope y no me han dejado subir.

Quería volver a casa tranquilamente y morirme de asco en silencio en mi habitación, pero el coche me ha avisado de que tengo el depósito vacío y he tenido que ir a llenarlo. Quería terminar algunos asuntos pendientes, pero se me ha pasado toda la noche y no he hecho nada de provecho.

Y me dejo unos cuantos "quería ... pero ..." de menor magnitud (aunque no por ello menos fastidiosos).

Miedo me da que vuelva otra racha entrópica. Mañana quiero (entre otras cosas más importantes) pasarme por el Ayuntamiento para que me expliquen qué hago yo con una multa de 50 € que me han puesto por error y que está reclamada. Quina poreta.

A veces, el Universo parece que me quiere, y otras que confabula contra mí. Como me dijo Clau anoche, "a veces prefiero las cosas un poquitín más fáciles"... pero mi ángel de la guarda parece que lleva cinco años en coma.

23.1.07

Dime guau (Esta mañana me he levantado...)

Giro mi cabeza y veo, como una enorme cucaracha, a mi perra sentada al lado de la silla donde estoy trabajando. Está tranquila, sentada, con la vista puesta en el infinito, hierática y majestuosa. Me pregunto cómo pueden saber estos bichos cuándo un humano necesita tener a alguien cerca a quien poder darle afecto, y le regalo unas cuantas caricias en su suave cabeza. Como siempre, responde a ellas levantándola un poco, para facilitarme el trabajo.

O quizá sólo tema al ruido que el vendaval está causando hoy.

Turn the lights down low...

P.D.: Mi padre acaba de traerme una botella de gaseosa de un litro para mí solito. Mmmm... me encanta (tendré que desfogarla, pero me encanta). Dos momentos dulces de la vida en un breve espacio de tiempo =)

Cuando se pone el sol (Esta mañana me he levantado...)

Una de las cosas pendientes en mi to-do es ver una puesta de sol en el mar. Suelo pensar bastante en ellos, en cómo me sentiría, en cómo tiene que ser la experiencia. He visto muchos amaneceres en el mar -y no me cansaría de ver esa gigantesca pastilla de strepsils ascendiendo lentamente y llenando el día de luces-, pero ningún atardecer. Y, para estas cosas, las fotos no sirven.

Pero tanto suelo cegarme en las puestas de sol en el mar, que se me olvidan las que sí que puedo disfrutar. Esta tarde, a las 18:27, he asistido al espectáculo de una preciosa postal. Ya se había puesto el sol, pero no importaba. Las montañas, bajas en el horizonte, se veían a contraluz rodeándolo todo hasta donde alcanzaba mi ángulo de visión. Desde su base, ascendía un hermosísimo y perfecto degradado de un naranja pastel que, conforme se alejaba de las montañas, iba fundiéndose en mi queridísimo azul grisáceo favorito. Era increíble seguir con la vista el degradado hacia arriba, y notar cómo en la base de las montañas, el naranja presentaba un efecto hirviente a la vista.

Para acabar de rematar la estampa, en el centro del cielo brillaba con un cromatismo casi verdoso el planeta Venus (supongo que era Venus porque era muy brillante y no parpadeaba; en cualquier caso, no importa). Me he emparrado un poco, cosa imprudente dado el viento gélido que hacía hoy (y que ha propiciado que los cielos estuvieran despejadísimos, permitiéndome el lujo del espectáculo).

Qué rabia no llevar una cámara incorporada para poder afotar estas cosas. Qué rabia no llevar una acompañante al lado para poderle decir "fíjate qué chulada". Qué rabia que siempre que me ocurren estas cosas, estoy solo en la carretera y no hay más forma de compartirlo con la gente que contándoselo. Y, para estas cosas, contarlo tampoco sirve.

21.1.07

Nombres de perros (Esta mañana me he levantado...)

Para una camada grande, no estaría de más utilizar las letras del alfabeto griego como nombre. Pero si sólo tuviera dos perros, los llamaría Chomsky y Sarcoidosis. Le pondría Lupus, pero es que nunca es lupus. Vale, si tuviera un gato, le llamaría Lupus.

