15.2.09

Comunicación (A veces pasan cosas)

¿Podría un lenguaje universal lograr romper todas las barreras de la comunicación humana? En un mundo ideal, todos los habitantes del planeta podrían entender qué está diciendo otra persona, sin importar el lugar en el que hubiera nacido.

La lengua es la expresión de la realidad que rodea a los habitantes de un determinado lugar. Difícilmente en el idioma nativo de un nómada del desierto existirá palabra alguna para designar al hielo poco oxigenado, de la misma forma que un esquimal no tendrá significados verbales para los tipos de dunas de arena que se pueden formar. Obviamente, cada uno de ellos podría inventarse al vuelo una palabra para designar esas realidades tan alejadas de las suyas, pero no lo conseguirían sin perder la historia que seguramente subyace debajo de esa palabra, su etimología.

Pienso, por ejemplo, en la palabra "animador". Hoy por hoy, designa tanto a aquél que ameniza reuniones socioculturales como al especialista en mover seres virtuales en la pantalla. En ambos casos, una cultura aburrida o sin ordenadores podría inventarse una palabra para un viajero recién llegado cuyo trabajo fuera éste, pero por el camino se perdería seguramente el concepto de transmitirle alma (o ánima) a un objeto carente de ella, o a una persona con el espíritu bajo de ánimos. Un animador, casi por etimología, tiene que ser empático (y hasta simpático): debe ser capaz de aprehender (em) la psicología de la otra persona (su psique, donde "psi" vuelve a ser la palabra griega para "alma") para recorrer con él (sim) su "pathos", el sendero por el que discurren sus emociones ("emotio" está muy ligado al movimiento, a lo que nos hace movernos, adquirir un alma y usarla).

Desde mi punto de vista, sería imposible que toda la gente del planeta se entendiera efectivamente usando una única lengua, porque los pequeños matices de cada palabra pueden significar todo un mundo para la persona que los pronuncia, y para la persona que los recibe (ahora mismo estoy pensando en el propio título "Lost in translation"). Si incluso compartiendo idioma a niveles profundos de conocimiento, dos personas pueden encontrarse con que no son capaces de entenderse...

¿Que al menos podrían comunicarse a un nivel bastante rudo y de supervivencia? Seguro, pero para eso tampoco es necesaria una lengua única, sino sólo un poco de voluntad de comprensión. Por regla general, compartimos los suficientes referentes humanos como para entendernos en lo básico señalando y gruñendo, cambiando nuestras expresiones anímicas. Para el resto, y a título personal, antes que una lengua única artificialmente expandida, preferiría aprender los rudimentos de las lenguas en las que tuviera que sumergirme, para (de esa forma) intentar entender realmente el espíritu, la psicología, de los moradores de ese hábitat, su alma.

P.D.: Me pregunto cuántas parejas habrán roto ayer por una mala comunicación. Si alguien encuentra alguna estadística, me haga el favor de hacérmela llegar.

2 comentarios:

servidora dijo...

No sé hasta qué punto es un problema de lenguaje... creo que también influye la actitud y las ganas de comunicarse de verdad; a veces ya vamos encorsetados pensando en algo concreto, en lugar de abrirnos de orejas (y de corazón) para escuchar lo que realmente tengan que decirnos. Aunque supongo que eso forma parte de nuestra naturaleza :-) aunque sólo sea como una pequeña defensa y no mostrarnos tan vulnerables con los demás.

Igual que no sea fácil es lo que lo hace bonito y que merezca la pena :-)

Anónimo dijo...

Pues, como bien sabes, yo te voy a llevar la contraria, aunque tengas esa sonrisa tan encantadora que te comería a besos... ¡¡¡Guapoooo!!! :D

"¿Podría un lenguaje universal lograr romper todas las barreras de la comunicación humana?", preguntas. La respuesta es, claramente, no. Porque las barreras de comunicación no dependen de la palabra únicamente, sino del lenguaje no verbal, de la capacidad empática, de saber escuchar y de innumerables cualidades psicológicas de las que la mayoría de las personas, por desgracia, carecemos. De hecho, yo podría encontrar menos barreras para comunicarme con un chino que con un asturiano, si se da el caso de que el chino es sensato y el asturiano es necio (o al revés, si es que la necia soy yo)... pese a que me frustraría terriblemente no saber nada de la vida del chino porque no podría contarme nada, debido a que no entendería su idioma. Que es lo que me pasó en Alemania, por ejemplo, dado que mi alemán era flojillo.

