23.1.17

Nunca y siempre


La Nada. Una expansión acelerada y diez mil millones de años de nadie. Luego, una roca perdida en un sistema perdido de una galaxia cualquiera que empieza a generar moho. Cuatro mil millones de años más de nadie, en sentido humano. Después aparecen varios álguienes, a toda velocidad. Desaparecen a la misma velocidad, para siempre. Cada vez son más como nosotros, pero todavía no. Cada vez podrían ser más tú y yo, pero todavía no.

En un chispazo que a estas magnitudes está casi en la escala de Plank, ahora sí, surges tú, y surjo yo. Y en un intervalo imposiblemente menor, entro en tu radio de Schwarzschild, atravieso el horizonte de sucesos de tus ojos y me despeño por el doble agujero negro de tus pupilas. Atrapado para siempre durante la caída, fuera de allí el Universo seguirá infinitamente sin nosotros. Primero sin álguienes, luego también sin nadies. Tal vez hasta una muerte térmica eterna, puede que hasta la destrucción misma de su tejido espaciotemporal, de vuelta a la Nada, en perfecta clausura.

Entre los abismos de siempres en los que no hemos existido, sin embargo, yo continuaré cayendo sin final en ese nunca en el que nos cruzamos.


Este relato participa en la iniciativa Divagacionistas.

No hay comentarios: