¿Qué cambiarías de tu pasado si pudieras? Es la típica pregunta tópica que todos hacen y que nos han hecho a todos en algún momento de nuestras vidas (y si no, te la hago a ti mismo ahora).
Una respuesta bastante sensata es que no cambiarías nada, que si ahora mismo eres como eres es por el camino que has recorrido. Por lo general, a la gente le suele gustar ser como es (si no, simplemente cambiaría de forma de ser, nadie se lo impide).
Lo malo es que como no puedes conocer con exactitud las consecuencias de algún posible cambio en el pasado, tampoco tienes nada con qué comparar; aquel trabajo que rechazaste, aquella pareja con la que cortaste, la carrera que decidiste hacer, aquella vez que te decidiste por uno u otro, ¿cómo habría sido?
Puede que no tenga sentido preguntárselo, ya que no podemos cambiar nada de ese pasado ni podemos comparar. No es tampoco algo que me quite el sueño.
Las cosas que a veces pasan, lo suelen hacer de forma tan continua y leve que no nos damos cuenta de que nuestra realidad y la realidad que quisiéramos haber construido son muy diferentes. Este tipo de [intro|retro]spección no se da nada a menudo. Tal vez en algún entierro o algún suceso lo bastante contundente como para sacudir la continuidad del pasar de las cosas.
¿Qué ocurriría si un día te das cuenta, de repente, de que la decisión o decisiones que tomaste en un momento de tu vida no fueron las acertadas? Te encontrarías en una vida que no te gusta, tal vez a unas alturas (casado con alguien que no te llena, atado a unos hijos a los que no quieres hacer daño, estancado en un empleo que aunque no te motiva, te permite 'asegurar' un plato en la mesa, etc.) en las que ya no hay marcha atrás (sin arriesgar a quedarte totalmente solo y sin poder acceder a ningún trabajo), y donde el único camino que queda es seguir con lo mismo de siempre y rezar por que se te olvide que eres consciente de la situación.
Suena horrible, ¿verdad?
No os preocupéis, soy un exagerado. La buena noticia es que, como decía al principio, normalmente al mirar atrás no renunciaríamos a nuestros errores. La mala: que tal vez no valga más acierto conocido que error por conocer, o error conocido que acierto por conocer.
Al final, lo único que se va con nosotros es lo que recordamos y sentimos.
Una respuesta bastante sensata es que no cambiarías nada, que si ahora mismo eres como eres es por el camino que has recorrido. Por lo general, a la gente le suele gustar ser como es (si no, simplemente cambiaría de forma de ser, nadie se lo impide).
Lo malo es que como no puedes conocer con exactitud las consecuencias de algún posible cambio en el pasado, tampoco tienes nada con qué comparar; aquel trabajo que rechazaste, aquella pareja con la que cortaste, la carrera que decidiste hacer, aquella vez que te decidiste por uno u otro, ¿cómo habría sido?
Puede que no tenga sentido preguntárselo, ya que no podemos cambiar nada de ese pasado ni podemos comparar. No es tampoco algo que me quite el sueño.
Las cosas que a veces pasan, lo suelen hacer de forma tan continua y leve que no nos damos cuenta de que nuestra realidad y la realidad que quisiéramos haber construido son muy diferentes. Este tipo de [intro|retro]spección no se da nada a menudo. Tal vez en algún entierro o algún suceso lo bastante contundente como para sacudir la continuidad del pasar de las cosas.
¿Qué ocurriría si un día te das cuenta, de repente, de que la decisión o decisiones que tomaste en un momento de tu vida no fueron las acertadas? Te encontrarías en una vida que no te gusta, tal vez a unas alturas (casado con alguien que no te llena, atado a unos hijos a los que no quieres hacer daño, estancado en un empleo que aunque no te motiva, te permite 'asegurar' un plato en la mesa, etc.) en las que ya no hay marcha atrás (sin arriesgar a quedarte totalmente solo y sin poder acceder a ningún trabajo), y donde el único camino que queda es seguir con lo mismo de siempre y rezar por que se te olvide que eres consciente de la situación.
Suena horrible, ¿verdad?
No os preocupéis, soy un exagerado. La buena noticia es que, como decía al principio, normalmente al mirar atrás no renunciaríamos a nuestros errores. La mala: que tal vez no valga más acierto conocido que error por conocer, o error conocido que acierto por conocer.
Al final, lo único que se va con nosotros es lo que recordamos y sentimos.
1 comentario:
Amén. Si no te importa tengo que ir al baño.
Publicar un comentario