Fue el primer día, el día que le dio su primer beso. Pasearon y se sentaron en el banco de un parque muy bien cuidado. Desde ese banco se podía ver perfectamente el mar en calma.
Era febrero, apenas algunos pocos paseantes manchaban el color de la arena a lo lejos. Como todo el mundo sabe, los sábados por la mañana no hay nubes.
En un día perfecto, con su primer beso, y su primera y perfecta chica, él se recostó en el banco, reposando la cabeza sobre las piernas de ella.
El cielo era el más azul que había visto en su vida, luminoso hasta el lagrimeo. Y la sensación de comodidad, de comprensión, de compenetración (y de todas las otras cosas buenas que comienzan por "com") era total.
Por segunda vez en su vida (la primera fue durante su primer beso, apenas unos minutos antes) se sintió completo y feliz. Muy feliz. Más feliz que nunca en su vida.
Al contrario de lo que suele pasar, era muy consciente de esa felicidad y la estaba disfrutando al máximo.
Entonces ella bajó sus labios y le volvió a besar.
Era febrero, apenas algunos pocos paseantes manchaban el color de la arena a lo lejos. Como todo el mundo sabe, los sábados por la mañana no hay nubes.
En un día perfecto, con su primer beso, y su primera y perfecta chica, él se recostó en el banco, reposando la cabeza sobre las piernas de ella.
El cielo era el más azul que había visto en su vida, luminoso hasta el lagrimeo. Y la sensación de comodidad, de comprensión, de compenetración (y de todas las otras cosas buenas que comienzan por "com") era total.
Por segunda vez en su vida (la primera fue durante su primer beso, apenas unos minutos antes) se sintió completo y feliz. Muy feliz. Más feliz que nunca en su vida.
Al contrario de lo que suele pasar, era muy consciente de esa felicidad y la estaba disfrutando al máximo.
Entonces ella bajó sus labios y le volvió a besar.
3 comentarios:
Como diría el colega XuZo: «Ale, ya he soltado mis frustraciones de hoy».
"Al contrario de lo que suele pasar, era muy consciente de esa felicidad y la estaba disfrutando al máximo."
Éso es lo mejor que te pueda pasar: darte cuenta de que eres feliz. Estoy convencido de que no todo el mundo es capaz pararse y pensar: «Joder, ahora mismo estoy siendo feliz y que bien me siento».
Lo es, pero desgraciadamente la gente está más acostumbrada a valorar lo que tiene cuando ya lo ha perdido, o directamente a no saber nunca cuánto valía lo que tenía.
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