Encuentras una nota de papel en el suelo. Sólo contiene dos cosas: tu nombre y un monigote pintado con morros y rabo de cerdo, con una flecha que los une.
¿Qué pasa si lo ha escrito...
En todos los mensajes que recibimos (textuales, orales, gráficos, de cualquier tipo), suele haber una intencionalidad. Incluso puede que la intencionalidad sea la falta de intencionalidad. La persona de la que recibimos el mensaje nos ha querido transmitir una cierta información de una cierta forma.
Para transmitir esa información, la persona tiene que procesar antes el mensaje y ponerlo en esa cierta forma. Dependiendo de la cultura, del estado físico, del estado anímico, del entorno y de mil millones de factores más, al final resultará un mensaje u otro, unas palabras u otras, un medio u otro.
El trasfondo de una llamada en la que una cálida voz lloriqueante diga "lo siento, cariño, pero lo nuestro no funciona; no es culpa tuya, simplemente ha pasado así, y espero que seas feliz con el próximo afortunado" es el mismo que el de un sms en el que diga "lo dejamos". Pero este último es bastante más susceptible de resultar hiriente que el primero, aunque también a mucha gente el primero le podría herir, y a otra el segundo parecerle suficiente y correcto.
Precisamente porque tras recibir esa información, la otra persona vuelve a procesar la forma del mensaje para extraer la información. Y, dependiendo de la cultura, del estado físico, del estado anímico, del entorno y de mil millones de factores más, al final resultarán unas impresiones u otras.
Lo normal en la comunicación es que conozcamos bastante bien a la persona de la que proviene la información. Esto, criptográficamente, equivale a conocer la clave en la que están escritos sus mensajes. Puedes, volviendo al primer ejemplo, saber que tu amigo está de muy buen humor y te ha dejado "un recuerdo" para hacerte reír, o saber que está pasando una mala racha y la paga contigo (y que no tienes que tenérselo en cuenta), o darle un capón al niño ingenioso. También puedes simplemente, ignorar a ese loco porque sabes que lo dice por decir, y hacerle caso equivaldrá a que se centre más en ti, o pensar llamar a la policía, o preguntarte qué demonios falla en la impresión que das de cara al resto de la gente para provocar esa burla.
¿Nos paramos siempre a pensar en cuáles son las circunstancias de una persona para decirnos algo que nos resulta ofensivo? Es más, ¿de verdad tiene que resultarnos ofensivo? Mucha gente tiene tendencia a tomarse cualquier cosa que le digan de la peor forma posible, sin detenerse un momento a averiguar antes si el mensaje tiene una lectura mucho más simple y sólo nos ha ofendido porque estábamos predispuestos a que nos ofendiera. Nos dejamos llevar por la forma y nos olvidamos del trasfondo. Y eso sin entrar a valorar si tiene razón o no en lo que dice. Quizá seamos bajitos, regordetes y muy chatos.
Pues bien, de los cerdos, hasta los andares. ¿Por qué escogemos por defecto la vía de la ofensa? ¿Qué tal si pedimos explicaciones al emisor para que nos aclare en qué plan va, antes de pensar en partirle las piernas?
Como parte del plan estratégico para dominar el mundo (en el que ya hemos visto "ponernos calcetines de par diferente" y "decir las cosas buenas siempre que tengamos ocasión"), vamos a añadir "preguntar qué han querido decir con eso".
¿Qué pasa si lo ha escrito...
- un amigo tuyo, en tono de cachondeo
- un amigo tuyo, ofendido por algo
- un niño que está aprendido a escribir
- un colgado conocido, que hace lo mismo con todos con los que se encuentra
- un colgado desconocido, que le ha dado por ti
- un desconocido aparentemente normal, que pasaba por allí
En todos los mensajes que recibimos (textuales, orales, gráficos, de cualquier tipo), suele haber una intencionalidad. Incluso puede que la intencionalidad sea la falta de intencionalidad. La persona de la que recibimos el mensaje nos ha querido transmitir una cierta información de una cierta forma.
Para transmitir esa información, la persona tiene que procesar antes el mensaje y ponerlo en esa cierta forma. Dependiendo de la cultura, del estado físico, del estado anímico, del entorno y de mil millones de factores más, al final resultará un mensaje u otro, unas palabras u otras, un medio u otro.
El trasfondo de una llamada en la que una cálida voz lloriqueante diga "lo siento, cariño, pero lo nuestro no funciona; no es culpa tuya, simplemente ha pasado así, y espero que seas feliz con el próximo afortunado" es el mismo que el de un sms en el que diga "lo dejamos". Pero este último es bastante más susceptible de resultar hiriente que el primero, aunque también a mucha gente el primero le podría herir, y a otra el segundo parecerle suficiente y correcto.
