Para este próximo curso de quinto de Comunicación Audiovisual vamos a tener que ponernos las pilas; para esta semana que viene tenemos un trabajo sobre la telebasura, un guión para un corto de menos de veinte minutos (del que ya hablaré), y a lo largo del curso probablemente acabaremos analizando en profundidad Terminator I y II para que sirva como base para una publicación del profesorado (una guía de la película al estilo de las que ya tienen para Ciudadano Kane o Arrebato).
Leyendo los dossiers de trabajo para hablar de telebasura, me he encontrado con la afirmación de que cada vez se potencia más la visión del antihéroe, del héroe negativo, por un montón de motivos. No he podido dejar de pensar en la diferencia (en el mundo del cómic) entre Supermán y Spiderman o Batman. Mezclando el pensamiento de que había que analizar Terminator I y II (lo cual para mí supone una gozada, ya que soy un forofo total de la saga), se me ha ocurrido que en algún capítulo de Cortocircuito deberíamos hablar de la IA (sobre todo para despegarla un poco de lo que el cine nos cuenta). Eso me ha llevado, a su vez, a la reflexión de que las IA's más inteligentes del cine están hechas para dar miedo, mientras que las más bobaliconas (o menos "humanas") son las que nos caen mejor (quizá por el efecto "Uncanny Valley").
Ejemplos, a montones.
Los malos: HAL9000, Skynet, Matrix, T-800/T-1000/TX (los tres terminators)...
Los buenos: C3PO, R2D2, "Johnny 5" (Cortocircuito), el de "Perdidos en el espacio"...
Los... raros: Marvin (del Autoestopista Galáctico), Nostromo (la nave de Alien), AMEE (el macaco-robot de "Planeta rojo"), ...
Sin embargo, cuanto más atrás te remontas, más vemos que los buenos terminan machacando a las IA malas porque "semos humanos y semos más listos". Conforme nos acercamos a nuestros días, las IA malas son jodidamente más listas que las humanas (o las IA buenas), y si "conseguimos" ganarles acaba siendo a golpe de fuerza. Por ejemplo, en la primera Terminator (una película de terror), el Terminator no carbura demasiado; se conforma con encontrar y destruir (como los calamares de Matrix). El pobre soldado enviado a proteger a la madre de John se las ve y se las desea para conseguir que Sarah sobreviva. Afortunadamente, Sarah es más lista y aprovecha fortuitamente una trampa ocasional para deshacerse del malo.
En la segunda (más moderna y en clave de acción), sin embargo, el T-1000 (un metal-liquidoso Robert Patrick) es jodidamente listo, es el que tiende las trampas, es el que vapulea sin despeinarse (o repeinándose) al T-800 enviado para proteger a John, y la cosa termina bien sólo porque el chuache usa la fuerza (que no La Fuerza) bruta y bestia para terminar con él.
Pese a que son argumentos paralelos (las dos películas van de la mano de una forma que a mí me parece muy ingeniosa), la primera te deja un regusto de "menos mal que somos más listos", mientras que la segunda es algo así como un "para que luego digan que la violencia no resuelve las cosas".
Y de la tercera, mejor ni hablamos.
Quizá extienda mi propio comentario sobre estas dos películas más adelante, cuando tenga oportunidad de revisionarlas y filetearlas a gusto y con tranquilidad.
Bueno, la lista de antes tiene sus excepciones, por supuesto. Ahí tenemos al "hombre bicentenario", o a R. Daneel Olivaw y a Giskard, los dos robots más inteligentes, equilibrados y buenazos que una mentalidad humana ha podido crear: la de Asimov (dicho sea de paso, asentando las bases del comportamiento robótico por si las Skynets...).
Leyendo los dossiers de trabajo para hablar de telebasura, me he encontrado con la afirmación de que cada vez se potencia más la visión del antihéroe, del héroe negativo, por un montón de motivos. No he podido dejar de pensar en la diferencia (en el mundo del cómic) entre Supermán y Spiderman o Batman. Mezclando el pensamiento de que había que analizar Terminator I y II (lo cual para mí supone una gozada, ya que soy un forofo total de la saga), se me ha ocurrido que en algún capítulo de Cortocircuito deberíamos hablar de la IA (sobre todo para despegarla un poco de lo que el cine nos cuenta). Eso me ha llevado, a su vez, a la reflexión de que las IA's más inteligentes del cine están hechas para dar miedo, mientras que las más bobaliconas (o menos "humanas") son las que nos caen mejor (quizá por el efecto "Uncanny Valley").
Ejemplos, a montones.
Los malos: HAL9000, Skynet, Matrix, T-800/T-1000/TX (los tres terminators)...
Los buenos: C3PO, R2D2, "Johnny 5" (Cortocircuito), el de "Perdidos en el espacio"...
Los... raros: Marvin (del Autoestopista Galáctico), Nostromo (la nave de Alien), AMEE (el macaco-robot de "Planeta rojo"), ...
Sin embargo, cuanto más atrás te remontas, más vemos que los buenos terminan machacando a las IA malas porque "semos humanos y semos más listos". Conforme nos acercamos a nuestros días, las IA malas son jodidamente más listas que las humanas (o las IA buenas), y si "conseguimos" ganarles acaba siendo a golpe de fuerza. Por ejemplo, en la primera Terminator (una película de terror), el Terminator no carbura demasiado; se conforma con encontrar y destruir (como los calamares de Matrix). El pobre soldado enviado a proteger a la madre de John se las ve y se las desea para conseguir que Sarah sobreviva. Afortunadamente, Sarah es más lista y aprovecha fortuitamente una trampa ocasional para deshacerse del malo.
En la segunda (más moderna y en clave de acción), sin embargo, el T-1000 (un metal-liquidoso Robert Patrick) es jodidamente listo, es el que tiende las trampas, es el que vapulea sin despeinarse (o repeinándose) al T-800 enviado para proteger a John, y la cosa termina bien sólo porque el chuache usa la fuerza (que no La Fuerza) bruta y bestia para terminar con él.
Pese a que son argumentos paralelos (las dos películas van de la mano de una forma que a mí me parece muy ingeniosa), la primera te deja un regusto de "menos mal que somos más listos", mientras que la segunda es algo así como un "para que luego digan que la violencia no resuelve las cosas".
Y de la tercera, mejor ni hablamos.
Quizá extienda mi propio comentario sobre estas dos películas más adelante, cuando tenga oportunidad de revisionarlas y filetearlas a gusto y con tranquilidad.
Bueno, la lista de antes tiene sus excepciones, por supuesto. Ahí tenemos al "hombre bicentenario", o a R. Daneel Olivaw y a Giskard, los dos robots más inteligentes, equilibrados y buenazos que una mentalidad humana ha podido crear: la de Asimov (dicho sea de paso, asentando las bases del comportamiento robótico por si las Skynets...).