He tenido un ataque de tristeza. Cuando una sola frase tiene el poder de desestabilizar tu centro de gravedad, es que algo no va como debería.
De repente, alguien pasa y te desmorona el pequeño castillo medieval en el que tanto empeño y dedicación habías invertido, pieza a pieza. No puedes hacer nada más que empezar de nuevo desde cero, y tratar de aprender de la última construcción, para hacer un castillo aún mejor. Vuelven a pasar, y vuelven a destruirlo hasta los cimientos. Algunos buscarían culpables, pero nadie tiene la culpa: simplemente, el centro de una gran ciudad no es el mejor lugar para ponerse a construir castillos de Exín; hay mucho transeúnte despistado. Y otra gente triste con sus castillos rotos.
La tristeza ha venido con algo de ansiedad. Con ganas de enviarlo todo a paseo, de cancelar los nuevos proyectos, los proyectos futuros, todo lo que tenga algo que ver con una compañía que es tan dolorosa y a la vez necesaria como nacer o morirse. Con el miedo de estar solo, de pasar la vida sin nadie a quien puedas mirar a los ojos y reconocer tu alma en ellos. Con el miedo de terminar con un completo desconocido a tu lado. Tristeza, ansiedad y miedo. Llora. Respira hondo. Eso es, calma.
Detrás de la tempestad, llega la calma. Algún día, todo tendrá que mejorar. La alternativa es que siga como está, o que vaya a peor. En cualquier caso, no durará más de sesenta años, y luego se acabó el juego. Es quejarse por vicio.
Tendrá que mejorar. Ojalá que mejore. Pero los buenos tiempos no llegan solos, así que te acuclillas en el asfalto, y comienzas de nuevo con esa pequeña pieza azul con forma de "L" que siempre colocas al principio, a la izquierda. La piedra angular.
Esta noche, la luna llena estaba preciosa. El resto no importa, digan lo que digan.
De repente, alguien pasa y te desmorona el pequeño castillo medieval en el que tanto empeño y dedicación habías invertido, pieza a pieza. No puedes hacer nada más que empezar de nuevo desde cero, y tratar de aprender de la última construcción, para hacer un castillo aún mejor. Vuelven a pasar, y vuelven a destruirlo hasta los cimientos. Algunos buscarían culpables, pero nadie tiene la culpa: simplemente, el centro de una gran ciudad no es el mejor lugar para ponerse a construir castillos de Exín; hay mucho transeúnte despistado. Y otra gente triste con sus castillos rotos.
La tristeza ha venido con algo de ansiedad. Con ganas de enviarlo todo a paseo, de cancelar los nuevos proyectos, los proyectos futuros, todo lo que tenga algo que ver con una compañía que es tan dolorosa y a la vez necesaria como nacer o morirse. Con el miedo de estar solo, de pasar la vida sin nadie a quien puedas mirar a los ojos y reconocer tu alma en ellos. Con el miedo de terminar con un completo desconocido a tu lado. Tristeza, ansiedad y miedo. Llora. Respira hondo. Eso es, calma.
Detrás de la tempestad, llega la calma. Algún día, todo tendrá que mejorar. La alternativa es que siga como está, o que vaya a peor. En cualquier caso, no durará más de sesenta años, y luego se acabó el juego. Es quejarse por vicio.
Tendrá que mejorar. Ojalá que mejore. Pero los buenos tiempos no llegan solos, así que te acuclillas en el asfalto, y comienzas de nuevo con esa pequeña pieza azul con forma de "L" que siempre colocas al principio, a la izquierda. La piedra angular.
Esta noche, la luna llena estaba preciosa. El resto no importa, digan lo que digan.
8 comentarios:
Te la devuelvo pero en otra versión. Gracias por habérmela pasado hace unos meses :-)
Es muy sedante, gracias :)
Ejem ¿sedante o relajante? ;-)
Sedante en el sentido de apaciguante, sosegante, calmante :)
Ambas, vaya :**********
Bonita canción servidora.
A cualquiera le entra la tristeza escuchando esto y viendo tu luna salir y volver a esconderse, recordándote cómo que por mucho que ilumine al final siempre acabamos viéndolo todo negro.
De todas formas, me gusta intentar ser capaz de ver su lado bonito. A veces confundo bonito con triste, pero son las que menos y no suelo preocuparme mucho por ello.
No es demasiado reconfortante ver cómo a tu alrededor la gente avanza con sus castillos, y se mudan de piso e incluso abandonan un castillo enorme y sólido que han estado compartiendo contigo durante años. ¿Pero qué vamos a hacer? ¿Reconstruir el nuestro sin escotillas y quedarnos encerrados? Es cierto que a veces cuesta permitir que los demás nos ayuden a poner una piedra sobre la otra, si queremos un castillo a nuestro gusto tenemos que hacerlo nosotros mismos y aprender mientras lo hacemos.
Creo que no hay otra. Yo he empezado a construir un castillo nuevo, pero me da la sensación de que me está saliendo mucho peor que el anterior. Además, todavía me entristece verlo destrozado en el suelo. Necesito una piedra angular más fuerte, y mientras la busco... pues escucho la canción.
¿Y si en lugar de poneros a construir un castillo directamente, empezáis yendo de acampada con un saco de dormir?
Y no es broma. Compartir las estrellas es más bonito que compartir un castillo...
¿Has visto el capítulo de Futurama en el que van a la luna? Es el segundo de la primera temporada. Aparecen unos balleneros cantando una canción:
"Somos balleneros, llevamos arpones, como en la luna no hay ballenas cantamos canciones."
Pues yo tampoco sé ser otra cosa.
Valeeeeeeeeee... ¿Y empezar con piedrecitas pequeñas en lugar de una pidrezota angular en toda regla?
Que sí, que ya me callo... Era una sugerencia...
Oye, y qué pijada, What a Wonderful World... WWW
;-)
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