Tantas cosas se me han quedado por escribir en sólo tres semanas, que ya no recuerdo ni la mitad.
Ha pasado otro 12 de Agosto, el "Día de los Sueños Rotos", en el que he maldecido cientos de veces la polución que generamos y que apenas me dejó ver alguna estrella fugaz a pie de playa. Afortunadamente, no necesitaba pedir ningún deseo. Es más entretenido tratar de realizarlos por uno mismo. Pero en fin, fue una noche divertida, con muchos chistes graciosos.
También ha sido triste ver desarrollarse (y cómo sigue haciéndolo) la matanza libano-israelí, y cómo es mucho más fácil ponerse a pegar tiros que impedir que otros lo hagan.
En lo personal, me han dejado sin mi cuenta de correo "seria", que viene a ser el equivalente virtual de perder el número de móvil. Y habría perdido todos los correos de no utilizar un gestor de pop3 que me los trajera a disco. Y tres cuartos de lo mismo con la web personal, en la que almacenaba con gran cariño los relatos que escribimos (o nos enviaron) Annie y yo mientras estábamos juntos. Aunque hacía siglos que no lo habíamos actualizado, y desde que lo dejábamos había pensado en quitarla, pero le tenía demasiado apego. Quizá, después de todo, le hayan hecho un favor a mi Diógenes particular.
He pasado unos días muy gratificantes en la tranquilidad de mi pueblo, sin internet, con un par de libros como acompañantes (recomiendo "Una breve historia de casi todo") y la siempre divertida presencia de un colega de Valencia (algo así como mi hermano pequeño) y de alguna invitada especial que otra, que han compuesto las delicias musicales de la semana.
En fin, trataré de ir poniéndome poco a poco al día, porque en tiempo virtual, tres semanas son muchos nanosegundos...
Ha pasado otro 12 de Agosto, el "Día de los Sueños Rotos", en el que he maldecido cientos de veces la polución que generamos y que apenas me dejó ver alguna estrella fugaz a pie de playa. Afortunadamente, no necesitaba pedir ningún deseo. Es más entretenido tratar de realizarlos por uno mismo. Pero en fin, fue una noche divertida, con muchos chistes graciosos.
También ha sido triste ver desarrollarse (y cómo sigue haciéndolo) la matanza libano-israelí, y cómo es mucho más fácil ponerse a pegar tiros que impedir que otros lo hagan.
En lo personal, me han dejado sin mi cuenta de correo "seria", que viene a ser el equivalente virtual de perder el número de móvil. Y habría perdido todos los correos de no utilizar un gestor de pop3 que me los trajera a disco. Y tres cuartos de lo mismo con la web personal, en la que almacenaba con gran cariño los relatos que escribimos (o nos enviaron) Annie y yo mientras estábamos juntos. Aunque hacía siglos que no lo habíamos actualizado, y desde que lo dejábamos había pensado en quitarla, pero le tenía demasiado apego. Quizá, después de todo, le hayan hecho un favor a mi Diógenes particular.
He pasado unos días muy gratificantes en la tranquilidad de mi pueblo, sin internet, con un par de libros como acompañantes (recomiendo "Una breve historia de casi todo") y la siempre divertida presencia de un colega de Valencia (algo así como mi hermano pequeño) y de alguna invitada especial que otra, que han compuesto las delicias musicales de la semana.
En fin, trataré de ir poniéndome poco a poco al día, porque en tiempo virtual, tres semanas son muchos nanosegundos...
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