Mecanismos de defensa (A veces pasan cosas)

En la Naturaleza podemos encontrar básicamente dos mecanismos de defensa ante las agresiones externas (o lo que los seres vivos puedan interpretar como tal). Una es el intentar pasar desapercibido, y la otra es hacer el mayor ruido posible.

Así, tenemos los rugidos de los leones, los bramidos de los hipopótamos, los gritos de los orangutanes, etc. versus los agazapamientos de las avestruces, la petrificación de algunos reptiles o los "ovillamientos" de los armadillos.

A veces me pregunto de qué tipo será cada persona con la que me cruzo.

20.1.07

La tercera nota (A veces pasan cosas)

En la música, cada nota es importante. Da igual si eres la melodía, o el acompañamiento, la batería o el violín. Para que una obra suene bien, es importante que cada una de sus notas suene perfecta. De nada sirve una melodía perfecta, si la batería falla dos de cada tres golpes. No haces nada con la base percusiva del siglo si el solista suena resfriado.

Yo siempre he querido ser la tercera nota del acorde. Una que no destaque demasiado, pero que le dé cuerpo al asunto. Una tercera nota que suene muy bien, en lugar de una primera nota estropeada.

Se supone que la vida consiste en ir ascendiendo de nota hasta ser capaz de ser la primera nota con ciertas garantías. Una vez ahí, sabes que tienes las notas inferiores cubiertas. Pero también sabes que hay gente (y si no la hay, la habrá) que será una mejor primera nota que tú. Pretender querer ser la primera nota aún así, es algo que no beneficia a nadie. Es mejor para el conjunto "ascender" a esa primera nota, y relegarse a la segunda, o la tercera. Y ser una excelente tercera nota.

Qué estupidez de entrada. Pero es mi estupidez y la quiero.

18.1.07

Hyperquè? (A veces pasan cosas)

Deia Clara Janés que la impossibilitat de ficar-nos dintre del cap d'un altra persona, d'aconseguir totes les respostes que voldriem, provoca que acabem en un moment o un altre tancant-nos en nosaltres mateixa, reomplint la manca d'informaciò amb la nostra imatge pròpia del que voldriem que fos.

M'ha paregut una aproximació d'alló més bona. En eixos moments, de fet, estava tractant de ficar-m'hi al cap d'un parell de persones a la vegada, tractant de buscar respostes (a la meva incesant i esgotadora faceta del "i per què?").

Hi duc molts anys amb mí mateix, i encara estic deprenent a esbrinar quines respostes no vullc saber (la curiositat va matar al gat, i si fa poc deien que tinc quelcom de gat, doncs...). No obstant, m'ocorre amb açò el que a d'altres (o a mi mateix) els passa amb l'amor, o als xiquets amb les llepolíes: la Teoria del "Com va a ser dolent açò, amb les ganes que hi tinc?".

A un xiquet li dones una borsa de llepolíes, i li dius que no les menge totes a la vegada, que li faràn mal. El noi pensarà: "si tinc tantes ganes de menjar-me-les, és impossible que vagen a fer-me mal". I se les pren. I li fan mal.

A la setmana següent, quan s'ha oblidat del mal de panxa, repeteix la història.

Un incís: de majors, no hi millorem gaire. Avui em preguntava una amiga si creia que era inmadura, capritxosa o egomaníaca. Després de pensar-ho un poc, li he dit que les tres coses, però que tampoc no hi és molt preocupant, ja que sembla que tot el món és un poc així. Suspose que intervendràn coses de la neotènia, o d'un ritme de vida massa accelerat, o de no permetre'ns ser xiquets grans, com tal volta deguèrem ser tota la vida, jugant a pillar al limb. Salutacions al grup "Doctor Divago", per furtar-lis la fantàstica frase.

Bé, tanque l'incís. Amb les preguntes, hi passa el mateix. Penses: "com va a fer-me mal la resposta, amb les ganes que tinc de saber-ho?". I et responen, i t'afonen a la misèria durant una setmana. I, encara així, continues preguntant. Llegint coses que no deuries de llegir. Imaginant coses que no deurien d'existir. Sabent coses que no tindries per què saber.

