Tranquilos, compis. No soy yo quien tiene esa sed de sangre. California ejecuta al preso Ray Allen, de 76 años, ciego, sordo y enfermo, por un crimen que cometió 25 años antes. Sufrió un infarto en septiembre, del que fue reanimado para poder devolverle al corredor de la muerte.
No me imagino qué "justicia" se gana por ejecutarla uno mismo, cuando la misma Naturaleza se iba a encargar de ello por sus propios medios. No me cabe en la cabeza hasta qué punto hay gente con ganas de matar (aunque sea a gente que en su día tuvo ganas de matar, ojalá la cadena se interrumpiera ya en el primer eslabón).
No me imagino qué "justicia" se gana por ejecutarla uno mismo, cuando la misma Naturaleza se iba a encargar de ello por sus propios medios. No me cabe en la cabeza hasta qué punto hay gente con ganas de matar (aunque sea a gente que en su día tuvo ganas de matar, ojalá la cadena se interrumpiera ya en el primer eslabón).
1 comentario:
ya sabes, "Sin tele y sin cerveza Homer pierde la cabeza"
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