14.1.07

Zen (A veces pasan cosas)

Me gusta mucho pasar las manos extendidas por la superficie de sábanas, colchas, mantas, cubrecamas y todo tipo de cosas fresquitas en superficies planas y blandas. No es extraño encontrarme practicando este extraño hábito si estoy estudiando en mi cuarto, o sentado en alguna cama.

Extiendo las palmas, y comienzo a moverlas sobre la refrescante superficie de la cama, "paladeando" cada variación de temperatura, fricción, rugosidad o textura. Me encantan cuando el material que las recubre no es liso, sino que está un poco "aborregado", con esas pequeñas pelotillas de lana o loquesea. Al cabo de un rato, mis manos dejan de estar extendidas y se convierten en garras. Comienzo a rastrillear la cama, formando ondulaciones que deshago en el siguiente ciclo (moviendo las manos en círculos, diagonales o lo que sea, pero siempre sin separarlas de la superficie de la cama).

Hago esto desde muy pequeño. No hace mucho, descubrí lo que era un jardín zen, con arena blanca y una piedra por ahí, que sirve -resumidamente- para que alguien medite mientras hace con la arena algo parecido a lo que yo hago con la cama: crear ondas. Huelga decir que mi versión es más económica y descansada.

Tengo gratos recuerdos de camas blanditas, frescas y ligeramente aborregadas.

2 comentarios:

Catuxa dijo...

Debes tener algo de gato...

Mars Attacks dijo...

No tanto como de perro...

Miau. Et.to... guau.