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15.8.25

Realidad espumosa

Por enésima vez, alguien llamaba «loro estocástico» a las IA generativas, con un toque de desdén. Irónicamente, lo hacía actuando como los loros estocásticos que no dejamos de ser, dado que nuestros pensamientos y aprendizaje vienen regidos por estructuras deterministas que provocan que elijamos las mismas respuestas preferentes ante los mismos estímulos, tanto más cuanto más se hayan reforzado. ¿O, acaso, si hubiera perdido a mi querido Mistetas, no me responderíais prácticamente lo mismo si os preguntara si lo habéis visto?

Cualquiera puede encontrar hoy en día vídeos de afectados por contusiones craneoencefálicas graves que han causado amnesia a corto plazo en el paciente. Verlos repetir exactamente una y otra vez las mismas preguntas, los mismos comentarios, deja entrever que nuestros procesadores biológicos son muchísimo menos «creativos» de lo que queremos creer. ¿Realmente tenemos tal cosa como libre albedrío? ¿Existe en sí mismo, conociendo las leyes deterministas de la Naturaleza que conocemos?

Como primer acercamiento, uno pensaría en la Teoría del Caos, en comportamientos difíciles de predecir cuando intervienen variables que se retroalimentan, sobre todo cuando lo hacen en grandes números, como con la meteorología. Pero caótico no significa azaroso; una máquina ideal que consiguiera computar con precisión infinita los inabarcables (pero no infinitos) estados concretos del sistema en cada momento, podría en principio predecir con total exactitud el estado final de ese sistema en un momento dado. ¿Está, pues, todo escrito?

Aquí es donde entra la física cuántica. Aunque precisamente sus matemáticas son las que nos ayudan a concretar los estados de las partículas subatómicas en un momento dado, lo hacen hablando fundamentalmente de amplitudes de probabilidad. Si hacemos zoom y más zoom en la realidad, llega un punto donde sí aparece un azar puro (al menos, hasta donde ahora sabemos), donde la propia base de la realidad es una espuma cuántica en la que ebullen constantemente partículas virtuales que interaccionan aleatoriamente con la realidad.

Pero ya sabíais que iba a contaros todo esto. Lo hago siempre que tengo ocasión. A fin de cuentas, a esta escala, sigo siendo un loro estocástico.



Este microrrelato se me quedó en el tintero para Divagacionistas, así que aprovecho para rescatarlo con la excusa de Café Hypatia.

12.8.17

12-A (Esta mañana me he levantado...)

Perseidas he visto más bien pocas esta vez (por no decir que solo una), pero lo mismo da. Ya hace tiempo que tengo cumplidos muchos sueños. Toca seguir trabajando para pulirlos y alcanzar otros.


Y que no haya muchas perseidas no quita que no se pueda disfrutar de otros elementos nocturnos tremendamente bellos.

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17.10.16

En otra vida (Esta mañana me he levantado y pasaron cosas)

Parece que fue hace otra vida cuando dejé de escribir en el blog. Parece que fue hace tres vidas cuando empecé a escribir en él. Desde entonces, "he visto cosas que vosotros no creeríais", No voy a hacer el resumen de todo este tiempo porque para eso Dios inventó Facebook y Twitter, y porque me dejaría demasiadas cosas importantes por mi mala memoria. Y porque no las creeríais, así que para qué malgastar bytes. Así que lo voy a resumir en "qué ingenuo era" y "espero verme igual de ingenuo en el futuro".

De hecho, sólo (aún me costará un rato acostumbrarme a "solo") reabro el blog, probablemente de forma precaria y temporal, para sumarme a una iniciativa de publicación de microrrelatos para los "carnavales" de Divagacionistas. Pero quizá haya tiempo para algún extra. Quién sabe.

Por cierto, si todo va bien en marzo seré el padre de una individua. Menuda nos espera.

13.8.11

12-A gain (Esta mañana me he levantado...)

Una chica fantástica en la otra punta de España. Cinco gatos rondando la casa. Una empresa sobreviviendo, con tres juegos a punto de lanzarse, tres más en la recámara para los próximos meses. El mundo a punto de irse a la porra día sí y día también, calentando motores para un Mad Max.

Los sueños rotos están bien porque puedes construir otros mejores. Igual hay que esperar a acabar de romper el mundo para poder empezarlo de nuevo con mejor letra, con solidaridad, humildad, respeto y cuidado por los demás y por el planeta. Lo ideal sería poder mejorarlo desde ya, pero alguien se inventó un sistema plagado de gente con más control del que debería, e imagino que habrá que arrebatarles las riendas del Universo de sus frías manos muertas...

Por todo lo demás, una apacible, fresquita y tranquila noche de los Sueños Rotos. Feel fine.

14.12.09

Dooooooooonde caben dooooooooooos caben treeeeeeeees (Esta mañana me he levantado...)

Además de la novia más guapa del mundo, también tengo al gato más guapo del mundo. ¡Bienvenido a casa, panterita Yin!


9.12.09

Dos asuntos de rabiosa actualidad (Esta mañana me he levantado...)

El primero, sobre las descargas. Ver a los burócratas decidiendo sobre Internet me da el mismo repelús que ver a este pobre pakistaní delante de una puerta automática:



No saben eso de "si no lo entiendes, no lo toques". En fin... me adhiero a la Carta por la Innovación, la Creatividad y el Acceso al Conocimiento

Y en otro orden de cosas, volvemos a los crucifijos en las aulas... mira que le cuesta a la gente llegar a consensos. Que propongan a ésta (que además es ecologista) en vez de tener a un tío muerto y verán cómo consiguen mayoría absoluta:

7.8.09

123456789 (Esta mañana me he levantado...)

Dentro de un rato asistiremos a las 12:34:56 del 7/8/9. Felicidades a todos los que asistan a tan numérico acontecimiento siendo conscientes de él.

14.4.09

La voz de los muertos



Mi Reina Republicana merece una despedida con honores, a falta de un drakkar vikingo al que lanzarle flechas ardientes y ver desaparecer en el horizonte de una de sus amadas rías.

Tengo de nuevo la sensación de que hubiera un guionista loco que lía y deslía los avatares de la vida y la muerte según cábalas que ni siquiera él tiene del todo claras. Son muchas las cosas que quiero decir, sin ningún orden en particular, y otras muchísimas más las que olvidaré decir, aunque probablemente sean tan o más importantes que las que diré.

Los que conocieron de verdad a Gloria saben que detrás de esta gran mujer, por su corazón y su estatura, se escondía una gran inseguridad que a su vez trataba de ocultar con grandes risotadas, gritos rotundos o incluso carreras por las calles para huir del mundo.

Fueron muchas las ocasiones en las que se subestimaba, en las que se quejaba de que espantaba a la gente por su forma de ser tan "desmanotada" y que nadie quería saber nada de ella, que había perdido poco a poco a todas sus amistades por falta de trato. Fueron muchas las ocasiones en las que se sintió sola, desamparada, con una niña pequeña interior llorando por un poco de cariño en un cuerpo de mujer adulta que, en teoría, "no debía permitirse esos desmanes".

Pero los que la conocieron saben que los protocolos no iban mucho con ella. Saben que no tenía reparos en decir lo que pensaba (a veces con todo el cariño y otras con toda la maldad del mundo), en salir corriendo, quizá en responder con un grito si alguien la sorprendía llorando en el despacho en alguna de sus infinitas tardes desoladas en la Universidad.

Durante los últimos años conseguí abrirme paso entre muchas de sus corazas, y voto a bríos que me costó más de una carrera llegar hasta ella en plena huida y forzar un acercamiento más racional y calmado a sus problemas.

Ella fue mi "mamá pato" en la Universidad ("mamá pato" es el síndrome provocado por el primer profesor que te da clase en la Universidad); en el caso de Glo, al ser tan humanamente abierta a sus asustados alumnos, provocaba ipso facto un sentimiento de seguridad al consultarle cualquier tipo de dudas relacionadas con la Universidad, y que más tarde se traducía en un sentimiento generalizado de cercanía en otros tantos ámbitos de la vida. Era, más que profesora, la amiga a la que se invita a bodas y bautizos, a quien se recurre ante cierto tipo de dilemas; fue una auténtica mentora en todos los aspectos, sabia como era a la hora de dar consejo, abrazos o simplemente, escuchar.

