23.1.07

Dime guau (Esta mañana me he levantado...)

Giro mi cabeza y veo, como una enorme cucaracha, a mi perra sentada al lado de la silla donde estoy trabajando. Está tranquila, sentada, con la vista puesta en el infinito, hierática y majestuosa. Me pregunto cómo pueden saber estos bichos cuándo un humano necesita tener a alguien cerca a quien poder darle afecto, y le regalo unas cuantas caricias en su suave cabeza. Como siempre, responde a ellas levantándola un poco, para facilitarme el trabajo.

O quizá sólo tema al ruido que el vendaval está causando hoy.

Turn the lights down low...

P.D.: Mi padre acaba de traerme una botella de gaseosa de un litro para mí solito. Mmmm... me encanta (tendré que desfogarla, pero me encanta). Dos momentos dulces de la vida en un breve espacio de tiempo =)

1 comentario:

El Sombrerero Loco dijo...

Yo tenía un perro. Era grande y tranquilote. Trajimos una perra para que le hiciera compañía. Y claro, como todo ser viviente, a veces la mujer estaba en celo.
Uno de esos días en los que mi perra estaba... ya sabes, mi perro creyó que iba a intentar follármela y se abalanzó sobre mí y me mordió un pecho.

Desde entonces ya no le hablo.

(Historia verídica)