Preguntes, preguntes, tantes preguntes. Leonardo es passava el dia fent-se preguntes, prenent nota a la seva llibreta d'idees. Avui en dia, algunes de les preguntes se les podria respondre un marrec de sis anys. D'altres, continuen sent oscurantistes inclús als nostres dies. Potser no es puga saber tot (de fet, Gödel hi insisteix, i això que és mort ja fa temps). La ignorància és felicitat, diuen altres. I el coneixement, poder. El poder duu responsabilitats asociades i, quant més saps, més complicat és no derrumbar-se davall l'aplastant complexitat de les coses. Però, encara i tot això, el xiquet que duc a dintre, no deixa de preguntar-se "I per què?".

Potser, algún dia, arribem a saber el suficient com per a manejar el temps i l'espai. Mentres tant, les preguntes aniràn un pas per davant, per l'hiperespai. Preguntant-se (a la velocitat de la llum, amics meus): Hyperquè?

16.1.07

Hola, soy Coco. Hoy vamos a aprender la diferencia entre izquierda y derecha (A veces pasan cosas)

Hay mucha, muchísima gente a la que le cuesta distinguir rápidamente entre izquierda y derecha.

Mi madre, sin ir más lejos, hace un aspaviento con la mano hacia el lado al que quiere hacer referencia, y dice "tira p'allá". No es un mal mecanismo si puedes verla en el momento de decirlo. Pero si va en el asiento de atrás del coche, es más bien complicado saber exactamente hacia dónde es "p'allá".

VrZ suele usar la convención interna de pensar en la izquierda como "la del reloj". Esto puede servir bastante bien... si llevas el reloj, claro. Y en la izquierda.

Llevo un par de días dándole vueltas al asunto, para tratar de descubrir mi lógica interna al respecto, y proponer alguna alternativa mnemotécnica. Creo que la diferencia entre izquierda y derecha es algo que se aprende mejor cuando conoces la procedencia de las palabras (ah, bendita etimología).

"Derecha" viene del latín "dexter, dextrum". En latín, la izquierda es "sinister, sinistrum". Nuestra "izquierda" viene del vascuence "ezquerra".

Como muchos habrán apreciado, "dexter, dextrum" es la raíz no sólo de "derecha", sino de "diestro" (que usa la derecha, o que es hábil en algo). Y "sinister, sinistrum" es pariente directa de nuestro "siniestro".

Actualmente utilizamos "siniestro" con un significado negativo, aunque todavía conservamos el sentido original en el antiguo modismo "a diestra y siniestra": «Repartió hostias a diestra y siniestra» significa, básicamente, que el elidido sujeto emuló a Bud Spencer (o Terence Hill) en alguna de sus míticas películas, dando caña por la derecha y por la izquierda.

Sobre el significado negativo, cuenta Alexis Márquez Rodríguez (en un resultado tomado al azar en Google) los orígenes de este uso. El resumen es que se relacionaba el lado izquierdo con la mala suerte (de nuevo, el refranero castizo recoge frases como "levantarse con el pie izquierdo").

Bien, pues si eres diestro (en el sentido de que usas la derecha para hacer las cosas), ahora debería resultarte más fácil reconocer la derecha cuando te digan "la derecha", porque inmediatamente lo puedes entender como "la diestra", que viene a ser "hacia la mano con la que sabes hacer bien las cosas".

Y la izquierda... pues es la otra. Si quieres tener más seguridad, coge un lazo negro, y póntelo en la muñeca (ya, ya sé que en la derecha igual te queda mejor, pero haz un esfuerzo y póntelo en la izquierda, por lo menos hasta que te saques el carnet). La "izquierda", ahora es "siniestra", je, je, je.

Lo malo de este sistema es que no sirve igual para zurdos ni ambidiestros. Para ellos, el siguiente consejo:

Ésta es la izquierda
Y ésta es la derecha

¡Hasta la próxima semana, con Supeeeeeeeeeeeer Cocooooooooooooooo!