Así que, como mentora, profesora y amiga, traté de corresponderle haciéndole ver lo ya contado: que había logrado que muchísima gente mejorara en su vida e incluso alcanzara sus sueños, que había muchas personas que la admiraban (¡yo el primero!) por sus muchísimas cualidades, que quizá no tuviera mucho contacto con cierta gente, pero que probablemente porque ella no había pedido ese contacto, y que en caso de pedirlo se daría cuenta de cuántos estarían allí.

En esta simbiosis Gloria fue cambiando poco a poco de actitud. Se dio cuenta de que, aunque muchas de las cosas que le decía fueran incorrectas, algunas de las preguntas eran adecuadas. Y lo que es más, el hecho de hacerse preguntas de las que no sabía la respuesta la ayudaba a investigarse y comprenderse mejor.

Hace cuatro meses, irónicamente justo antes del comienzo de la hecatombe, me escribía un correo desde Galicia contándome que el retiro espiritual le había sentado perfectamente, que se sentía llena y sin nada de lo que quejarse; en particular, se sentía contenta por tener un trabajo que le entusiasmaba y en el que podía tratar con gente interesante, y se sentía muy afortunada por tener una hija que estaba criándose tan bien que a veces pensaba que de dónde sacaría tan buena templanza (a diferencia de sus propias historias de cuando era niña y los dolores de cabeza que probablemente daría a su madre). Le gustaba la idea de "enfrentarse" al reto de ver crecer a su hija, de tener los sufrimientos de madre y disfrutar de cuando empezaran a gustarle los chicos. De cuando pudieran hablar de sus cosas. Además también quería hacerlo bien para que su propia madre estuviera lo más orgullosa posible.

En los aciagos días venideros me dejó varias veces entrever que tenía miedo de haberlo hecho mal con su hija y de haber decepcionado a su madre; el tema de haber empezado a fumar casi por llevar la contraria, a sabiendas de lo que le sucedió a su padre y del disgusto que le daría a ella si le pasara algo. Y de cómo, aunque lo terminó dejando hace unos años, seguía teniendo la sensación de que un buen día, cuando todo en su vida estuviera bien, llegaría un mal tumor dándole la sorpresa.

Desgraciadamente, acertó en esta última parte. Pero no así en la visión que su madre tenía de ella; en sus últimos días no le faltaron ocasiones en las que se sorprendió de que la imagen que su madre tenía de ella fuera inmensamente mejor de la que ella creía. Y su hija le demostró a base de bien que estaba preparada para hacerle frente a las adversidades, por asuntos de mayores que pudieran ser. Si hubo una madre orgullosa de su hija, ésa era Glo. Y si una hija debe enorgullecerse de su madre, ésa es María.

Una de sus preocupaciones recientes fue que María aprendiera la lección de alejarse del tabaco y de las autodestrucciones en general. No querría bajo ningún concepto que hubiera cometido la estupidez que ella cometió a sus veintimuchos. Este mensaje también lo haría extensible a Antonio, porque era consciente de que, si le pasaba algo, necesitaría que él tuviera toda la entereza y sensatez posible para seguir adelante con la labor que tan gustosamente habría querido compartir de criar y ver crecer a su hija.

De las aficiones de Glo se ha hablado mucho: adoraba nadar (se sentía agradablemente identificada con los hipopótamos de las viñetas de El País "Hipo, Popo, Pota y Tamo", le habría encantado la de ayer), estaba aprendiendo a patinar (o a conseguir un culo duro a base de callos), y adoraba la música. Sentía una gran admiración por la gente capaz de leer partituras y tocar algún instrumento, gente que entendía el lenguaje de la música (y como profesora especializada en lenguajes, a su vez ella tenía una comprensión de sus implicaciones que muchos músicos seguramente no tengan). Se le caía la babita viendo "crecer" a sus polluelos, asistiendo a sus progresos, yendo a sus lecturas de proyecto o recibiendo visitas de sus antiguos alumnos, contándoles cómo les fue en la vida, e invitándola a bodas y bautizos. Echaré de menos no poder invitarla a la mía propia.

La admiración formaba parte de su sistema de vida. Hay tanta gente a la que admiraba, tantos que no saben ni sabrán nunca que gente como ella le profesaba tanto afecto: compañeros del JENUI, el gran Forges, J.A. Millán, J.J. Millás (o al revés, ella siempre los confundía y yo no voy a ser menos), viñetistas varios, Kiri Te Kanawa (doy gracias por poder haber asistido contigo a ese concierto), los incombustibles Doctor Divago (que se quedan huérfanos de su fan número uno), y sobre todo mujeres escritoras como su incondicional Marujita Torres, mujeres científicas, mujeres emprendedoras que, como ella, habían dejado atrás el "eso es cosa de hombres" y demostraron sobradamente su valía.

Porque si algo había contra lo que ella luchaba era contra la vejación a las mujeres (que como reza la cabecera de su blog, siempre recordó como estandarte a abatir), la opresión a los débiles, la hipocresía de los políticos y sus compinches (la SGAE puede felicitarse por la tremenda detractora menos que tiene), todas las cosas que le llevaron a comulgar con Amnistía Internacional en su intento de hacer del mundo un lugar mejor.

Un lugar mejor... un lugar donde poder poner a Doctor Divago o cualquier otra canción de su enorme lista de reproducción en el despacho o en casa a todo volumen, y marcarse un bailoteo desenfadado con amigos y familia. Un lugar donde tener sus ansiadas rutinitas (acabo de caer en la cuenta del juego de palabras que supone que tu profesora de programación aprecie las rutinas), como leer todos esos sitios enlazados desde su blog, echarle un vistazo a las noticias de meneame, a los vídeos de llamamelola, a los "no puedo creer que lo hayan inventado", a los millones de curiosidades, en definitiva, con los que nos obsequiaba de vez en cuando en el correo. Y cada enlace cuidadosamente filtrado para cada persona, nada de esos odiados mensajes de SPAM indiscriminado.

Su labor como docente... bueno, qué voy a decir. Espero que los alumnos a los que también deja huérfanos se expriman al máximo en su recuerdo. Ella admiraba a la gente capaz de dar aún un poco más de sí, por muchas trabas que pudieran tener. Ernest Breva o Natxo sabían mucho de esto.
Estaba orgullosa de cómo había llevado el tema de su tesis doctoral, compatibilizándolo con su vida familiar. Sus "sistólicos" y sus historias de doctorado (mezcladas con varias del Tito Domingo y otra mucha gente cuyos nombres desgraciadamente olvidé) eran frecuentes en sus momentos "batallita de la abuela cebolleta", donde sacaba su mejor sonrisa nostálgica y sus risas sin complejos. Para pocos complejos, la decoración atípica de su despacho, plagada de recortes y con la eterna promesa de hacer limpieza algún día, con la pizarra llena de garabatos artísticos de su hija (y a los que prohibía expresamente borrar) y su sempiterno ordenador-tupperware de la manzanita haciendo sonar a todo trapo música en el escritorio.

Las risas que inundaban la planta baja del edificio de despachos ya no se volverán a escuchar. Su voz preciosa, cálida, aterciopelada (siempre me recordó de alguna forma a la de Lydia Bosch, pero a ella la comparación no le parecía en absoluto adecuada; ni le gustaba su voz, ni Lydia Bosch) no volverá a enseñar sobre la tarima los misterios de los autómatas, de los lenguajes, de los números "estúpidos", "estupendos", "alborotadores", o cualquiera de esos grupos que siempre le chinchaba diciendo que eso no existía y que se inventaba los nombres sobre la marcha.

No habrá más paseos por la playa de Castellón, quejándose de que aquí no tenemos ni puta idea de qué es una ola, pero que a cambio tenemos unos colores de cielo preciosos. No nos contará más historias de cuando era la más grande de la clase o cuando un grandullón de la carrera la levantó a peso. Todas las historias que me contó de su vida y que mi memoria no logró retener con detalles, historias que espero que alguien recuerde y pueda contar algún día a su hija, porque son divertidas y muestran a la verdadera Glo, a la que tan pronto se picaba con su profesor de TALF como terminaba medio borracha en una fiesta sentenciando que sí, que vale, que su culo era gordo y peludo pero era suyo y le gustaba.

