—¿Qué es ese palabro? —Le preguntó.
La pregunta estaba cargada de una ligera ironía (a veces no soportaba que fuera tan pedantillo) y un punto de interés real. Le arremolinaba el pelo de la nuca, tumbada a su lado, esperando la respuesta de sus labios carnosos, que estaban a sólo unos centímetros. «Suficientemente cerca para besarlos», pensó, «pero me gusta ver cómo los mueve cuando habla, es muy sexy».
Él la abrazó con un poquito más de fuerza. No le había costado percibir su tono de "a veces no soporto que seas tan pedantillo", y la compensó con la mirada más dulce que pudo regalarle. Luego le explicó:
—En "Yiddish", una antigua que combina alemán antiguo y hebreo, significa "Desafortunado crónico, alguien a quien la suerte le da la espalda".
—Ya. Y eso lo sabes porque...
—Porque lo he leído esta tarde en la MUY Interesante, mientras esperaba a que llegaras del trabajo —dijo, remarcando la palabra "trabajo".
Ella le dio varios pellizquitos en el abdomen que le hicieron estremecerse por las cosquillas, mientras que con una voz divertida que simulaba enfado (algo que conseguía mordiéndose los labios de una forma cómica) y separando mucho las sílabas, le decía:
—¿Te-pa-re-ce-bo-ni-to-tra-tar-de-dar-men-vi-dia-por-te-ner-fies-tay-yo-no? ¿Eh? ¿Eh? ¿Eh?
Él consiguió atrapar su mano, la llevó hasta su pecho, le robó un pequeño beso y se quedó mirándola de nuevo, con su sonrisa de "gilinamorado". Dios, cómo la quería...
Ella continuó, tratando de mantenerse seria sin conseguirlo del todo:
—Además, ¿estás insinuando que eres un desafortunado crónico, que la suerte te da la espalda estando aquí acostado conmigo? —Se deshizo de la trampa de su mano y volvió a hundirle el dedo en el costado al ritmo de su cadencia final—. ¿Eh? ¿Eh? ¿Eh?
Él saltó de nuevo a su lado, riéndose ya a carcajada limpia, y volvió a atrapar su mano. Esta vez la besó y la pasó alrededor de su cuello. Volvió a mirarla, ahora con un toque de lascivia. Cualquier otro día estarían viendo una serie en la tele; esa noche, pensó, la iba a llevar él mismo hacia un mundo fantástico.
Él la abrazó con un poquito más de fuerza. No le había costado percibir su tono de "a veces no soporto que seas tan pedantillo", y la compensó con la mirada más dulce que pudo regalarle. Luego le explicó:
—En "Yiddish", una antigua que combina alemán antiguo y hebreo, significa "Desafortunado crónico, alguien a quien la suerte le da la espalda".
—Ya. Y eso lo sabes porque...
—Porque lo he leído esta tarde en la MUY Interesante, mientras esperaba a que llegaras del trabajo —dijo, remarcando la palabra "trabajo".
Ella le dio varios pellizquitos en el abdomen que le hicieron estremecerse por las cosquillas, mientras que con una voz divertida que simulaba enfado (algo que conseguía mordiéndose los labios de una forma cómica) y separando mucho las sílabas, le decía:
—¿Te-pa-re-ce-bo-ni-to-tra-tar-de-dar-men-vi-dia-por-te-ner-fies-tay-yo-no? ¿Eh? ¿Eh? ¿Eh?
Él consiguió atrapar su mano, la llevó hasta su pecho, le robó un pequeño beso y se quedó mirándola de nuevo, con su sonrisa de "gilinamorado". Dios, cómo la quería...
Ella continuó, tratando de mantenerse seria sin conseguirlo del todo:
—Además, ¿estás insinuando que eres un desafortunado crónico, que la suerte te da la espalda estando aquí acostado conmigo? —Se deshizo de la trampa de su mano y volvió a hundirle el dedo en el costado al ritmo de su cadencia final—. ¿Eh? ¿Eh? ¿Eh?
Él saltó de nuevo a su lado, riéndose ya a carcajada limpia, y volvió a atrapar su mano. Esta vez la besó y la pasó alrededor de su cuello. Volvió a mirarla, ahora con un toque de lascivia. Cualquier otro día estarían viendo una serie en la tele; esa noche, pensó, la iba a llevar él mismo hacia un mundo fantástico.
8 comentarios:
Últimamente me emocionas mucho. Además, me gusta tu habilidad para contar escenas cotidianas y espontáneas, a las que haces parecer extraordinarias en su sencillez.
Porque son extraordinarias ;) Y mucho menos cotidianas de lo que deberían ser.
Estaba un poco cansado de escribir siempre cosas agrias o agridulces, tocaba una dulce ;)
Un saludete, nos vemos de camino a Londres :D
Joooooooooooo, qué bonitooooooooooo!
Yo quiero esoooooooooooo!
Belén
Bueno irme a Londres contigo tampoco estaría mal ;) je je
Mmm, picaruelo eso ya es de dos rombos. Eso es que empiezas a ver una cuesta arriba en el Dragon Khan ;).
¡Cuidado con las inglesas!
Mmm, picaruelo eso ya es de dos rombos. Eso es que empiezas a ver una cuesta arriba en el Dragon Khan ;).
¡Cuidado con las inglesas!
Lo mismo iba a decir, son extraordinarias. Me has hecho recordar sensaciones que no sabía que echaba tanto de menos :/.
No hay ninguna cuesta arriba, pero me apetecía evadirme de la cochina realidad imaginando futuros alternativos.
Me alegro de que te haya recordado cosas, William (y a ver cuándo quedamos ;).
Belén, ya que no te pude llevar, te he traído una postalita :)
A más ver, muyayos.
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