15.1.07

El Gato con Motas y la Mosca del Breve Azul

[22:58:39] Monstruillo dice:
bueeeeno voy cerrando esto que ya he acabado por hoy
[22:59:11] Emilio dice:
y yo me voy a dormir en breve
[22:59:37] Monstruillo dice:
buenas noches y cuidado con el breve que no es un buen modo de ir
[22:59:50] Emilio dice:
es un breve azul
[22:59:52] Emilio dice:
de los buenos
[23:00:17] Monstruillo dice:
tiene motas?
[23:00:24] Monstruillo dice:
como el gato?
[23:00:29] Emilio dice:
tiene moscas
[23:01:03] Monstruillo dice:
el Gato con Motas y la Mosca del Breve Azul

14.1.07

Zen (A veces pasan cosas)

Me gusta mucho pasar las manos extendidas por la superficie de sábanas, colchas, mantas, cubrecamas y todo tipo de cosas fresquitas en superficies planas y blandas. No es extraño encontrarme practicando este extraño hábito si estoy estudiando en mi cuarto, o sentado en alguna cama.

Extiendo las palmas, y comienzo a moverlas sobre la refrescante superficie de la cama, "paladeando" cada variación de temperatura, fricción, rugosidad o textura. Me encantan cuando el material que las recubre no es liso, sino que está un poco "aborregado", con esas pequeñas pelotillas de lana o loquesea. Al cabo de un rato, mis manos dejan de estar extendidas y se convierten en garras. Comienzo a rastrillear la cama, formando ondulaciones que deshago en el siguiente ciclo (moviendo las manos en círculos, diagonales o lo que sea, pero siempre sin separarlas de la superficie de la cama).

Hago esto desde muy pequeño. No hace mucho, descubrí lo que era un jardín zen, con arena blanca y una piedra por ahí, que sirve -resumidamente- para que alguien medite mientras hace con la arena algo parecido a lo que yo hago con la cama: crear ondas. Huelga decir que mi versión es más económica y descansada.

Tengo gratos recuerdos de camas blanditas, frescas y ligeramente aborregadas.

Et trobe a faltar (Esta mañana me he levantado...)

Siempre me ha gustado más la versión valenciana, porque da esa sensación de "tengo el fuerte sentimiento de que te necesito aquí ahora, y he venido a buscarte y no estabas". En castellano, el "te echo de menos"... no sé, no me acaba el verbo "echar" para estas cosas.

El caso es que esta mañana he tenido muchas ganas de charlar con Natxo acerca de un montón de cosas que sé que le hubieran hecho mucha gracia o le hubieran resultado curiosísimas. He sentido un hueco enorme durante unos segundos (estoy muy regloso hoy, me temo) y se me ha escapado alguna lagrimilla. He apuntado un par de asuntos a la lista de "cosas que decirle a Dios cuando le vea, en caso de que exista" que tengo a medias con la posible futura editora de la lista en sí (y a quien también debo la reflexión acerca de por qué la expresión del título me gusta más en valenciano).

Ahora mismo "encuentro en falta" (¿veis? no es lo mismo) algunas sensaciones, algunas personas, un poco de sexo cerebral. Y echo de más algunos trabajos (que debería estar haciendo ahora mismo).

Esta mañana (aparte de levantarme y hacer frío) me he autoprometido que no voy a quejarme tanto (porque Yoshiki es sabio y tiene toda la razón en esto). El Universo conspira contra mí, pero yo soy más terco. De momento, estamos empatados. Como Rocky. Los empates están bien.

Hágase la luz (Esta mañana me he levantado...)

Anoche vi Rocky 8. Rocky 6, perdón. Siempre tengo la sensación de que llevan 8 ya. No recuerdo haberme reído tanto en una película desde "Mission Imposible: 2" («Estos españoles están locos. Queman a sus santos». Sí, majete, y porque no has estado en los sanfermines de Valencia, que allí le prenden fuego a los toros antes de ponerlos a correr también, mientras todo el desfile de dolçainers va por la calle y la gente está haciendo castellets).