La Glo que jugaba con los números y las letras, que adoraba a Sagan y sus series y sus libros, la amante de los primos y los irracionales (ahora se reiría, diciendo que esa frase queda ambigua), el hueco que deja en muchos de nosotros es tan grande que apenas se podrá rellenar con recuerdos.

Hay gente que no le dijo lo que pensaba de ella, y gente a la que ella no le llegó a decir lo que opinaba de ellos. Al menos, yo le pude decir todo esto en su momento, en sus momentos en los que a veces perdía el rumbo, sólo para recuperarlo poco después y disculparse por esos momentos de flaqueza. Esos momentos en los que recordaba la frase de Alfred en Batman Begins: "¿Por qué nos caemos? Para aprender a levantarnos". Y aprendía a levantarse. Y se caía de nuevo. Y se volvía a levantar, y esta vez aguantaba un poco más en pie, y hacía callo al volver a caer. Y de nuevo para arriba.

En toda esta vida de relato, en la que ella por fin había decidido que quería estar y que escribió en sus propias páginas, llegó un guionista loco que sentenció que su personaje estaba por fin completo, y que era el momento de darle final a su obra.

Tal día como hoy de hace casi cien años se hundió el Titanic, también de madrugada. El barco insumergible.
Hoy se fue una mujer titánica, y el mundo es un poquito más feo y más triste, sin su risa... sobre todo, su risa.

Si hay alguien por quien merece la pena llorar, es por nuestra Randy Pausch particular. Si ella estuviera aquí, recordaría el gesto de los dunedianos de recoger con el dedo sus lágrimas para beberlas (en Dune, el agua no sobra y le impactó mucho esa escena). Como ella ya no está aquí, o mejor dicho, está diseminada en las miles de personas que la conocieron, las cientos a las que cambió el rumbo, las decenas que la conocían de cerca y el puñado que la quisieron con locura, deberemos recordar por ella.

Haced el mundo un poco mejor. No importa cómo ni cuándo, sólo hacedlo. Y no por ella. Hacedlo por los que nos quedamos, y hacedlo por los que vendrán. Y sonreíd en cuanto podáis enjuagaros las lágrimas, porque es lo que ella siempre hubiera defendido.

Ojalá que nos volvamos a ver. Gracias, Glo, y hasta siempre.

Hasta luego, y gracias por el pescado

Te echaré de menos, Glo... ahora ya eres una con la Fuerza.

22.2.09

Monstruos (Esta mañana me he levantado...)

Sucedió la semana pasada, pero no he tenido tiempo de comentarlo hasta ahora. He aquí el relato de lo que le ocurrió a un conocido, que demuestra que en este mundo tampoco faltan monstruos:

Quiero compartir con vosotros algo que me ocurrió en RENFE, el cercanías Valencia-Castellon de las 11:30 de la mañana del 14 febrero 2009. En realidad es una situación muy típica en el cercanías a Castellón. Había un hombre mayor, con cierto sobrepeso. Iba con una gorra de quinceañero, gafas de sol, zapatos, chandal y un gran abrigo. Portaba una vieja maleta y unas grandes bolsas. No iba especialmente sucio y tenía una gran barba blanca que delataba su edad. Llamaba la atención por la curiosidad de su pinta. El hombre estaba en silencio, sin molestar a nadie, en uno de esos asientos a lado de las puertas del vagón, tranquilo en el traqueteo del tren. Pasó el interventor justo cuando el tren estaba parado en una estación desierta. El pueblo se veía a lo lejos. El revisor era un hombre delgado, joven, con cara de pocos amigos. Le pidió el billete. El señor se puso a buscarlo entre su grande chaquetón. De manera inmediata el revisor accionó una palanca situada arriba de la puerta, se abrió la puerta y se oyó un pitido de alarma. Al minuto llegaron dos orangutanes. Dos guardias jurado. Uno de ellos negro (probablemente en un intento empresarial de demostrar que los guardias jurado no es un colectivo racista). "Lleva diez minutos buscando su billete" les dijo el interventor. Era mentira. Acababa de pedírselo, pero era una situación propicia ya que el tren estaba parado en una estación. El señor mayor no decía palabra. Lo mismo no les entendía. Entre los tres tiraron su maleta del tren y las bolsas. Después ayudaron a bajar peldaño a peldaño, las escaleras del tren. Estaba claro que el señor tenía problemas de movilidad, probablemente debido a su edad. No dijo nada. El tren arrancó dejando al viejo en aquella abandonada parada, con un sol de justicia. Tuve una sensación extraña, de compasión , de tristeza de empatía y frustración viendo aquello. Es esa sensación que tienes cuando abstraes un poco y piensas, menuda mierda de mundo. Menuda gentuza y menuda mierda de democracia.
El revisor siguió pidiendo billetes. Y llegó a mi. "El billete" me dijo. Se lo enseñé. " 'Mu' bien" me confirmó. "Muy bien, no." le dije "No me parece bien como has tirado a esa persona del tren". "Las vías del tren, la catenaria y los trenes los compra el estado y todos deberíamos tener el derecho a viajar, a trasladarnos. Me importa un pepino si el hombre tenía billete o no". "Si no lo tiene lo llevas a Castellón y allí estudiáis que ha ocurrido, pero no es normal que lo echéis así del tren, a un pobre viejo indefenso que apenas se podía mover". "Métete en lo que te importa" me contestó. " Es que esto me importa y hay una cosa llamada humanidad". Justo paró en tren en la siguiente estación. Accionó nuevamente la palanca: "Pues ahora te bajas tú". "Yo no me voy a bajar, he comprado mi billete a Castellón y pienso llegar a Castellón". Al minuto estaban los dos orangutanes. "Tenia los pies encima del asiento" Dijo el interventor. Era mentira. "Bájate del tren", me dijo uno de ellos. Yo no pensaba hacerlo. Todo pasó muy rápido. De repente un señor empezó a gritar:"El muchacho tiene razón, dejadlo en paz". "Dejadme en paz" insistí, sólo he dicho que hay que tener un poco de humanidad y parece que este interventor está pasando un mal día". El revisor empezó a a notar como la gente decía cosas. Presionado por aquellas voces accionó nuevamente la palanca y el tren arranco, continuando su camino. Uno de los orangutanes me pidió el DNI. Pero yo tampoco se lo tenia porque dar. No te lo voy a dar. Inmediatamente coge el móvil y llama el guardia jurado a la guardia civil de Nules" hay aquí un señor que no me enseña el DNI, así que en la parada de Nules os esperamos, se apea del tren y vosotros os encargáis de él". De repente me había convertido en un peligroso delincuente. La intención no era que les enseñara el DNI, la intención era echarme del tren con algún motivo. Al final les enseñe el DNI, y apuntaron los datos. No tenia ganas de quedarme tirado en Nules. 'Vas de listo y te va a llegar una sanción" me dijo el interventor. Llevo 14 años cogiendo el tren Valencia-Castellón y nunca me había pasado nada igual. 'Yo pagaré la sanción, pero bastante desgracia tienes de tener un trabajo donde echáis a gente indefensa que no hace mal a nadie, del tren. Hay una cosa llamada humanidad. Menudos valientes estáis hechos."
Estaba pensando que al final no me echaron del tren, ni me pegaron, ni nada. Sólo que pagué una injusta sanción. Pero simplemente porque dije, con educación, lo que pensaba. Porque al fin y al cabo y afortunadamente, yo me defiendo.

VampyS

11.1.09

Con ustedes, noticias breves (Esta mañana me he levantado...)

La buena: Papá Noel me ha traído (de importación de Londres) a la asturiana majísima que le pedí como novia.

La mala: servidora está malita. Desde aquí vayan mis mejores deseos para que todo sea un susto y esté pronto dando caña.

La fea (por rellenar el cupo): Un oso panda muerde a un visitante de un zoo. Y es que la gente se olvida de que un panda es, después de todo, un oso.

