—Lo que menos me podía esperar de ella es que hiciera eso. Se ha comportado como una asquerosa. Podría haber ido a recogerles.
La terraza de aquel local de comida rápida parecía un hormiguero en hora punta. Con el frío del invierno, se agradecía el sol de la sobremesa acariciando la espalda propia, mientras observaba la gente de mi alrededor, con especial interés en la pareja de enfrente y sus revoltosos hijos.
—Ha dicho "asquerosa". Papá, mamá ha dicho "asquerosa".
—No he dicho "asquerosa", he dicho... "antipática".
—No, papá. Ha dicho "asquerosa".
—Tu madre ha dicho "antipática".
—"Asquerosa".
—Te lo has ganado, otro día más sin jugar a la consola.
Y me quedé pensando en qué clase de mundo es en el que se castiga decir la verdad. En lo difícil que puede resultar ser niño. Como dijo la poetisa, nadie dijo que fuera a ser fácil. Nadie dijo que fuera a ser justo.
La terraza de aquel local de comida rápida parecía un hormiguero en hora punta. Con el frío del invierno, se agradecía el sol de la sobremesa acariciando la espalda propia, mientras observaba la gente de mi alrededor, con especial interés en la pareja de enfrente y sus revoltosos hijos.
—Ha dicho "asquerosa". Papá, mamá ha dicho "asquerosa".
—No he dicho "asquerosa", he dicho... "antipática".
—No, papá. Ha dicho "asquerosa".
—Tu madre ha dicho "antipática".
—"Asquerosa".
—Te lo has ganado, otro día más sin jugar a la consola.
Y me quedé pensando en qué clase de mundo es en el que se castiga decir la verdad. En lo difícil que puede resultar ser niño. Como dijo la poetisa, nadie dijo que fuera a ser fácil. Nadie dijo que fuera a ser justo.
1 comentario:
Será que hay gente que tiene el poder para cambiar las cosas a su conveniencia. Y lo ejerce, sin pensar en si debe o no.
Y no, claro, ni fácil, ni justo...
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