Precisamente porque tras recibir esa información, la otra persona vuelve a procesar la forma del mensaje para extraer la información. Y, dependiendo de la cultura, del estado físico, del estado anímico, del entorno y de mil millones de factores más, al final resultarán unas impresiones u otras.
Lo normal en la comunicación es que conozcamos bastante bien a la persona de la que proviene la información. Esto, criptográficamente, equivale a conocer la clave en la que están escritos sus mensajes. Puedes, volviendo al primer ejemplo, saber que tu amigo está de muy buen humor y te ha dejado "un recuerdo" para hacerte reír, o saber que está pasando una mala racha y la paga contigo (y que no tienes que tenérselo en cuenta), o darle un capón al niño ingenioso. También puedes simplemente, ignorar a ese loco porque sabes que lo dice por decir, y hacerle caso equivaldrá a que se centre más en ti, o pensar llamar a la policía, o preguntarte qué demonios falla en la impresión que das de cara al resto de la gente para provocar esa burla.
¿Nos paramos siempre a pensar en cuáles son las circunstancias de una persona para decirnos algo que nos resulta ofensivo? Es más, ¿de verdad tiene que resultarnos ofensivo? Mucha gente tiene tendencia a tomarse cualquier cosa que le digan de la peor forma posible, sin detenerse un momento a averiguar antes si el mensaje tiene una lectura mucho más simple y sólo nos ha ofendido porque estábamos predispuestos a que nos ofendiera. Nos dejamos llevar por la forma y nos olvidamos del trasfondo. Y eso sin entrar a valorar si tiene razón o no en lo que dice. Quizá seamos bajitos, regordetes y muy chatos.
Pues bien, de los cerdos, hasta los andares. ¿Por qué escogemos por defecto la vía de la ofensa? ¿Qué tal si pedimos explicaciones al emisor para que nos aclare en qué plan va, antes de pensar en partirle las piernas?
Como parte del plan estratégico para dominar el mundo (en el que ya hemos visto "ponernos calcetines de par diferente" y "decir las cosas buenas siempre que tengamos ocasión"), vamos a añadir "preguntar qué han querido decir con eso".
6 comentarios:
Todo el mundo miente, no lo digo yo, lo dice G.House. Y dado que no conoces el 100% de nadie, ni siquiera de ti mismo, la interpretación, preguntes al interlocultor o no, sigue siendo muy subjetiva. Es más, yo creo que interpretación es un término que lleva implícita la subjetividad, no existe la interpretación objetiva, en tal caso pasa de ser interpretación a ser explicación.
Bueno, y aunque no mientas, ZonaLunar planteaba que qué pasa si la otra persona realmente quiere ofenderte (que también hay mucha gente, demasiada, que va en plan destroyer) y tú le interpretas bien.
Quizá en esos momentos venga bien malinterpretarlos, o saber "desenvolver" la ira del mensaje, valorar si el mensaje merece la pena, y en función de eso, "quedárselo" o no.
Quanta raó tens Emilio.
I això t'ho dic perquè l'altre dia et vaig dir que no tenies raó en no sé què i no vull que penses que solc pensar que no tens raó...
És broma :P
Salut!
Bueno... Si la explicación válida es la interpretación mal pensada lo más probable es que la persona mienta sobre la explicación y en tal caso no merezca la pena preguntar. Es decir, en caso de mal pensar lo más psicológico-rentable es pasar del tema.
Y si únicamente al sujeto le da por escribir y dibujar sin ton ni son en momentos como cuando está un poco aburrido en clase.
A mí me ocurre algo así, suelo ir escribiendo o dibujando lo que oigo cuando estoy un poco aburrido en el trabajo o necesito que mi cerebro funcione un poco en segundo plano.
Eso una vez me llevó a una situación un tanto incómoda cuando escribí un trozo de la letra de una canción de extremoduro "...a ver que me dice después, so payaso..." sobre una hoja de cosas por hacer que me había dado mi jefe cuando mi jefe vino un par de horas después para pedirme un cambio en uno de los puntos. :P
Jjjjjjjjjjjuasssssssssssssss :_) Qué peligro tienes.
Si la otra persona tiene intenciones ofensivas, razón de más para saber cuál es su problema con nosotros, ¿no? De otra forma, será muy difícil poder solucionarlo.
Ahora, si como dices, prefiere mentir sobre las explicaciones para "quedar bien", pues poco se puede hacer, pero sería una actitud bastante poco constructiva.
O quizá no haya ningún problema, y entonces sólo tengas que "actualizar" tu decodificador hacia esa persona y ponerlo en modo "todo lo que va a decirme es de mal rollo, así que no te molestes por eso".
No sé. Igual es que hay que decir más "hijo de puta".
http://youtube.com/watch?v=MXolkYmTzsQ&search=hijo%20de%20puta
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