Para mí, la comunicación verbal es una herramienta. Su valor cultural me es indiferente (sí, hay gente que me mataría por decir esto, lo sé). Yo soy animadora, sé lo que significa, y ni se me había pasado por la imaginación que viniera de ánima. Nunca había pensado en ello, la verdad, pese a que animo y me encanta animar y quiero vivir de ello. La etimología de las palabras puede ser importante para personas que, como a ti, les gusta indagar y saber más del lenguaje, pero para las personas como yo, las palabras sólo designan conceptos abstractos a los que queremos hacer referencia en un determinado momento. Desde el punto de vista práctico, no influye realmente el origen de una palabra sobre lo que queremos designar. Si así fuera, cada vez que dijera "animar" tendría que pensar que viene de "ánima", que viene de "soplo", que viene de... y un día llegaría al principio de la cadena y me daría cuenta de que, por narices, alguien se tuvo que inventar la primera palabra para poder designar un "algo" que no sabía cómo llamar. Las palabras surgen continuamente con este fin, y muchas son importadas o exportadas y se hacen nuestras o de otros. Y eso es así. :D

Las palabras se crean según se necesitan, y por eso, como bien dices, quizá los africanos no tengan palabras suficientes para designar las variaciones del hielo. Simplemente, no lo necesitan. Pero si lo necesitaran, importarían las palabras y las harían suyas o crearían unas nuevas. Y sus hijos las incorporarían a sus vocabularios desde que nacen y las considerarían suyas y sin duda llegarían a conocer todo lo que esa palabra implica.

Cuando defiendo que debería imponerse un idioma único para comunicarse en el mundo entero (sin prohibir, como algunos suponen, el idioma materno, sino, simplemente, añadiéndolo a las asignaturas de la escuela desde pequeños, que es lo que ya se está haciendo, de hecho), me sorprende que la gente se centre en aquellas palabras que nadie usa casi nunca. Yo me he comunicado con franceses, japoneses, galeses, checos, ingleses y alemanes y jamás he necesitado designar el hielo poco oxigenado.

En realidad, yo cuando hablo de comunicación verbal, hablo de poder preguntarle a alguien “¿cómo estás?” y poder escuchar lo que me cuente y entenderlo, poder saber que su familia está bien, que tiene X hijos y que pidió matrimonio a su mujer en la Torre Eiffel. O que sea capaz de leer esto y entender un poco cómo pienso. A la comunicación verbal no le pido mucho más, porque para el resto hay muchos otros modos de comunicación infinitamente más efectivos.

Por eso no entiendo el separatismo lingüístico, ni comparto el amor por la cultura lingüística, aunque sí por la lengua y por los idiomas, que a día de hoy te permiten preguntar “¿cómo estás?” a mucha gente y entenderles cuando contestan en sus respectivos idiomas. Pero me gustaría un futuro en el que preguntar a alguien “¿cómo estás?” no te supusiera un esfuerzo previo de cinco años para aprender a medias un idioma que nunca vas a dominar del todo. Me gustaría poder preguntar a todo el mundo cómo están. Y me gustaría entenderles cuando me contestaran, pese a que, si me dicen que se sienten como el hielo poco oxigenado, tendría que explicármelo con un giro lingüístico que, aunque no tan preciso, sería al menos esclarecedor. Me resultaría muy triste salir de Asturias y encontrarme con que ya no entiendo a nadie en ninguna parte. Más que nada porque mi cerebro tiene capacidad limitada y no podría aprender 49 idiomas, uno por provincia. Me parecería lastimoso perder de ese modo la cohesión como raza humana y fomentar así la división y la incomprensión.

Esta es mi visión pragmática del uso de la legua. Ya sé que no hay mucha gente que la comparta, pero me gusta más que la otra. XD