Apareció un buen día, detrás de la barra de un bar.
—¿Qué desea? —Preguntó al primer cliente de la mañana, que acababa de entrar.
—Póngame un café con leche y un cruasán.
—La gente de este tiempo es muy fácil de contentar —pensó, justo antes de concedérselo y desaparecer.
—¿Qué desea? —Preguntó al primer cliente de la mañana, que acababa de entrar.
—Póngame un café con leche y un cruasán.
—La gente de este tiempo es muy fácil de contentar —pensó, justo antes de concedérselo y desaparecer.
1 comentario:
Solo se me ocurre un calificativo: ¡genial!
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