Patágoras y Kallistus, maestro y discípulo, se hallaban no muy lejos del acantilado de Samos, caminando lentamente y charlando sobre algunas cuestiones filosóficas. La fresca brisa marina llenaba el aire vespertino con las fragancias de la costa. Tal y como solía hacer, Kallistus aprovechó una pausa en el paseo para formular sus dudas.
- Maestro...
- Dime Kallistus - contestó Patágoras, mientras contemplaba el horizonte.
- ¿Por qué los filósofos siempre hablan acerca de que hay que elegir el camino más duro?
- Maestro...
- Dime Kallistus - contestó Patágoras, mientras contemplaba el horizonte.
- ¿Por qué los filósofos siempre hablan acerca de que hay que elegir el camino más duro?
Patágoras miró a su discipulo como quien está valorando si el pescado es lo suficientemente fresco. Luego le empujó por el acantilado.
3 comentarios:
Mi humilde (y escueto y plagiador) homenaje a ese par de personajillos tan simpáticos e interesantes que en ocasiones escapan de la insigne testa del no menos insigne Fabrizio ;)
Jajaja, ¡excelente! :-D
Me ha gustado mucho el Reverso Tenebroso de Patágoras :PPP
Jeje, que bestia, bueno para el desestrés ;)
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