23.12.08

Felicidades (Esta mañana me he levantado...)

Porque los que me conocen saben que no es algo que diga protocolariamente. Porque cuando lo digo es que de verdad deseo que esa persona alcance niveles obscenos de alegría continuada en su vida. Porque te lo has currado durante un número igualmente feliz de años (cuarenta y cuatro, quién lo diría viendo la estupenda forma en la que estás... yo mismo la envidio :)). Porque eres una profesional de la enseñanza de las que habría que crear ejércitos de clones, porque eres una mujer tan inteligente como sensible y divertida, porque aúnas la sabiduría de la madurez con la capacidad de ilusionarse y asombrarse de una niña. Porque eres una madre excepcional (si algún día mi hija me dijera que quiere disfrazarse de Darth Vader, lloraría de la emoción). Porque tienes una energía incombustible, incluso cuando piensas que se te ha venido todo el mundo encima (o, sobre todo, entonces). Porque detrás de la apariencia de indestructibilidad, se esconde una niña asustadiza que necesita cariño. Porque a veces no te crees que mucha gente te quiere, porque no se te sube a la cabeza todo lo que eres. Porque aún puedes y quieres ser todavía más y mejor. Porque una chica excelente es poco para describirte. Porque la vida te ha tratado mucho peor de lo que mereces, y tiene una deuda enorme pendiente contigo, que espero que sabrá compensar, bien a la vez o de poquet a poquet. Porque dominas como cuatro idiomas y chapurreas un par más. Porque eres la más poderosa ingeniera de letras que conozco. Porque, además, conoces y comprendes los secretos de los números a niveles casi sacrílegos. Porque los amas. Porque no te contienes, independientemente de que sea porque no sepas o porque no quieres. Porque tienes una personalidad arrollante, aunque te preocupe espantar a la gente con ella. Porque podría pasarme toda la noche dando razones que no haría falta que dijera, pero que estoy diciendo (sólo algunas) porque sé que te gusta y quizá incluso necesites oírlas. Porque me gustaría meter un altavoz en Internet para que, en cada ordenador, se escuchara estrepitosamente fuerte que lo fenomenal que eres.

Por todo eso, y mucho, mucho, mucho más, felicidades, Glo. Y disculpa por llegar tarde... o pronto... o lo que sea...

14.12.08

El día de autos de Efe Eme (Esta mañana me he le vantado...)

Como fan acérrimo de Doctor Divago, es mi deber y mi orgullo (heterosexual) difundir el enlace de descarga gratuita de su disco-parada-de-los-monstruos, "El día de autos". Más metainformación aquí, pero si sólo necesitas lo imprescindible para escucharlos cuanto antes, empieza a descargar el disco pinchando aquí.

¡Por muchos años, revista Efe Eme y gracias a ambos por el regalo!

9.12.08

Recordatorios (Esta mañana me he levantado...)

Dos cosas que quería comentar y se me llevan olvidando varios días (y semanas).

La primera, que hace casi cuatro meses que me rapé al cero y me desapareció la manía de rascarme la cabeza por completo (ha dejado de ser una compulsión, se me han restañado las heridas y controlo mis manos). Es increíble lo simple que ha sido, los años que llevaba mi subconsciente diciéndome "Rápate al cero y se te pasará" y mi consciente replicándole "¿Qué tontería es ésa? Si me rapo me dará más ganas de rascarme aún". Moraleja: hay que hacer caso más a menudo a la parte reptiliana.

La segunda, que en COU teníamos un cuadro del Rey en el aula (hasta entonces, no tengo conciencia de haber tenido cuadros del Rey en el aula). Hacia mitad de curso, me cansé de lo soso del cuadro y le cambié la foto por una de Elvis (a fin de cuentas, seguía siendo el cuadro del Rey). A la gente de clase le pareció mucho mejor. Pero a la semana siguiente, se habían cargado la foto de Elvis (que estaba impresa con todo mi cariño y la mejor resolución y papel fotográfico del que disponía en la impresora) y volvía a estar la foto original. que había dejado detrás de la de Elvis durante el cambio. La volví a cambiar (esta vez por un póster del Episodio I, sin duda mucho más vistoso para la clase, le daba un toque de color) y a la semana siguiente volvió a estar la foto original. Tras unas cuantas semanas de tira y daca, al final me cansé y quité también la foto del Rey. Si no iban a dejar una decoración emitida democráticamente (toda la clase estaba de acuerdo en que eran mejores las fotos alternativas), entonces prefería que se quedara el marrón del cartón trasero. Al menos, se podía entender como arte más abstracto... Un monumento a la sinrazón, o algo. Los alumnos deberían poder elegir la decoración del lugar donde van a pasar la mayor parte de su vida (de alumno).

23.11.08

3³ (Esta mañana me he levantado...)

El pasado 16 fue mi cumpleaños. Pese a estar en un momento personal estupendo, algunas charlas aquí y allá me ponen de manifiesto una enorme lista de aspectos a pulir, cosillas con las que consigo con total éxito sacar de sus casillas (cosillas, casillas, jis) a muchos colegas, incluso gente que me conoce desde hace tiempo. No está mal, la información siempre es bien recibida.

Para futuras consultas: aunque en general todo va bien, ahora mismo (y desde hace unas semanas) estoy agotado, con un resfriado mal curado, tos, mocos varios (mofletes y nariz irritados por los pañuelos, noches con sensación de ahogo por los mocos en la garganta, ruidos mucosos en los pulmones), la rodilla izquierda fastidiada (por una caminata demasiado forzada por Valencia durante el Congreso de Videojuegos de la pasada semana). Ah, y llevo sueño retrasado. En resumen, todos los sistemas malfuncionales. Cosa de la edad...

10.10.08

¿Todo el mundo tiene un precio? (Esta mañana me he levantado...)

Hace poco, una vertiginosa servidora me pasó este enlace, diciéndome que si algún día se pierde, no hace falta que fueran a buscarla allí.


Durante la filosófica charla de "¿Qué tendría que ocurrir para que SÍ subieras allí?", se declaraba frontalmente opuesta a aceptar ninguna cantidad de dinero (por obscena que fuera, aún incluso aunque le diera para eliminar el hambre en el mundo o pagar el rescate de su hija secuestrada), pero aceptaba subirse si eliminaran el hambre en el mundo o liberaran a su hija.

De una cuestión tan curiosa, me ha surgido la necesidad de recabar más información sobre las motivaciones de la gente. ¿Todo el mundo tiene un precio?

Pasen por la encuesta, y dejen su opinión. Si ninguna respuesta os satisface, o queréis aumentar la información, aquí tenéis estos vuestros comentarios.

20.8.08

Que se acabe el día (Esta mañana me he levantado...)

Por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor.

P.D.: Los lepismas salen a pasear por la noche, cuando todos duermen.

1.7.08

Blendiberiando de nuevo (Esta mañana me he levantado...)

Día 1

Tres cuartos de hora de retraso del tren para un viaje de ida calculado con bastante poco margen de tiempo. La cosa comenzaba interesante, dado que sabía que incluso llegando a la hora prevista, necesitaría aún un tiempo extra para aclararme con el metro y las calles de Barcelona hasta llegar a Pepeland, la escuela de animación del homónimo monstruo de la escena 3D española.

Cuando ocurren estas cosas, las únicas opciones son maldecir al destino y pasarte el rato quejándote, o buscar algo productivo que hacer en ese rato extra. Dado que el tiempo no es precisamente algo que me sobre por lo normal, fui adelantando en la estación de Castellón el contenido de uno de los N trabajos del máster de Comunicación Audiovisual.

Por fin llegó el tren, y durante el viaje alterné la continuación del trabajo con ojeadas más o menos constantes a "Ratatouille", la película que nos habían puesto para el trayecto. Hubiera estado mejor que además hubiera tenido altavoces para escucharla, pero en fin...

Una vez en la estación de Barcelona (qué poco ha costado, ¿verdad?) eran casi las seis menos cuarto. La charla de Daniel Martínez Lara comenzaba a las 17:30 con una presentación sobre qué es Blender, algunos conceptos generales de animación, y por qué alguien que trabaja con programas punteros como 3DStudio Max o Maya le ha echado un ojo encima a esta aparentemente modesta suite 3D.

