Fue hace cuatro o cinco días. Circulaba despacio, camino de Castellón. El día estaba bastante oscuro pese a ser por la mañana. Llovía, y yo arrastraba un considerable sueño acumulado encima. No el suficiente como para ser una imprudencia conducir (ya que mi nivel de estrés al volante me mantiene siempre en guardia), pero sí para que mi cerebro discurriera por cauces diferentes al usual.
La sensación era extraña. Me sentía como en manos de una persona más curtida y madura que cuidara de mí. Era una sensación de sosiego similar a la que tendría si fuera mi padre quien condujera (quien me condujera en todos los sentidos de la vida). Y, a la vez, era algo distinto. Sentía un espíritu con un toque rebelde, sin ataduras, sin miedo a la vida. Alguien capaz de poder con todo y que nunca se retiraría de una meta que se fijara. Cabezota como él solo, tratando de acumular la sabiduría dispersa de aquí y de allá, de absorber cuanto se cruzara en su camino. Sereno, pero divertido. "Sobrado", pero sin descuidar sus límites. Seguro de sus posibilidades, intentando siempre exprimir al máximo su potencial.
Por un momento tuve ante mis ojos un reflejo de alguien que era yo en el futuro, o que quería ser yo en el futuro. Me satisfacía comprobar que caminaba justo en esa dirección; notaba poco a poco la evolución interior, y agradecí sentirme tan bien conmigo mismo.
Lo que hace el sueño...
La sensación era extraña. Me sentía como en manos de una persona más curtida y madura que cuidara de mí. Era una sensación de sosiego similar a la que tendría si fuera mi padre quien condujera (quien me condujera en todos los sentidos de la vida). Y, a la vez, era algo distinto. Sentía un espíritu con un toque rebelde, sin ataduras, sin miedo a la vida. Alguien capaz de poder con todo y que nunca se retiraría de una meta que se fijara. Cabezota como él solo, tratando de acumular la sabiduría dispersa de aquí y de allá, de absorber cuanto se cruzara en su camino. Sereno, pero divertido. "Sobrado", pero sin descuidar sus límites. Seguro de sus posibilidades, intentando siempre exprimir al máximo su potencial.
Por un momento tuve ante mis ojos un reflejo de alguien que era yo en el futuro, o que quería ser yo en el futuro. Me satisfacía comprobar que caminaba justo en esa dirección; notaba poco a poco la evolución interior, y agradecí sentirme tan bien conmigo mismo.
Lo que hace el sueño...
1 comentario:
Es estupendo que puedas llegar a sentirte tan bien contigo mismo. Ah, una cosa más:
SE TE VA LA PIÑA (O LA OLLA, EN SU DEFECTO)
¡Un besuco nerlasko! (suena a ternasco, seguro que lo has pensado :P)
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