En fin... como en aquella ocasión, no podía estar en mejor compañía, y los chistes y las caras de "No. No es posible que acabe de decir lo que he escuchado que acaba de decir" eran casi constantes, hasta el punto de doblegarse en ocasiones sin poder contener la carcajada. En serio, me he podido imaginar sin problemas al guionista de esta entrega retorciéndose de risa por el suelo mientras pensaba "ahora le voy a poner que diga esto cuando ella le diga que va a buscar piso porque vive en una casa en ruinas". Y llega el Stallone, y con la voz más jodidamente autoparódica que he oído nunca (sólo es más divertido aún en los momentos en los que habla con su viejo entrenador, que parece Colombo), suelta tan campante: "Los pisos están bien". Y luego habla acerca de que esos edificios llevan un siglo en pie, y que uno también estaría hecho polvo si llevara un siglo de vida, y se acerca a acariciar el piso, y le dice algo como "Tranquilo, piso, tranquilo", o "Yo te comprendo", o yo qué sé, porque cada frase suya era más kafkiana que la anterior.

Me pregunto cómo hubiera sido el combate final si el negro cachas no se hubiera fracturado la mano al chocarla contra la cadera de Rocky. O contra el implante de titanio de la cadera de Rocky, mejor dicho...

En fin, no os la perdáis. Es la última vez que podréis ver a Rocky en la pantalla grande. Al menos, hasta Rocky 7: El Boxeador Cadáver. Un stop motion en proyecto entre Jan Svankmajer y Tim Burton.

P.D.: El Universo sigue conspirando contra mí (ayer me robó una estrella fugaz). Pero si no te gustan los números, los borras y ya no están. ¡Gracias, jeune!

11.1.07

El fisgón

La esperaba en la sala de ordenadores, como de costumbre. Se colocó cerca del pasillo, en primera fila, para que le fuera fácil localizarle en cuanto entrara.

Le resultó francamente curioso que, pese a esto (con el agravante de que apenas había unas diez personas en la sala), ella no le viera. Entró, pasó justo por delante de él, le dio la espalda y se situó a un par de ordenadores de la misma fila, sólo que al otro lado del pasillo.

Pensó por un momento en una conversación que había tenido hace poco con ella, acerca de resultarse invisibles el uno al otro. Esbozó una sonrisa interior.

Cogió aire para llamarla, pero algo dentro de él lo contuvo. Ella estaba dejando todos sus cachivaches en la mesa y las sillas de alrededor; esperaría a que ella misma le viera (porque seguro que cruzaban la mirada en un momento u otro, o lo reconocería en algún hueco de su visión periférica), y entonces los dos se reirían y él iría a sentarse junto a ella.

Pero no miró. Con un aire serio, casi majestuoso y quizá algo triste (o preocupado, no estaba seguro), encendió el ordenador. Él no la terminaba de reconocer en esos movimientos. Ni siquiera la recordaba de otra forma que no fuera sonriente.

Comenzaba a fastidiarle que no mirara, así que volvió a coger aire para dedicarle un "¡eh!", que terminó de nuevo en el fondo de su estómago. Esta vez era distinto; asistir al espectáculo de ella misma en su propio mundo, en una realidad donde él no existía, era una ocasión única para conocerla como probablemente nunca más podría hacerlo.

Recordó enseguida el Principio de indeterminación de Heisenberg; por el mero hecho de observar una partícula, estás alterando su posición y su velocidad, por lo que no puedes conocer con exactitud ambos parámetros a la vez. A gran escala, pensó, pasaba algo parecido: si ella sabía que él la estaba mirando, se comportaba de forma diferente.

Pero no, ahora no. Ahora, ella era ella. Todo lo ella que se podía llegar a ser consultando el correo, pero ella, al fin y al cabo. El resultado era fantástico: su postura distraída sobre la silla, ligeramente encorvada, con los ojos entrecerrados por su miopía, para conseguir enfocar bien la pantalla; su hombro relajado, un poco caído, que movía el brazo que movía la mano que, por fin, movía el ratón con esos dedos. Y qué mano tan curiosa. Quizá algún día le hablaría de sus manos.

No pensó por un momento que aquello de fisgonear no era demasiado ético. No es que pensara que estaba haciendo nada malo o, al menos, nada peor que al ver un documental sobre hormigas rojas amazónicas fascinando al espectador con un ataque certero a un bicho treinta veces más grande que cualquiera de ellas. Esto era como un "documental sobre ella". Ahora hacía click sobre un navegador. Seria. Teclea alguna dirección. Baja la vista hacia su bolso, en una trayectoria bastante directa a la de la situación de él.