Pero a esas horas yo aún andaba anunciando al organizador (el entrañable Carles Folch, "8tintin") que iba sorteando paradas por el metro, y calles intrincadas con mi GPS estilo casero (un par de hojas impresas del Google Maps y grapadas por el medio para conseguir un nivel de zoom 2).

Con esas prisas, ni siquiera se me ocurrió pasarme por el hostal reservado apenas una semana antes por no haber encontrado otra cosa. Allí tenía una habitación doble (que mi compañero inicial, Pepius desafortunadamente no podría "disfrutar", una de las tantas patentes bajas) que terminaría compartiendo con Klópes, el blenderita megamaño (con el permiso de Notxor). La sorpresa del fantástico estilo rococó del hostal quedaría reservada (nunca mejor dicho) para algo más tarde...

Así que, después de los primeros abrazos, saludos, choques de manos, besos y sonrisas, me incorporé al vuelo a la divertida charla de Pepeland (entrecortada en ocasiones por los rugidos de un gigante de hierro con el que su adorable pequeñuelo Max jugueteaba en el recibidor).

Al terminar la charla, fui a saludar al invitado estrella de la quedada, el pequeño gran Pablo Vázquez (VenomGFX), que venía de trabajar unos días con el equipo holandés que a su vez está embarcado en el proyecto de juego libre con el Game Engine de Blender, "Apricot" (cuando tenga algo más de tiempo, añado enlaces y fotos de todo un poco). Nuestro argentino más internacional, gurú del modelado, los materiales, el texturizado, los personajes entrañables y muchas más cosas era fácilmente reconocible de oídas.

Después, vino el segundo round de presentaciones, cuando fuimos a tomar algo a algún bar cercano donde cupiéramos (o cupiésemos) todos los que estábamos (que no éramos todos los que éramos). Casi me cago en los pantalones cuando me enteré de que acababa de chocarle la mano al mismísimo webmaster de 3DPoder, probablemente el mejor foro de infografía (entre muchas otras cosas) de habla hispana. Conocí a un par de alumnos muy divertidos de la escuela de animación, y a algunos de los foreros 3dpoderianos (como Soliman o David3d34), y junto con Chronoh y su plugin autista (lo siento, no recuerdo su nombre, me hubiera gustado charlar un poco más con ella), y Melkornix y XoF (que fueron los que quedaron más cerca de mi silla), hablamos sobre el sexo de los ángeles y los delitos cibernéticos de los diablos, de las faltas de ortografía y el tiempo libre, del 3D y los próximos eventos que se están gestando (como la cercana Tenerife LAN Party).

Cómo no, allí estaba el inefable Javier Belanche, Jandro (simplemente él, cualquier adjetivo se queda corto), el ya presentado pero a la vez impresentable Klópes (que llegó ligeramente más tarde que yo, Murphy se ceba especialmente en los viajes), el cada vez más deteriorado Koex (nos hacemos mayores, colega), y no sé si me estoy dejando a alguien. Ya me estoy sorprendiendo por recordar tantas caras.

Como a Javier lo tenían castigado, no se pudo quedar a cenar con nosotros. La pareja chunga barriobajera madrileña (parece mentira que sean informáticos) se colaron y pillaron hotel en Sant Joan d'Espí, así que se tuvieron que largar también para no morir en el trayecto de vuelta más tarde. Tras cuatro o cinco deserciones más, el restante grupo de irreductibles gallos pululamos por las calles barcelonesas hasta dar con un lugar donde no nos miraran raro. Tapeamos hasta saciarnos, y decidimos escampar tras un poco de cháchara, porque ya rondaba la medianoche y había que coger fuerzas para el día siguiente.

Klópes sugirió que fueramos andando hasta el hostal (aproximadamente a un par de kilómetros de Pepeland), propuesta que me pareció fantástica para ver un poco de geografía Barcelonesa y ponernos un poco al día de nuestras enfermizas vidas. Aprovechando que el consolador gigante de Barcelona quedaba cerca, me contó algunas intimidades del edificio (del que su empresa se había encargado de hacer un estudio de luminancia de los pisos más altos). También aproveché para poner a prueba mi GPS, que se portó como un campeón (apenas nos perdimos un par de veces).

Llegamos al hostal, donde nos costó un poco entendernos con la recepcionista. Al final, me tomó los datos y nos metimos en la que, posiblemente, sea la habitación más minimalista con la que me he cruzado nunca. Quizá le sobraba el taburete que hacía las veces de mesilla de noche, o la televisión sobre una mesita al lado de un sobrio armario. Todo lo demás era pura pared (no diré que papel de fumar porque no hice los suficientes análisis) naranja, y Klópes comentó algo parecido a que en su próxima visita se traería un cuadro o algo, para decorar un poco. Cada vez que pienso en que por los 60€ que costaba la noche, en otros lugares podría haber estado en un hotel de tres estrellas, me da un frustum.

Tras escuchar algunos problemas del ocupante de la habitación de al lado con la recepcionista -y que auguraban que por la noche habría jaleo de amigos suyos por la habitación-, terminamos poniendo la alarma para la mañana siguiente (y levantándonos para apagar la luz desde la puerta, que ni siquiera un interruptor extra había cerca de las camas). Las jornadas empezarían a las 10, así que las ocho y media parecían una buena hora para levantarse, en principio... pero sólo en principio.

Otro rato, sigo con la crónica del segundo y tercer día. Stay tunned.

Día 2

Pues ya estamos aquí. Aunque la alarma estaba puesta a las 8:30 (las ponencias empezaban a las 10:15 y estábamos considerablemente lejos del lugar yendo a pie), terminamos despertándonos una media hora antes. Por algunos extraños bucles temporales del camino, llegamos con una hora de adelanto al lugar, de forma que Klópes y un servidor investigaron un poco por las calles adyacentes al Hangar en busca de un sitio donde recuperar líquidos (habíamos desayunado ya un algo o dos en un restaurante cercano al hotel). En el que parecía el bar más cercano hicimos tiempo (hacer tiempo, qué bonita locución) hasta la hora adecuada, aunque al poco hizo acto de presencia Notxor con su flamante motocicleta. Nos saludamos y estuvimos de charla hasta que comenzó a aparecer más gente, momento en el que nos levantamos para irnos hacia el lugar, sólo para descubrir que seguía cerrado y que podíamos tomarnos alguna otra cosa aún.

Un poquito más y ahora sí, ya entramos al famoso Hangar (que bien podría ser un escenario tétrico de videojuegos por su estética entre semiderruido-abandonado pero siniestramente vivo) y ayudamos a la tan simpática como hiperactiva organizadora del Hangar, Carmen, a montar mesas y sillas por doquier. Con la ayuda de un proyector enorme y una pared más enorme todavía, tuvieron lugar las primeras charlas de iniciación, de la mano de Klópes (enmarronado al vuelo el día antes por Belanche), el propio Belanche y 8tintín apoyándoles logísticamente con el uso del ordenador de la presentación.

Pasé gran parte de estas charlas tratando de hacer un simple pinball con el Game Engine de Blender, pero con las nuevas características no conseguí aclararme. Sólo salí de mi obcecación cuando una voz en inglés interrumpió la charla de 8tintín sobre materiales y demás esoterismo blendibérico, preguntando si podía dar la charla en inglés. Consternado y estupefacto, 8tintín lo pensó durante unos segundos y le dijo simplemente que no. La chica era extranjera, y dijo que le costaba seguir el castellano si se hablaba muy rápido, y ante la negativa de 8tintín (realmente era mucho mejor para todos que no diera la charla en nuestro typical espanish inglish :D) me presenté (y me senté y me postsenté) a su lado y le dije que le haría de intérprete en todo aquello que no entendiera.

