15.5.22

–Espejismo, espejismo mágico.

–Papá, cuando yo levanto la mano derecha, mi yo del espejo levanta su mano izquierda.
–Sí. Es raro, ¿no? El espejo lo muestra todo al revés.
–Todo no, porque lo que está arriba no está abajo en el espejo. En la feria sí había espejos que te ponían boca abajo. ¡Y había otros que te hacían chiquitita o como un espaguetti! Pero este, no.
–Esos espejos de feria están más o menos doblados a lo alto o a lo largo para hacer esos efectos. Los rayos de luz que surgen de las lámparas o el sol rebotan en el cristal y vuelven en una dirección distinta forzada para que hagan esos efectos. Pero, en un espejo normal, puedes probar a dibujar una flecha en un papel, y ver en el espejo hacia donde apunta. Mira, fíjate.
–¡Apunta hacia el mismo sitio!
–Claro, porque aquí lo que se invierte no es la izquierda y la derecha. Lo que se invierte es el "hacia dentro" y "hacia afuera". Por eso, lo que está a ese lado sigue estando a ese lado, y lo que está arriba o abajo sigue estando arriba o abajo realmente, pero el espejo nos lo muestra "hacia atrás".
–Ostras, qué guay.
–Sí, pero me has cambiado de tema. Estábamos preguntándole quién era la niña más guapa del reino. ¡Vuelve a levantar tu mano derecha!

Este microrrelato participa en la iniciativa Café Hypatia.

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