El dicho de que la vida es un tren que pasa es un topicazo. No estoy de acuerdo, creo que es el tiempo el que pasa y no vuelve atrás pero la vida tiene infinitas direcciones. En determinados momentos no retrocedemos porque el cambio es evidente y puede que de cierta manera conveniente pero lo que es siempre cierto es que sólo nosotros mismos tenemos el control de nuestra propia vida y por lo tanto el poder de parar, retroceder o aminorar la marcha sin significar que por ello no vayamos a llegar al mismo sitio. Dejarse llevar por los devenires del destino es una forma de esconderse, el destino es una teoría de los cobardes para excusar el hecho de que no están dispuestos a tomar las riendas de su propia vida.
Cada vez me fijo más en las "carambolas" de la vida. Cómo tras perder ese último tren, suspender una asignatura, romper con tu pareja o que tu coche quede destruido tras la inundación de tu garaje, surge una oportunidad mejor de lo que podrías imaginar, impensable si todo hubiera ido "bien".
A veces, la vida te hace un guiño, y sólo tienes que hacer lo que todos dicen que no se debería hacer: acompañar a ese desconocido con el que te cruzas hasta la dirección por la que te pregunta. Dejarlo todo. Formatear la vida, mandar a paseo el camino establecido. ¿La recompensa? La Felicidad, si tienes suerte. Si no, sigue buscando.
Creo que ayer vi un camino.