10.4.06

Por las calles de la vida (A veces pasan cosas)

A veces vuelvo a pasear por las inclinadas calles del pueblo de mi infancia. De mi pueblo. El pueblo donde, por las noches, aún puedes ver el rastro de la vía láctea cortando el cielo. El pueblo donde, al amanecer, no escuchas nada. Absolutamente nada. Y cuando empiezas a temer por una posible pérdida de audición, llega desde lo lejos el estridente eco de las golondrinas, que cruzan la calle a toda velocidad. Escuchas a los gorrioncillos que, al otro lado de la ventana, se apoyan en el tendedero para charlar entre ellos.

A veces, decía, vuelvo a pasear por las inclinadas calles del pueblo de mi infancia. Y, de repente, echo a correr con la mínima excusa, calle arriba a toda velocidad. Retrocedo cinco, diez, quince, casi veinte años en mi vida, y me siento de nuevo libre, sin ningún tipo de ataduras. Cuando llego arriba, mi corazón está desbocado; creo que de niño hubiera llegado más rápido y sin problemas, aunque recordando lo eternas que parecían las cuestas, seguro que ahora iba mucho más rápido. Todo ha cambiado de escala. A veces prefiero el ahora, otras prefiero el entonces. Ahora soy mucho más yo, pero entonces podía vivir solo sin sentirme solo. A veces se gana, y otras, se queda subcampeón.

5 comentarios:

servidora dijo...

En mi pueblo también hay una cuesta enooorme, pero a mí lo que me gustaba era bajarla haciendo el "patiná"... es un poco complicado explicar lo que es el "patiná" con palabras, pero baste saber que era una excusa para acabar con el corazón a punto de estallar enmedio de la garganta...

Y no sé, pero ahora debo tener las piernas más largas porque las cuestas se me hacen más pequeñas, ya sean para arriba o para abajo...

;-)

Jaco dijo...

pues a mí todas las cuestas se me hacen hacia arriba...

La verdad es que nunca he tenido un pueblo en el que sentirme tan vivo, tan niño. Quizá Benicassim podría hacer las veces, pero lo he llenado tanto de recuerdos estos últimos años, que soy incapaz de pensar en él en otra época. Aunque la verdad... eso no quita que lo eche de menos. Echo de menos cómo era esto antes, hace un año, dos, tres...

Mars Attacks dijo...

Me habéis hecho recordar el día que bajé la cuesta de mi calle subido a un carrito-bombero (me encantaba ese trasto), y choqué contra la fachada de piedras en pico de la casa que cruzaba la calle (es una calle en T) y me hice un buen agujero chorreante de sangre en la cabeza. Mi madre no ganó para sustos conmigo...

servidora dijo...

Pues leyendo el comentario de J me acabo de dar cuenta de que para un indígena de "La Plana" lo de las cuestas del pueblo... pues como que no...

Y acabo de caer en que María flipaba el año pasado (fuímos/volvimos de Galicia haciendo tourneé turística) con los pueblitos donde todo es cuesta parriba, cuesta pabajo...

Yo creía que renegaba porque estaba cansada :-/

Bridget dijo...

Vivir sin ilusión, creyéndote infeliz porque un día crees haber sido más feliz de lo que lo eres ahora es un insulto a la vida y la soledad es un sentimiento provocado por la falta de afecto.
Si tu pueblo no tiene cuestas pabajo a lo mejor hay que cambiar de pueblo por mucho que hayas intentado subir las cuestas. La naturaleza es sabia, cuando hay una cuesta parriba siempre hay una pabajo sólo hay que cojer la comarcal adecuada y llegar al siguiente pueblo.