Lo sé porque me la encontré una vez, hace algunos meses. Iba a bajar del coche, y se descolgó unos centímetros por el parasol. Me asustó un poco, porque era de las de cuerpo gordito, de poco más del tamaño de la uña del dedo meñique.
Me pilló tan fuera de juego que ni siquiera pensé en sacarla del coche. Desde entonces no la he vuelto a ver, aunque sé de su presencia porque de vez en cuando veo algún hilillo por el parabrisas que hace reflexiones bonitas cuando paso por debajo de alguna farola o cuando el sol lo alumbra.
No sé si debería echarla del coche si la encontrara; en realidad, le tengo bastante miedo a las arañas (y a los bichos en general, como la mayoría, supongo), ese miedo primigenio e irracional aunque, a poco que lo pienses, en una confrontación araña vs. Emilio, yo me llevaría poco más que una pequeña alergia por una picadura y la araña moriría aplastada por un mastodonte de unos setenta kilos. Más bien tendría que tener miedo ella.
De todas formas, creo que la dejaré en el coche, si no se ha ido ya. Supongo que tendrá comida asegurada; teniendo en cuenta que no he limpiado ese trasto desde que lo compré, y de eso hace ya la tira, lo que me sorprende es que no hayan crecido tiranosaurios y velocirraptores por ahí. Igual los hay.
Hablando de arañas, es un poco frustrante pensar que "de mayor, quiero escribir algún libro", y darme cuenta de que probablemente nunca pueda escribir nada bueno porque me siento incapaz de putear a mis propios personajes. Siempre que lo intento, se me queda el asunto en poca cosa. Y, si consigo putearles un poco, a las pocas páginas ya me noto con ganas de hacerles pasar una buena racha para disculparme un poco con ellos. Así no hay manera.
Quizá los únicos que he conseguido putear más o menos hasta el final sean, justamente, los de los relatos más largos que tengo. En breve iré colgando todo lo que tenía por ahí, aunque muchos no me gusten demasiado a estas alturas. Qué le vamos a hacer, son míos y también los quiero.
Mientras tanto, os dejo con alguien que sí que escribe bien ;)
Me pilló tan fuera de juego que ni siquiera pensé en sacarla del coche. Desde entonces no la he vuelto a ver, aunque sé de su presencia porque de vez en cuando veo algún hilillo por el parabrisas que hace reflexiones bonitas cuando paso por debajo de alguna farola o cuando el sol lo alumbra.
No sé si debería echarla del coche si la encontrara; en realidad, le tengo bastante miedo a las arañas (y a los bichos en general, como la mayoría, supongo), ese miedo primigenio e irracional aunque, a poco que lo pienses, en una confrontación araña vs. Emilio, yo me llevaría poco más que una pequeña alergia por una picadura y la araña moriría aplastada por un mastodonte de unos setenta kilos. Más bien tendría que tener miedo ella.
De todas formas, creo que la dejaré en el coche, si no se ha ido ya. Supongo que tendrá comida asegurada; teniendo en cuenta que no he limpiado ese trasto desde que lo compré, y de eso hace ya la tira, lo que me sorprende es que no hayan crecido tiranosaurios y velocirraptores por ahí. Igual los hay.
Hablando de arañas, es un poco frustrante pensar que "de mayor, quiero escribir algún libro", y darme cuenta de que probablemente nunca pueda escribir nada bueno porque me siento incapaz de putear a mis propios personajes. Siempre que lo intento, se me queda el asunto en poca cosa. Y, si consigo putearles un poco, a las pocas páginas ya me noto con ganas de hacerles pasar una buena racha para disculparme un poco con ellos. Así no hay manera.
Quizá los únicos que he conseguido putear más o menos hasta el final sean, justamente, los de los relatos más largos que tengo. En breve iré colgando todo lo que tenía por ahí, aunque muchos no me gusten demasiado a estas alturas. Qué le vamos a hacer, son míos y también los quiero.
Mientras tanto, os dejo con alguien que sí que escribe bien ;)