5.12.04

Teoría de Ocio (A veces pasan cosas)

Me encantan los "A veces pasan cosas", mucho más que los "Esta mañana me he levantado y hacía frío". Me gustan porque te asaltan en los momentos más inesperados: sacando a pasear al perro, poniendo un huevo en el baño, en el duermevela, o en mitad de una clase de Filosofía en tercero de BUP.

Ésta ocurrió en mitad de una clase de Filosofía en tercero de BUP (vaya, qué coincidencia). Estábamos estudiando los grandes pensamientos de los asímismo grandes filósofos de la Grecia Clásica.
Si por "gran pensamiento" podemos entender algunas de las chorradas que se llegaban a marcar estos señores.
Una de ellas, de la que apenas conservo recuerdo (lo poco que me suena es que tenía que ver con un carruaje tirado de caballos que simbolizaban comportamientos, o alguna tontería así), le tocó la fibra a un colega (y co-autor de la Teoría, Miguel Tel), que añadió a mi premisa básica "Esto es lo que pasaba por no tener televisión" los siguientes corolarios:
  • Cuando un tío se ganaba la vida del cuento, haciendo ver que era un gran pensador, conseguía que una horda de prepúberes le siguiera por todas partes (cual paparazzi) con el deseo de exprimir alguna frase más de la sabiduría de su maestro. Si, por ejemplo, éste se hallaba echando una apacible siesta y algunos alumnos le despertaban, papiro de notas en mano -"Maestro, háblenos de la Verdad del Cosmos"-, éste mascullaría con boca pastosa y legañas: "El camino a la Felicidad es hacer cosas que nos gustan; hala, iros un rato por ahí y dejad de molestar". Seguidamente, se daría media vuelta, se arroparía y seguiría roncando un ratejo más.
  • También ocurría que, aparte de dormir y "pensar", el otro divertimento que se podían permitir era darle gusto al cuerpecito. Y qué mejor manera de comerle la oreja (u otras cosas) a ese ganado que te idolatra que soltándole alguna perla de Sabiduría Universal, tal vez del estilo de "A veces pasan cosas".
Esto que en principio parece tan simple, tenía su miga. Vivir del cuento no ha sido nunca fácil, a pesar de lo que vemos en Iglesias y Parlamentos.
Pero volvamos al tema. Aparte de los cuentistas, había más gente que dedicaba su tiempo libre a putear a los demás. Podría parecer que lo hacían con mala intención, pero es que, a veces, ¡no les quedaba otro remedio! Veámoslo:

En las sociedades pretelevisivas no había mucho que hacer para matar el tiempo: dedicarse a la música y al arte en general, dedicarse a la guerra y a buscar líos en general, dedicarse al cuento y al folleteo en general, o hacerse matemático o científico en general.
Los matemáticos eran fácilmente reconocibles: eran FEOS. Feos no, feísimos (también conocidos como gente de belleza distraída, difíciles de mirar o de estética abstracta). Vamos, que sólo hay que revisar los retratos de los grandes matemáticos de los tres últimos siglos para darse cuenta de que Lynch bien podría haberlos incluído en "Freaks" junto al hombre elefante y la mujer barbuda.
Y claro, si no tienes talento para el arte, eres demasiado debilucho para la guerra, eres demasiado feo para comerte un rosco, ¿qué te queda? Excluirte de la sociedad y desarrollar y demostrar teoremas a punta pala, que siglos después servirán para amargar la existencia de jóvenes estudiantes (también desahuciados de la vida por otras razones) bajo los disfraces de "Cálculo", "Matemáticas Discretas" o "Ampliación de Matemáticas". Que uno piensa "anda que si yo tuviera una tarde libre la iba a dedicar a investigar el cálculo infinitesimal, las diferenciales y la madre que las parió".

Otro gran cabrón de la historia (aunque quiero pensar que en realidad no quería amargarnos la vida, simplemente es que tenía demasiado tiempo de ocio) fue el inventor del despertador. Acabo de consultar al Oráculo y me ha escupido una web en la que se habla del susodicho.
En ella se puede leer (entre otras cosas):
Creía que tenía que estar en su trabajo a la hora en punto. Se había impuesto la "regla invariable" de levantarse a las cuatro de la mañana en cualquier estación del año.

Como ya me imaginaba, ningún humano en su sano juicio habría cometido tal atrocidad para con la especie.

En fin, que todos estos estén muertos sería un consuelo de no ser porque siguen jodiendo desde el inframundo, la fosa o donde quiera que estén.

Afortunadamente, hoy en día entre el trabajo, la televisión y las patentes es más que suficiente para reducir a cero el tiempo de ocio de la plebe, su intelecto, o los frutos del mismo. Y menos mal, porque a saber cuál sería la próxima elucubración demoníaca de quien tiene demasiado tiempo libre y no folla. Si además tiene pocas luces, se dedicará a la guerra.

-¿Alguien dijo Bush?
-No, era un eructo.

NO.
Al ocio.


2 comentarios:

Mars Attacks dijo...

Muérete de envidia, Bluetooth y Wireless, llega el nuevo Telepath. ¡Sin cables!

Made in Taiwan. Pilas no incluídas.

Supongo que es de cajón odiar a quien inventó el mayor jodedor de sueños (literalmente) de la historia.

Malkov... digo... saludos.

Mars Attacks dijo...

Más bien unas y otras se van mezclando en una enorme bolsa de la que una mano inocente sacaba a qué iban a dedicarse los próximos cuatro años.

- ¿Qué toca esta vez, Cogócrates?
- Este cuatrienio toca guerra, papi.

Las cosas no han cambiado tanto, sólo que lo de pensar se ha sustituido por la tele. El resto de actividades siguen necesitando una preparación de cuatro años, menos para la guerra, pero sólo porque han castigado a mucha gente sin tele para que piensen cómo hacerlas más de continuo en la casa ésa que tiene cinco lados, cómo era... pues eso, en la PentHouse.

Saludos húmedos.