Me preguntó si sabía algo de Blender, y como algo sabía, fue directa al grano: tenía un proyecto de doctorado para el cual necesitaba reproducir interactivamente en Blender ciertos eventos, así que necesitaba algunas nociones sobre el uso de vídeos como texturas, y algo de funcionalidad del Game Engine. Haré un break para explicar que fui a comer con los majísimos Melkornix y XoF bajo un sol de justicia a una bocatería muy cuca, y podemos resumir las siguientes seis o siete horas del día con que estuve investigando con la chica extranjera la forma de hacer funcionar el proyecto en el que estaba, aparte de averiguar qué hacía una filipina con un nombre tan exótico como Wendy Ann por las Barcelonas. Su historia era muy curiosa, ya que su madre es japonesa, su padre filipino (lugares donde pasó parte de su infancia), después se fue durante unos años a Alemania (estudiando durante todo ese tiempo Ingenería Informática y Comunicación Audiovisual), para finalmente aterrizar en Barcelona por su proyecto de doctorado, aunque su director de tesis no le acabara de gustar (al parecer por el empeño de éste por usar el motor de juegos Torque, motor con el que ella no terminaba de estar a gusto), así que su próxima parada era Noruega -donde le ofrecieron becas de doctorado para un par de años, o algo así- y la siguiente Finlandia. A todo esto, también ha estado en Sudáfrica, con lo que visitando un par más de lugares, esta pequeña pero sobradamente preparada señorita, ya habrá dado una vuelta al mundo.

En resumen: después de toda la tarde de cháchara, sin enterarme lo más mínimo de unas conferencias a las que había ido ex profeso (había sido profeso, pero ya no), cuando llegó la hora de cenar -cena que había sido reservada con antelación- y ya esperaba en el exterior del Hangar a que saliera el resto de gente, se formó un corrillo marujero a mi alrededor, con Belanche a la cabeza, instigándome para que invitara a Wendy a venirse a cenar con nosotros. Por más que le dijera que ya lo había hecho y su respuesta había sido que estaba cansada y se acostaría pronto, fue tanto la insistencia que no tuve otra que insistirle a ella a su salida para que se uniera al club. A pesar de que estaba esperando la llegada desde Ámsterdam (o por ahí) de una amiga suya que aún estaba de camino, al final se apuntó principalmente por la poca gana de tener que hacer la cena. Todo un nido de sorpresas.

Durante el trayecto hasta el lugar (trayecto en el que Klópes se escindió del grupo para dejar trastos al hostal), VenomGFX y Jandro se unieron a la conversación (por no decir que tomaron el relevo completamente) y fuimos completando un poco más su curiosa historia, su estancia en España durante casi un año, su poco trato en castellano, etc. Ya en el restaurante al que nos dirigíamos, nos aguardaba la sorpresa de la noche; el banquete-festín que estábamos a punto de disfrutar fue memorable, con toda clase de extrañas -a la par que sabrosas- baguettes mutantes con todo tipo de quesos, ensaladas de productos cuyo nombre desconozco, pizzas de lo más variopinto... todo un despliegue de sabores, colores y olores que me pillaron con el estómago más bien cerrado (elegí una mala época para empezar a cuidar la línea).

Después de risas y anécdotas, ya cercana la hora bruja, Wendy recibió el aviso de que su amiga estaba a punto de llegar a la estación. Como el resto empezaba a huir a sus madrigueras, pero el núcleo duro del frikismo Blendiberita (Klópes, vamos) aún tenía ganas de fiesta, y dado que Wendy declinó la invitación a acompañarla a la estación, Jandro le dio la dirección del pub irlandés al que nos iba a llevar, para que se pasara más tarde si quería.

El pub irlandés... ah, el pub irlandés. ¿O era escocés? Tanto da; construido sobre un antiguo cine porno del barrio, actualmente tenía el aspecto de haber sido edificado tomando una bella capilla londinense como base sobre la que montar con muy buen gusto un garito de copas espacioso, iluminado y con grupo tocando en directo. Si mi cada vez más soñolienta memoria no me falla, allí quedamos Klópes, Jandro, Solimán, Koala y quien escribe, hablando de todo un poco, pero básicamente de mujeres y de cosas frikis. Bueno, igual hablamos también sobre mujeres frikis.

Cuando el resto menos Klópes decidió que ya había bastante por esa noche y que otro día más, que si había que reponer energías para ver la final de fútbol y que noséqué sobre resacas de noches anteriores, quedamos el supermaño y yo con algunas indicaciones de Jandro sobre otros lugares de referencia de la zona. A partir de aquí, comenzaba a sonar la música de Félix Rodríguez de la Fuente, aunque aún no sé de dónde salía. Tras un laaaaaaaaaaargo pateo por las calles de la zona, donde vimos edificios fermosos, fermosas donc... mujeres, otras no tan fermosas y edificios bastante chusqueros, mezclados con garitos de todos los tipos y el enorme ambiente botellonero de la calle (que era realmente donde se veía la fiesta), nos cruzamos con un grupo de señoras a las que Klópes preguntó si sabían dónde quedaba la Calle Real. "Será donde están los Reyes", dijo una de las jocosas mujeres, mientras que Klópes ponía cara de sacar integrales triples con la respuesta. Le pilló algo lentito: mujeres 1 - Klópes 0.

Acabamos en una discoteca de música rock-pop antigua, un poco atestada pero aún transitable, "accidentalmente" al lado de un grupo de cuatro muchachuelas de curiosos estereotipos (una de ellas con apariencia asiática, cosa que después de lo de la filipina le dio mucho de sí a Klópes) que parloteaban agarradas a un algo extraño que beber. Klópes inició el acercamiento de cortejo preguntándoles qué era eso que extraño que bebían. No recuerdo si dijeron que Bloody Mary o Daikiri o algo por el estilo, así que dijo que qué bien, se acercó a la barra y pidió un ronconcola. Para hacer una excepción en mi abstemiez típica, me pedí otro de esos, y el resto fue todo para mí como asistir a un National Geographic (ah, quizá de ahí la música) sobre los extraños protocolos, la flora y la fauna de ese tipo de lugares. Me entretuve pensando en la aparente jerarquía social de ese grupo de amigas, viendo cómo interactuaban y cómo espantaban aquí y allá a algunos moscardones. Recapacité sobre lo pesado que debe de ser ir a ese tipo de sitios y pasarse la noche igual. Aunque también pensé que tampoco les molestaría tanto si seguían yendo. En fin, fue divertido. Klópes avisó de que tenía que vaciar la vejiga, así que dijo que se iba para el baño, y luego fue hacia las chicas a preguntarles dónde estaba el baño. Ellas le indicaron, entre risas. Ahí aproveché para acercarme a preguntarles cómo evaluaban del 0 al 10 ese intento de aproximación tan obvio, y me dijeron que un menos cuatro. Como luego les pregunté qué les había parecido este otro y me dijeron que un menos diez, volví al lugar anterior a esperar a que regresara nuestro héroe. Poco después, pasó un tipo vendiendo flores y se puso realmente pesado, con lo que le compré una y, en cuanto dieron el aviso de cierre de la discoteca e íbamos a salir, se la di a una de las del grupo en compensación por soportarnos ese rato.

No sé si se la llegaron a quedar o qué, no me fijé cuando salimos y terminamos coincidiendo en la esquina del mismo garito. Ahí Klópes les dijo que no les estábamos siguiendo, que teníamos el hotel en esa dirección, y que buenas noches. No recuerdo qué comentario hicieron, pero se las veía bastante sosas. Después, ya casi estando al otro lado de la calle, se escucharon silbidos y reclamos que, según Klópes, era para que volviéramos, pero de cualquier modo ninguno de los dos tenía muchas más ganas de otra cosa que no fuera encontrar la cama y olvidar tanto patetismo concentrado. El paseo de vuelta fue tremendo, pero Barcelona a las cinco y pico de la madrugada está muy tranquila y bonita, sobre todo con la luna creciente brillando cerca del consolador gigante.

Caimos muertos en la cama, y media vuelta después, ya sonaba de nuevo el despertador. Comenzaba el...

Día 3

Y comenzó con un desayuno en una cafetería regentada por unos chinos. Supongo que en Barcelona será bastante común, pero por nuestras zonas aún estamos acostumbrados a verlos en sus tiendas de todo a cien o sus restaurantes chinos. Creo que fue en ese desayuno donde decidí bautizar esta edición como la Blendiberia Asiática. Pedimos a la preciosa camarera algo para tomar (dos cholecks para mí que se fundieron a la velocidad de la luz, un café con leche para Klópes) y de vuelta a la carretera hacia el Hangar. Volvimos a llegar pronto, aunque no tanto como la otra vez.

