No fue de extrañar que acabaran consiguiendo salir de su pequeña mota de polvo azul pálido y conquistaran, primero su galaxia y, con los eones, todo el Universo al que la velocidad de la luz les permitía acceder. Por supuesto, aquellos seres poco tenían que ver ya con los monos alopécicos con ínfulas de los que descendían. Aquellos que, aún en su pequeña roca, soñaban con ser dioses, sin saber siquiera todo lo que desconocían, guerreando y destruyendo su hábitat con una mezcla de tecnología e ignorancia que acabó por estallarles en la cara.
Tras la debacle global de finales del siglo XXI, los Saganitas lograron salir adelante, cultivando una pasión por el conocimiento y la racionalidad, aderezados con un trato humano exquisito a la hora de lidiar con posturas contrarias. Sobrepuestos por fin a sus demonios, dominaron su mundo.
Este microrrelato participa en la iniciativa Café Hypatia.
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