Se estremece. De momento, siente que no quiere que le saquen de ese pequeño microcosmos que es "ella haciendo cosas". La ha intentado imaginar tantas veces así, pensando en qué estaría haciendo, qué expresiones pondría, cómo movería su cuerpo... Ahora mismo, sólo le apetecía pasar el resto de su vida estudiándola hasta el más mínimo detalle, y justo ella podía estar a punto de descubrirle.

Pero no. Saca del bolso su móvil, y consulta algo. Seria. Él suspira despacito. Ella gira la cabeza hacia el navegador, que aún no ha terminado de cargar. Hay un listado de correos en pantalla, pero desde la perspectiva de él no conseguía apreciar nada. Tampoco le preocupaba; sabía de sobras que una chica así tendría un considerable "club de fans". Ella pone una cara inescrutable, que en él provoca una sacudida de su ensimismamiento a fuerza de electroshock. Ella hace un click, mira al móvil y pulsa algunos botones, mientras el navegador tarda en mostrar su petición.

En un breve espacio de tiempo, algunas personas se levantan y se marchan; otras, acaban de llegar. Todas tienen que pasar por el pasillo, y su estómago se vuelve a encoger. Hasta ahora no se había dado cuenta, pero su corazón late a tantas pulsaciones que su pierna derecha estaba temblando. Ni siquiera había notado que estaba casi de puntillas en la silla.

Con delicadeza, intentando no efectuar ningún movimiento brusco delator, relaja un poco los hombros y apoya ambos pies en el suelo. El corazón, sin embargo, sigue desbocado, latiendo con fuerza. Y, aunque ella haga caso omiso del tráfico de gente, el ritmo cardíaco no baja.

Deja a medias lo que estaba escribiendo en el móvil, y devuelve la mirada a la pantalla. Lee un mensaje de un par de líneas. Ahora sonríe.

¿Sonríe?

¡Sonríe!

De pronto, se parece un poquito más a la chica que conoce. Lo siguiente no se lo esperaba: murmura algo hacia la pantalla, con el rostro ligeramente ruborizado. Él no es precisamente un experto espía (ésta es su primera vez), así que tampoco hubiera averiguado qué salía de aquellos carnosos y deseables labios aunque hubiera estado preparado para aquello. Sólo le parece reconocer, al final de todo, las articulaciones de la palabra "amor". ¿"Eres un amor"? ¿"Gracias, mi amor"? Quizá está todo en su imaginación, piensa él. La verdad es que sería un buen chasco encontrarse con que ella, en sus pensamientos, está con otra persona.

Por un momento, él siente un vértigo que sólo recordaba de algún viaje en autobús por carreteras de montaña muy, muy estrechas, rodeadas de altísimos barrancos. El pasillo se convierte en un abismo. Un escalofrío. No se ha dado cuenta, pero lleva casi un minuto y medio sin respirar ni parpadear, completamente hipnotizado. Sus ojos comienzan a quejarse, y su corazón hace los preparativos necesarios para, en cuanto termine las maletas, independizarse de su cuerpo y marcharse para siempre.

Dos clicks más, y devuelve la vista al móvil. Sigue tecleando. Hasta entonces, le había parecido verla casi en sepia, principalmente en planos medios o primeros planos de sus manos, su rostro, sus hombros, además de algún primerísimo primer plano de sus largas pestañas o sus labios a contraluz. Ahora, sin embargo, la ve como a kilómetros de distancia: sus "discretas" medias rojas, la faldita escocesa, el jersey negro (dejando entrever la sugerente lencería negra) contrastando con su cabello de un tono inefable entre castaño y rubio, algo más claro en las puntas, largo y ligeramente ondulado. Ve cómo se lo deshace, con un gesto natural.

Todo esto, por supuesto, sucede en cámara lenta para él. Antes de salirle por la boca y desaparecer, su corazón le susurra "Deja de una vez este estúpido anuncio de champú, idiota; sabes de sobra que iba a pasar tarde o temprano". Durante unos microsegundos, el Universo -ese extraño lugar que le había parecido un sitio algo más bonito desde que la conoció- se convirtió en el antro más triste y menos recomendable en el que tomarse la última.

