¿Recuerdas el día exacto en el que conociste a una persona? Suele ser difícil, ¿verdad? A veces es a principio de curso, pero no el primer día del mismo, sino tal vez un mes después de comenzarlo, por un cruce de comentarios casual. A veces es la semana antes de comenzar un empleo, otras la semana después de terminarlo.
Tal día como hoy, cinco años atrás, este servidor de ustedes apenas llevaba tres días manejando su primer portátil y una conexión a internet más bien precaria. Atolondrado entre tanta novedad, descubría un "chat" en internet donde se jugaban partidas de trivial. Chico trivial, he aquí la horma de tus zapatos. Un montón de gente tremendamente inteligente y tremendamente rápida me vapuleaba en un ámbito que, en mi "grupo local" solía dominar.
Por avatares de la vida, estaba peleado con una amiga que me había gustado bastante hasta la fecha, y llevaba encima una vena un poco misógina y quejica. El trivial era un lugar perfecto en el que olvidarme del mundo durante un rato (aunque al final, el mundo fue un lugar perfecto en el que olvidarme del trivial durante un rato...). Eran las seis y media del dieciocho de agosto de 2000, y entonces entró ella.
\\Selene has joined #juegaltrivial
[Marte-] \\Selene, bonito nick.
Esa tontería me costó cara. Conocí a una de las personas más fascinantes hasta la fecha (y lo sigue siendo): inteligente, lista, simpática, sensata pero con un toque de locura, gustos parecidos, horas interminables de charla...
Y surgió. Tardó mucho más de lo que solía tardar en este enamorado del amor, quizá por ese despecho residual que acumulaba contra el género femenino. O quizá porque vivía a 300 kilómetros, y ella insistía en que era algo imposible. O quizá surgió porque ella insistía en que era algo imposible.
Aunque ya haya olvidado su primer beso, mi primer beso, nuestro primer beso, aunque este cerebro no recuerde cómo era esa presión, el calor, la tersura o la humedad de sus labios, aunque sienta que he perdido por alguna parte del infinito un tesoro de valor incalculable y eso me entristece, a pesar de todo eso, no olvido que pasé los tres años más felices de mi vida. Tal vez el sentir esa felicidad continuada, sin los típicos vaivenes de pareja ni darse tiempos ni replantearse nada, sea uno de los mejores regalos que me hayan hecho nunca. Saborear, aunque sólo fuera por tres años, el gusto dulce del Paraíso.
Luego el tiempo, con nuestra ayuda, lo rompió todo, de forma bastante rápida e irreversible. Pero eso pasó ya hace más de año y medio, y el mismo tiempo que lo rompió, curó las heridas y me ayudó a olvidar los malos momentos del olvido.
Ahora estoy aquí, recordando cuánto he olvidado, sabiendo cómo necesito todo lo que perdí. La parte buena es que, si la chica adecuada se presta, tendré la extraña suerte de tener otro primer beso, y otro comienzo totalmente nuevo.
Mientras tanto, lo que sí conservo es una estupenda amistad con ese extraño brillante en la arena, en un grano de arena de una playa de San Juan.
Gracias por todo, Ana. Y feliz "anaversario" ;)
Tal día como hoy, cinco años atrás, este servidor de ustedes apenas llevaba tres días manejando su primer portátil y una conexión a internet más bien precaria. Atolondrado entre tanta novedad, descubría un "chat" en internet donde se jugaban partidas de trivial. Chico trivial, he aquí la horma de tus zapatos. Un montón de gente tremendamente inteligente y tremendamente rápida me vapuleaba en un ámbito que, en mi "grupo local" solía dominar.
Por avatares de la vida, estaba peleado con una amiga que me había gustado bastante hasta la fecha, y llevaba encima una vena un poco misógina y quejica. El trivial era un lugar perfecto en el que olvidarme del mundo durante un rato (aunque al final, el mundo fue un lugar perfecto en el que olvidarme del trivial durante un rato...). Eran las seis y media del dieciocho de agosto de 2000, y entonces entró ella.
\\Selene has joined #juegaltrivial
Esa tontería me costó cara. Conocí a una de las personas más fascinantes hasta la fecha (y lo sigue siendo): inteligente, lista, simpática, sensata pero con un toque de locura, gustos parecidos, horas interminables de charla...
Y surgió. Tardó mucho más de lo que solía tardar en este enamorado del amor, quizá por ese despecho residual que acumulaba contra el género femenino. O quizá porque vivía a 300 kilómetros, y ella insistía en que era algo imposible. O quizá surgió porque ella insistía en que era algo imposible.
Aunque ya haya olvidado su primer beso, mi primer beso, nuestro primer beso, aunque este cerebro no recuerde cómo era esa presión, el calor, la tersura o la humedad de sus labios, aunque sienta que he perdido por alguna parte del infinito un tesoro de valor incalculable y eso me entristece, a pesar de todo eso, no olvido que pasé los tres años más felices de mi vida. Tal vez el sentir esa felicidad continuada, sin los típicos vaivenes de pareja ni darse tiempos ni replantearse nada, sea uno de los mejores regalos que me hayan hecho nunca. Saborear, aunque sólo fuera por tres años, el gusto dulce del Paraíso.
Luego el tiempo, con nuestra ayuda, lo rompió todo, de forma bastante rápida e irreversible. Pero eso pasó ya hace más de año y medio, y el mismo tiempo que lo rompió, curó las heridas y me ayudó a olvidar los malos momentos del olvido.
Ahora estoy aquí, recordando cuánto he olvidado, sabiendo cómo necesito todo lo que perdí. La parte buena es que, si la chica adecuada se presta, tendré la extraña suerte de tener otro primer beso, y otro comienzo totalmente nuevo.
Mientras tanto, lo que sí conservo es una estupenda amistad con ese extraño brillante en la arena, en un grano de arena de una playa de San Juan.
Gracias por todo, Ana. Y feliz "anaversario" ;)
1 comentario:
Que bonito :D
Un saludo
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