La primera charla iba a cargo de 8tintín, pero se hacía la hora y no llegaba. Carmen vino a decirnos a los pocos que estábamos por allí que se había levantado algo enfermo, así que VenomGFX, Klópes y el menda improvisamos el contenido de lo que trataba la charla: nuevas y viejas novedades de Blender.

Personalmente fue todo un puntazo, un placer y un honor estar codo con codo con ese par de monstruos (¡feos, más que feos!) explicando un poco de aquí y allá las novedades de las últimas versiones, a la par que yo mismo aprendía y me maravillaba con algunas de ellas que desconocía por completo. VenomGFX explicó con bastante detalle cómo se usaban las partículas para simular peinados, el nuevo escultor de malla, Klópes se lanzó con los nodos de composición, y yo básicamente me dedicaba a sujetar el micro, hacer algunas preguntas o explicaciones y apuntes complementarios, y obligar a VenomGFX a que usara el ratón para apuntar en la pantalla en lugar de su dedo -que nadie podía ver proyectado-.

Después de salvar la mañana, llegó 8tintín con una cara ciertamente de malestar, aunque ya se encontraba mejor. También acababa de llegar Damiles (que tenía la siguiente charla sobre enlosado de texturas no repetitivo) y vi a Wendy con su visita al lado. Me acerqué a saludarlas, me presentó a su amiga, también blendiberita, y nos pusimos a averiguar cómo hacer el bakeado de texturas para una exportación a noséquéformato de su proyecto. Me vino bien para aprender cómo se hacía, a la par que enseñarles los pasos y explicarles por qué había que hacer cada cosa (materiales y texturas en Blender, un mundo fascinante). Esta vez incluso pude atender a un par de aspectos sobre la charla de Damiles, que me pareció muy interesante, aunque a la siguiente de 8tintín (precisamente sobre tostado de texturas) no presté atención por estar aprendiendo por mi cuenta. Cuánta energía desperdiciada, espero que alguien haya grabado esas charlas y me pueda enterar de algo.

Y al poco de cerrar la paraeta, llegó otra amiga de Wendy (ésta sí que era la del viaje, así que ni idea de quién era la chica anterior), una atractiva gallega llamada Paula, que además de ser blendiberita también era del gremio informático. Lamentablemente, no pudieron quedarse a comer con nosotros, así que nos despedimos (dándoles la siempre obligatoria dirección del foro de 3DPoder para cualquier consulta) y fuimos a un chino cercano a expiar nuestro apetito. Una conclusión natural para una verdadera Blendiberia Asiática.

En el chino, bajé mi nivel de estrés cuando me comentó uno de los asistentes que me podía acercar en coche a la estación. Mi tren salía a las cinco, y eran algo más de las dos y media. Si quería comer con ellos, mi única alternativa era ésa. Así que comimos soberanamente bien, con la espléndida Carmen contándonos la historia del Hangar, de cómo se combina la dejadez de un ayuntamiento, la avaricia de un propietario, la presión de un barrio de intenso activismo y los medios de comunicación. No cuento aquí la historia porque dudo que no omitiera algún detalle importante. Estoy seguro de que la historia ya está contada por algún lugar de los internetes.

Al final, despedidas fugaces y viaje casi de rally hacia la estación. Un atasco de última hora parecía presagiar que no iba a poder coger el tren, y en el último minuto... en efecto, el tren se había largado. Con mi mejor cara de pena, me dirijo hacia atención al viajero, donde me dicen que coja el siguiente euromed, que sale una hora después y apenas llega media hora más tarde que el primero. Una estupenda opción, si no fuera porque tras la cola para sacar ese billete, me comunicaran que estaba completo y que debería esperar al siguiente, a las ocho y media, que llegaba a las diez y media (ya sin combinación para volver a casa en tren desde la estación de Castellón).

Así que, puestos a hacer tiempo, me siento en uno de los atestados bancos y me dispongo a adelantar un poco más el trabajo del máster que había estado haciendo durante el primer viaje. Con un asiento libre a cada lado, me pareció de recibo hacerme a un lado cuando un par de jóvenes asiáticas pasaban por la fila y se disponían a seguir adelante al no ver sitio donde sentarse. Me agradecieron el gesto con una graciosa inclinación de cabeza, y yo seguí a lo mío mientras las oía hablar en un idioma muy musical, que me recordaba mucho al de la protagonista asiática de la serie "Lost".

Una de ellas llevaba un tíquet de la cola de entradas, y se iba de tanto en tanto a ver por qué número estaban. En un par de ocasiones, hubo gente que buscaba asiento y se iban a sentar en ese hueco, pero entonces les avisaba de que estaba ocupado, y cuando se iban, la acompañante me hacía otro gesto de cabeza de gratitud. Supongo que cuando volvió la que había ido a mirar la cola le contó algo, porque cuando se fue la otra acompañante y se repitió la escena con otro tratando de sentarse (¿es que ya nadie pregunta si está ocupado?), al volver le dijo algo parecido a "esta vez te ha pasado a ti".

Las estaciones de tren me gustan porque son como miles de historias entrelazadas en un no-lugar de tránsito, y me quedo atontado mirando aquí y allá, descaradamente, qué hace la gente. Probablemente me quedara emparrado con las voces de esta pareja, porque cuando me di cuenta, una de ellas me miraba fijamente con cara curiosa, así que les saludé y les pregunté qué hacían por aquí. Me contaron que estaban de Interrail, que tenían un mes de vacaciones y lo estaban usando para viajar por toda Europa. Eran surcoreanas (efectivamente, como la de Lost) y les comenté lo musical que me parecía su idioma. Les pregunté por el nombre de éste, y me respondieron que "hanguko" (era muy divertido ver las caras que ponían a las que ponía yo cuando me decían algún palabro en su idioma), que venía de "Hanguk" (la forma en que ellos llaman a Corea del Sur). También me dijeron cómo se decía España en su idioma, que realmente sonaba inquietante y exótico (probablemente más de lo que luego realmente sea), pero desafortunadamente no retuve el largo palabrejo.

De vuelta a la parte de los viajes, estaban buscando billete para Madrid, y habían pasado ya por (o iban a estar en) Sevilla, Francia, Roma, Suiza, Ámsterdam y no recuerdo qué más. Sonaba realmente cansado (y lo estaban), pero también una opción de viaje muy interesante para ver mucho mundo por un módico precio (me comentaron que todo el paquete de viajes les acababa saliendo por unos dos o tres mil euros). Charlamos un poco más acerca de cosas que iban a ver en Madrid y las que habían visto en Barcelona, y poco después me avisaron de que se tenían que ir, pero que querían hacerse una foto conmigo. Se hizo una foto cada una, y para no ser menos, yo también hice lo mismo con el móvil (una salió algo chunguilla, debí revisarla antes para hacer otra, o pedirle que me enviaran por correo las suyas... ve a encontrar ahora a una surcoreana perdida por Europa).

En resumen, que me volví a quedar solo y ensimismado conmigo mismo y mis trabajos de clase (bueno, no sé cómo acabé teniendo un "Jueves" bajo mis manos... qué haría yo en mis viajes en tren sin esta revisa), y antes de darme cuenta ya era hora de subir a mi tren (que no era mi tren, pero al fin y al cabo ahora era más mío que el otro que nunca lo fue). Coche ocho, asiento siete-a. Pues a buscar el coche ocho, asiento siete-a. Subo al coche ocho. Asiento siete... ahí, al otro lado del pasillo de la doble de Penélope Cruz. Me siento y la saludo, desde ese ángulo se parece un montón más. Miro el asiento, siete-c. Ostras, no es éste, es el de al lado suyo.