Quizá su corazón hizo "clac" al lanzarse desde demasiado arriba. El caso es que, por alguna razón, en ese preciso momento, ella le vio.

8.1.07

¿Qué pasará?

Dime, ¿qué pasará cuando conozcamos nuestros vicios y nos resultemos insoportables?

Cuando esos gestos que tanto adoro se conviertan en tics que me saquen de quicio, cuando ese brillito en los ojos se vuelvan cataratas, cuando las pequitas sean horribles manchas.

Cuando lo que te hacía reír haya perdido la gracia, y tu dulce voz sea sólo un graznido.

Cuando ese jersey (que tan bien te sienta) se caiga a pedazos. Cuando desaparezca la persona de la que me enamoré, y sólo quede un espectro de quien tú conociste, ¿qué pasará?

¿Qué pasará cuando seamos de distintos universos? O cuando sepamos que siempre hemos sido de distintos universos. Cuando vivamos múltiples destinos a la vez, y ninguno de ellos sea el que esperábamos.

¿Qué pasará si al otro lado de la línea ya no hay nadie? ¿Qué pasará si se pone un enemigo íntimo?

¿Qué pasará entonces?

Overclocking (Esta mañana me he levantado...)

Los procesadores de las computadoras tienen un reloj interno que marca su velocidad de proceso. Cuando se acelera artificialmente este reloj, se está realizando lo que se conoce como "overclocking". El procesador funciona más deprisa, aunque se corren riesgos de sobrecalentamiento.

Vaya tardecita. De nuevo, cuando uno piensa que se conoce, llega Poseidón y le manda el barco a tomar vientos, con una lista enoooooorme de preguntas sobre uno mismo que hay que resolver cuanto antes...

2.1.07

-Un segundo, volveré

Quince mil millones de años después, por un curioso efecto de eco cósmico, una especie de babosa pentadimensional de color anaranjado de una galaxia situada justo al otro extremo del Universo experimentó la extraña sensación de que se le había olvidado algo.

1.1.07

Canciones de (des)amor y otras cosas que pasan (A veces pasan cosas)

Hay cientos de miles de canciones por ahí fuera, flotando por el ciberespacio, o en forma de CDs, vinilos, etc.

Algunas pueden servir para tomarse un buen baño relajante con espuma y la tenue luz de varias velas (piensa durante un instante, y dime con quién te lo tomarías). Otras, para echar un polvo (y, dentro de esta categoría, cientos de subtipos para otros tantos cientos de subtipos de formas de echar un polvo).

También están las canciones de ventanilla, de las de "chico deja a chica y va viajando con la mirada perdida en el infinito mientras rememora los viejos buenos tiempos pasados con ella, mientras ella hace lo propio en algún lugar donde esté lloviendo".

Otras van muy bien para bailar lentamente, dejando que cada cuerpo se amolde al de la pareja, absorbiendo todo su espíritu en la tranquila inmensidad de un solitario Universo.

Algunas canciones deberían venir con holograma de serie o con una película integrada, al igual que algunos comentarios no deberían perderse nunca en la noche de los tiempos ni el limbo de los datos.

Además, alguna fuerza mística debería de ser capaz de llevarnos por la vida encontrándonos con esas canciones desconocidas que, una vez las escuchas, sólo puedes pensar cómo has sido capaz de vivir hasta ese momento sin conocerlas.

Voces rasgadas, armonías que te llevan al trance, melodías minimalistas... la vida de cualquier persona se puede resumir en un conjunto de canciones. Lo único que ocurre es que, a menudo, esa misma persona desconoce qué canciones son, y necesita cruzarse con otras que se lo vayan desvelando, paso a paso, hasta llegar a subirse al tren en el que encontrarse a uno mismo.

Suena "Downtown Train", de Tom Waits. Feliz año.

2007 (Esta mañana me he levantado...)

Como dice Annie, si acaba en 007 tiene que ser a la fuerza un buen año. A ver si, con algo de suerte, encontramos esa felicidad extraviada...