Pues nada, me levanto, le pido permiso para pasar, y me siento a su lado. Antes de decir nada más, me pregunta si ya habrán abierto el bar, que tiene sed. Me deja un poco perplejo su forma de hablar, como si me conociera de toda la vida, simpática y distendida. Le digo que probablemente sí, y me dice que va a por algo de beber. Vuelve poco después con una coca-cola, amablemente me ofrece y no sé exactamente cómo, acabamos hablando de qué hacemos por Barcelona, y me cuenta que estaba haciendo un monólogo de prueba para entrar en la academia de interpretación, que habían estado haciendo (con un grupo) una representación de Cabaret, y que desde pequeña le ha gustado la interpretación, pero que en el terreno laboral no le ha ido nunca demasiado bien y que esperaba encontrar algo en Valencia que le permitiera costearse los cursos. A cuento de la fiesta que se había marcado la noche anterior con el grupo (y yo aún recordando mi propia noche anterior), le pregunté si en las discotecas tenía que ir apartando a muchos moscardones (con eso de parecerse a Penélope Cruz). Se rió cuando le dije lo de parecerse a ella, me dijo que se lo había dicho mucha gente (le dije que principalmente tenía un ángulo en el que era muy parecida, sobre todo por la forma de sus ojos y su nariz). Luego me comentó que solía salir por bares de ambiente homosexual, porque se sentía más cómoda y tranquila por allí (aunque incluso alguna tía le había tocado el culo...). En definitiva, fue una simpática conversación que terminó con otra foto (ésta vez fui yo el que quería la foto con ella). Me dijo que si sabía de algún trabajo donde pudiera actuar, no dejara de recomendarla. Le comenté que si se anunciara por Google sería más fácil que la descubrieran, y me dijo que estaba bastante segura de que no estaría por los internetes. Así que ya sabéis: si necesitáis una actriz para alguna producción de cine, teatro o publicidad, tenéis a la extrovertida valenciana Maricarmen Juárez a tiro de teléfono. De paso, con esto ya me aseguro de que salga en Google :D

Para concluir con la crónica del viaje, sólo me falta añadir que volvieron a poner Ratatouille (y esta vez sí tuve auriculares, y la volví a ver y me volví a maravillar con absolutamente cada aspecto de la película). Contento, cansado y echando de menos a la gente con la que acababa de estar (creo que nunca se me había hecho tan fugaz una Blendiberia), ya tenía que ir preparándome psicológicamente para el próximo viaje de la semana siguiente. Nada más y nada menos que la ciudad que veía en Ratatouille. ¡Allá voy, Francia! ¡Sujétense las boinas!

FIN

P.D.: Otro rato, las fotos.

25.5.08

De mi cronista marciano favorito (Esta mañana me he levantado...)

«Beatty contempló la bocanada de humo que acababa de lanzar.
Imagínalo. El hombre del siglo XIX con sus caballos, sus perros, sus coches, sus lentos desplazamientos. Luego, en el siglo XX, acelera la cámara. Los libros, más breves, condensaciones. Resúmenes. Todo se reduce a la anécdota, al final brusco.
—Brusco final —dijo Mildred, asintiendo.
—Los clásicos reducidos a una emisión radiofónica de quince minutos. Después, vueltos a reducir para llenar una lectura de dos minutos. Por fin, convertidos en diez o doce líneas en un diccionario. Claro está, exagero. Los diccionarios únicamente servían para buscar referencias. Pero eran muchos los que sólo sabían de Hamlet (estoy seguro de que conocerás el título, Montag. Es probable que, para usted, sólo constituya una especie de rumor, Mrs. Montag), sólo sabían, como digo, de Hamlet lo que había en una condensación de una página en un libro que afirmaba: Ahora, podrá leer por fin todos los clásicos. Manténgase al mismo nivel que sus vecinos. ¿Te das cuenta? Salir de la guardería infantil para ir a la Universidad y regresar a la guardería.

[...]

—Acelera la proyección, Montag, aprisa. ¿Clic? ¿Película? Mira, Ojo, Ahora, Adelante, Aquí, Allí, Aprisa, Ritmo, Arriba, Abajo, Dentro, Fuera, Por qué, Cómo, Quién, Qué, Dónde, ¿Eh? ¡Oh! ¡Bang! ¡Zas!, Golpe, Bing, Bong, ¡Bum! Selecciones de selecciones. ¿Política? ¡Una columna, dos frases, un titular! Luego, en pleno aire, todo desaparece. La mente del hombre gira tan aprisa a impulsos de los editores, explotadores, locutores, que la fuerza centrífuga elimina todo pensamiento innecesario, origen de una pérdida de valioso tiempo.»

Asusta un poco que Fahrenheit 451 se escribiera en 1953. Me pregunto qué diría hoy Ray Bradbury si leyera, por ejemplo, 20minutos. También si se dejaría quemar...

«Mi abuelo pasó una docena de veces la película tomada desde el cohete, y después manifestó su esperanza de que algún día nuestras ciudades se abrirían para dejar entrar más verdor, más campiña, más Naturaleza, que recordara a la gente que sólo disponemos de un espacio muy pequeño en la Tierra y que sobreviviremos en ese vacío que puede recuperar lo que ha dado, con tanta facilidad como echarnos el aliento a la cara o enviarnos el mar para que nos diga que no somos tan importantes.»

Asusta un poco que Fahrenheit 451 se escribiera en 1953. Me pregunto qué diría hoy Ray Bradbury si leyera, por ejemplo, 20minutos. También si se dejaría quemar...

«[...] El abuelo lleva muchos años muerto, pero si me levantara el cráneo, ¡por Dios!, en las circunvoluciones de mi cerebro encontraría las claras huellas de sus dedos. Él me tocó. Como he dicho antes, era escultor. «Detesto a un romano llamado Statu Quo», me dijo. «Llena tus ojos de ilusión —decía—. Vive como si fueras a morir dentro de diez segundos. Ve al mundo. Es más fantástico que cualquier sueño real o imaginario. No pidas garantías, no pidas seguridad. Nunca ha existido algo así. Y, si existiera, estaría emparentado con el gran perezoso que cuelga boca abajo de un árbol, y todos y cada uno de los días, empleando la vida en dormir. Al diablo con eso —dijo— sacude el árbol y haz que el gran perezoso caiga sobre su trasero.»

Aunque me sigue asustando un poco que Fahrenheit 451 se escribiera en 1953, sobre vivir con miedo hablaré en otro momento...

«—Hubo un pajarraco llamado Fénix, mucho antes de Cristo. Cada pocos siglos encendía una hoguera y se quemaba en ella. Debía de ser primo hermano del Hombre. Pero, cada vez que se quemaba, resurgía de las cenizas, conseguía renacer. Y parece que nosotros hacemos lo mismo, una y otra vez, pero tenemos algo que el Fénix no tenía. Sabemos la maldita estupidez que acabamos de cometer. Conocemos todas las tonterías que hemos cometido durante un millar de años, y en tanto que recordemos esto y lo conservemos donde podamos verlo, algún día dejaremos de levantar esas malditas piras funerarias y a arrojarnos sobre ellas. Cada generación, habrá más gente que recuerde.

[...]

Y tengamos presente una cosa: no somos importantes. No somos nada. Algún día, la carga que llevamos con nosotros puede ayudar a alguien. Pero incluso cuando teníamos los libros en la mano, mucho tiempo atrás, no utilizamos lo que sacábamos de ellos. Proseguimos impertérritos insultando a los muertos. Proseguimos escupiendo sobre las tumbas de todos los pobres que habían muerto antes que nosotros. Durante la próxima semana, el próximo mes y el próximo año vamos a conocer a mucha gente solitaria. Y cuando nos pregunten lo que hacemos, podemos decir: «Estamos recordando.» Ahí es donde venceremos a la larga. Y, algún día, recordaremos tanto, que conseguiremos la mayor pala mecánica de la Historia, con la que excavaremos la sepultura mayor de todos los tiempos, donde meteremos la guerra y la enterraremos. Vamos, ahora. Ante todo, deberemos construir una fábrica de espejos, y durante el próximo año, sólo fabricaremos espejos y nos miraremos prolongadamente en ellos.»


Asusta un poco que Fahrenheit 451 se escribiera en 1953. Me pregunto qué diría hoy Ray Bradbury si leyera, por ejemplo, 20minutos. También si se dejaría quemar...